Los precios récord del oro impulsaron en Australia una nueva fiebre minera que atrae a una generación renovada de buscadores a los históricos yacimientos del estado de Victoria, donde el interés crece al ritmo del valor internacional del metal, la tecnología aplicada a la prospección y el atractivo de la actividad al aire libre.
El oro en precio récord impulsa una nueva fiebre minera en Australia
El alza histórica del metal precioso reactivó la búsqueda de pepitas en Victoria y disparó la venta de detectores y permisos.
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El precio récord del oro impulsó una nueva ola de búsqueda de pepitas en el estado australiano de Victoria.
El fenómeno se concentra especialmente en el denominado “triángulo dorado”, una región de 9.600 kilómetros cuadrados ubicada en el interior de Victoria, reconocida como una de las zonas con mayor potencial de pepitas de oro del mundo. Allí confluyen aficionados locales y extranjeros, alentados por el contexto de precios en alza y por la difusión de la actividad a través de redes sociales y programas de televisión especializados.
Tecnología, demanda y expansión del mercado
El auge del interés por la búsqueda de oro se refleja en la fuerte demanda de detectores de metales, con modelos que se agotaron en todo el país pocas semanas después de su lanzamiento. La mejora constante de la tecnología aplicada a estos equipos incrementó la capacidad de detección en áreas históricas, lo que renovó la expectativa de hallazgos incluso en zonas previamente exploradas.
Este crecimiento también impulsó el turismo vinculado a la prospección, con visitantes provenientes de Europa y América que viajan a Australia atraídos por la posibilidad de encontrar pepitas en un entorno regulado y con antecedentes de grandes descubrimientos.
Victoria ocupa un lugar central en la historia minera australiana. En el siglo XIX, ciudades como Ballarat fueron clave para la acumulación de riqueza que acompañó el desarrollo del país. La región produjo la pepita más grande jamás registrada, el Welcome Stranger, de 72 kilogramos, y también la mayor encontrada con detector de metales, la Hand of Faith, de 27,2 kilogramos. Incluso en años recientes se registraron hallazgos significativos por parte de aficionados.
El oro alcanzó este año valores récord, superando los u$s4.500 por onza troy. Las proyecciones de entidades financieras internacionales anticipan que el precio podría seguir en alza hacia fines de 2026, impulsado por la diversificación de carteras en un contexto de incertidumbre geopolítica y fiscal a nivel global.
Permisos, regulación y beneficios no económicos
En Victoria, la actividad está regulada por el gobierno estatal. Los buscadores deben contar con un permiso de derechos mineros, que habilita el uso exclusivo de herramientas manuales y permite conservar el oro encontrado. La demanda de estos permisos alcanzó máximos históricos, con casi 16.000 vigentes en noviembre y más de 100.000 activos en total.
Más allá del incentivo económico, la búsqueda de oro también se consolida como una actividad recreativa vinculada al contacto con la naturaleza y al bienestar personal, factores que contribuyen a sostener el crecimiento del fenómeno en Australia y en otros países.
La actual fiebre del oro en Victoria forma parte de una tendencia más amplia. La venta de detectores crece también en África y América Latina, tanto en contextos de minería artesanal como en actividades recreativas. La evolución tecnológica continúa siendo un factor clave para explicar la expansión sostenida de este mercado a nivel mundial.







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