Quito - La principal organización indígena de Ecuador dio hoy un portazo al diálogo propuesto por el Gobierno para resolver la violenta crisis por el plan de ajuste negociado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que dejó en su primera semana cinco muertos, cientos de heridos y 766 detenidos en las protestas, además de una decena de policías en manos de los manifestantes.
Ecuador: hay 5 muertos y 10 policías en manos de indígenas
Las protestas dejaron en su primera semana cinco muertos, cientos de heridos y 766 detenidos en las protestas, además de una decena de policías en manos de los manifestantes.
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“Nada de diálogo con un Gobierno asesino”, dijo la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) en un comunicado firmado por su presidente, Jaime Vargas.
El dirigente, que llamó a “radicalizar las acciones” mediante “bloqueos de vías y tomas” de edificios públicos, habló también frente a los indígenas que se concentran en un coliseo de Quito.
“¡Vamos a radicalizar con más fuerza, compañeros, y si me tienen que denunciar y si tienen que matarme, que me maten!”, exclamó Vargas.
El dirigente lanzó un balde de agua fría a la expectativa abierta por el presidente Lenín Moreno sobre un posible arreglo con mediación de la Iglesia y Naciones Unidas.
Ecuador quedó enfrentado a una nueva escalada de la crisis tras una semana de violentas manifestaciones, que además de dejar víctimas sumieron en el caos a Quito e interrumpieron el transporte de crudo por el principal ducto del país.
La Defensoría del Pueblo informó de cinco civiles muertos, incluido un dirigente indígena, desde el inicio de la protesta el 2 de octubre. Diez policías también están en poder de militantes de la Conaie en el coliseo donde hierven los ánimos contra el Gobierno.
En un mensaje transmitido por radio y televisión, el secretario general de la Presidencia, José Briones, habló apenas de dos muertos y denunció el secuestro de uniformados. Aun así “reiteramos nuestra disposición al diálogo siempre en el marco de la paz”, señaló.
Los pueblos originarios encarnan el descontento social por las reformas económicas que impulsa Moreno en el marco de un programa de millonarios créditos destinados, según él, a salvar de la “debacle” a la dolarizada economía ecuatoriana tras años de “derroche, endeudamiento y corrupción” en el Gobierno de su antecesor y exaliado, Rafael Correa. Entre los ajustes está la eliminación de los subsidios al diésel y la gasolina, lo que disparó las tarifas hasta en un 123%.
Moreno, que llevó la sede del Gobierno a Guayaquil acosado por las manifestaciones, estuvo el miércoles por unas horas en Quito para seguir el curso de las conversaciones antes de regresar a aquel puerto.
Los indígenas, que representan el 25% de los 17,3 millones de ecuatorianos, son el sector más castigado por la pobreza y en su mayoría trabajan en el campo. Con la liberación de los precios de los combustibles, deben pagar más para el transporte de sus productos al tiempo que temen una escalada inflacionaria.
El miércoles la Conaie mostró su fuerza con una multitudinaria marcha sobre Quito, la agobiada capital que lleva más de una semana sin clases ni transporte público y con el comercio restringido.
Grupos de trabajadores y jóvenes, algunos encapuchados, que apoyan la protesta, se enfrentaron a piedras, palos y bombas incendiarias con la fuerza pública, que respondió con gas lacrimógeno.
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