13 de noviembre 2007 - 00:00

Conseguir comida es odisea diaria hoy en Venezuela

Caracas - Al obrero de la construcción Gustavo Arteaga se le hace fácil encontrar trabajo en la próspera economía petrolera de Venezuela, pero una mañana reciente decidió sustituir la faena para dedicarse a una búsqueda más complicada: leche en polvo.

Arteaga, con dos hijos a sus 37 años, intenta conseguir desde hace un par de meses productos básicos como aceite para cocinar, carne y leche, pese a que programas sociales del presidente Hugo Chávez prometen surtir de provisiones a bajo costo a la mayoría pobre del país.

«Aquí hay que hacer milagros para conseguir leche», dice Arteaga, que estuvo dos horas en fila en las afueras de una tienda en el empobrecido vecindario de Los Eucaliptos. «No ves que estoy aquí fajado para ver si llevo aunque sea uno o dos de esos (potes de leche)», afirmó.

Los consumidores venezolanos se enfrentan a crecientes períodos de escasez de productos básicos mientras la economía muestra signos de recalentamiento en medio de ganancias récord por los recursos petroleros. Los comerciantes aseguran que los precios fijados por el gobierno a alimentos de primera necesidad son tan bajos que desalientan la inversión y obligan a vender a pérdida.

Por su parte, el gobierno dice que el problema se deriva de la creciente demanda proveniente de los pobres que se benefician de los programas sociales, exageraciones de los medios de comunicación y acaparamiento de comerciantes inescrupulosos.

Las estanterías de los supermercados están surtidas de whisky y vinos importados, pero más de 25 por ciento de las provisiones de alimentos básicos ha sido irregular este año, según la firma encuestadora y de investigación Datanálisis.

La empresa asegura que los venezolanos pierden varias horas a la semana buscando comida. Mientras, los minoristas racionan sus provisiones y algunos incluso sellan las manos de los clientes para que no se pongan dos veces en la cola.

Y pueden ganarse amigos con mensajes de texto dando aviso sobre tiendas que ponen leche en sus estantes.

Las comparaciones que hace la oposición con los anaqueles vacíos de Cuba, aún son bastante exageradas, pero hasta los venezolanos pobres que respaldan al mandatario se quejan de estar atrapados en largas filas o tener que visitar varios supermercados para surtir sus hogares.

«Lo hemos advertido desde el principio: todas estas regulaciones y controles de precios a la larga lo que producen es desabastecimiento», dijo Ismael Pérez, de la organización de industriales Conindustria.

Pérez asegura que los comercios temen guardar inventarios dada una ley contra el acaparamiento, que se reflejó en la incautación de 125 toneladas de leche en polvo a la filial de empresa suiza Nestlé, la mayor empresa mundial de alimentos.

  • Popularidad

    Chávez sigue siendo ampliamente popular después de ganar con amplitud su reelección el año pasado, y los encuestadores aseguran que volverá a triunfar en diciembre en el referendo que le permitirá eliminar los límites a la reelección presidencial.

    El militar retirado nacionalizó este año amplios sectores de la economía y reforzó los controles de precios que decretó en 2003, pero que han sido ignorados en gran parte.

    En la actualidad, la mezcla de los controles y el gasto sin precedentes de los consumidores ha lanzado a los negocios como Cueva de Iria, una panadería típica que expende café, dulces y panes recién horneados, a una lucha por encontrar ingredientes.

    «Todo lo que tiene que ver con harina y dulce es problemático. Llamamos a los proveedores y dicen que no hay», dijo el administrador de la panadería, Lino Alves. «Nada más tenemos un poquito de leche para el café con leche», agregó.

    Un mercado negro informal ha surgido con vendedores ambulantes que expenden ilegalmente bolsas de azúcar, frijoles y la preciada leche en polvo, por hasta el doble del precio de la regulación.

    La agencia oficial de protección al consumidor, respaldada por el cuerpo de reserva militar, con frecuencia cierra comercios por vender por encima de los precios del gobierno, pero los trabajadores ambulantes comercian en el centro de Caracas a la vista de las autoridades.

    «Esto es una falta de respeto, pero no se consigue por ningún lado», dijo José Ferrer después de pagar casi 12 dólares por una lata de leche en polvo, que está regulada al equivalente de 6 dólares.
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