12 de diciembre 2025 - 19:24

Elecciones en Chile: José Antonio Kast y Jeannette Jara se disputan la presidencia en la segunda vuelta

La primera vuelta le otorgó una ventaja al pinochetista. La grieta en la ciudadanía está cada vez más marcada.

Kast y Jara se disputan la presidencia de Chile.

Kast y Jara se disputan la presidencia de Chile.

F24

El balotaje se desarrolla bajo una agenda muy distinta a la de hace cuatro años. Las demandas por transformaciones estructurales y ampliación de derechos cedieron lugar a una preocupación dominante por la seguridad, que desplazó a la economía, la salud y la educación como principal inquietud ciudadana.

El resultado configuró una elección que muchos analistas definieron como la más extrema desde el retorno de la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet.

La ventaja para Kast en la primera vuelta

Las encuestas previas otorgaron a Kast una ventaja considerable, cercana al 60% de intención de voto, frente a Jara, candidata del oficialismo y figura central del Partido Comunista. El avance del líder del Partido Republicano se apoyó en un discurso de orden y mano dura, capitalizando el malestar social por el aumento de la violencia urbana.

Kast-Jara
Kast y Jara porponen dos modelos de país completamente diferentes.

Kast y Jara porponen dos modelos de país completamente diferentes.

Ese temor quedó reflejado en distintos estudios de opinión. El informe Preocupaciones del Mundo, elaborado por IPSOS y difundido en noviembre, indicó que el 63% de los chilenos señaló a la violencia como su principal preocupación, mientras que el 40% expresó inquietud por la inmigración.

Desde 2019, la llegada masiva de extranjeros, en especial venezolanos, generó un debate transversal, incluso dentro del gobierno saliente, que vinculó ese fenómeno con el crecimiento del delito.

“La delincuencia es una cuestión que nosotros no estábamos acostumbrados al nivel que hay ahora”, dijo a The Associated Press la jubilada Norma Ayala, de 67 años. “Y cambió mucho, aunque parezca mal, con llegada de tanto extranjero”, agregó.

Las estadísticas oficiales reforzaron esa percepción: la tasa de homicidios pasó de 2,32 cada 100.000 habitantes en 2015 a 6,0 en 2024, duplicándose en menos de una década, aunque Chile continuó figurando entre los países más seguros de América Latina.

Debate por la seguridad y la migración

Durante la campaña, ambos candidatos coincidieron en la necesidad de actuar frente a la inseguridad y endurecer la política migratoria, en un país donde los extranjeros representaron casi el 9% de los 18,5 millones de habitantes. Sin embargo, las estrategias que propusieron resultaron diametralmente opuestas.

Jeannette Jara, alineada con la continuidad del gobierno de Gabriel Boric, defendió un enfoque gradual. Planteó un registro oficial para más de 330.000 migrantes en situación irregular, junto con una política de seguridad basada en la construcción de cárceles, la modernización del aparato policial y la creación de equipos especializados para seguir el rastro del dinero ilícito de las bandas criminales.

De cara al balotaje, la candidata endureció su discurso. Avaló la expulsión de extranjeros que no se registren o cometan delitos y no descartó decretar un Estado de Emergencia “si es necesario”, en un intento por seducir al electorado de centro.

Kast, en cambio, propuso un modelo de mano dura inspirado en el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuya mega cárcel llegó a visitar. Su programa incluyó la creación de centros de detención y expulsión, el levantamiento de muros, vallas y zanjas fronterizas y una ampliación de las facultades de las fuerzas de seguridad. “Quienes intenten ingresar de manera violenta o desobedecer las órdenes serán reducidos con protocolos estrictos”, advirtió su plataforma.

Los modelos económicos de Chile en disputa

El contraste también se trasladó al plano económico. Kast prometió incentivar la inversión privada, reducir regulaciones y achicar el Estado mediante un recorte de aproximadamente u$s6.000 millones en el gasto público, con el objetivo de aliviar el presupuesto y fomentar la creación de empleo.

Chile Elecciones

Jara, por su parte, defendió un esquema que combinó crecimiento económico con protección social, aumento de la productividad y fortalecimiento del trabajo formal. Sus propuestas se apoyaron en la preservación y ampliación de políticas implementadas durante la gestión de Boric, como un ingreso mínimo cercano a u$s815 mensuales, el freno a los aumentos en salud y educación y la reducción de las tarifas eléctricas.

La primera vuelta expuso un nivel de polarización inédito desde 1990 y se desarrolló, por primera vez, bajo un régimen de voto totalmente obligatorio. Aun así, entre 17% y 20% de los electores declaró que no definió su opción o evaluó votar en blanco o nulo, reflejando el desencanto frente a alternativas percibidas como extremas.

“Ninguno de los dos candidatos, por lo menos a mí no me representa”, sostuvo ante AP el artista visual Gonzalo Medel. “Finalmente termina siendo lo mismo que ha sido hasta ahora: votas por el mal menor”, sentenció.

Ese segmento se convirtió en el botín electoral más codiciado. Ambos postulantes moderaron sus discursos e incorporaron propuestas ajenas para captar a los votantes del economista Franco Parisi, quien quedó tercero en la primera vuelta con casi el 20% de los sufragios.

“Los dos candidatos jugaron a no definirse demasiado en los temas que les pueden restar votos”, analizó la politóloga Claudia Heiss, de la Universidad de Chile. “Trataron de ocultar aquellos elementos que pueden percibirse como dañinos para los indecisos”.

En esa línea, Jara anunció que renunciará al Partido Comunista si resulta electa e incorporó iniciativas como la devolución del IVA en medicamentos y estímulos financieros para jóvenes. Kast, opositor histórico al aborto y al matrimonio igualitario, adoptó un tono más conciliador y aseguró que “ningún derecho adquirido se va a tocar”, al tiempo que afirmó que recibirá a “cualquier persona que quiera dar su apoyo a las ideas de la libertad”.

Chile, así, quedó frente a una elección cargada de dramatismo, donde el miedo, la desconfianza y la polarización marcaron el pulso de una definición que promete reconfigurar el rumbo político del país.

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