2 de junio 2021 - 00:00

Biden advirtió que "el supremacismo blanco es la mayor amenaza de EE.UU."

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Washington - A los 100 años de una de las peores masacres contra la comunidad negra en la historia de Estados Unidos, el presidente Joe Biden se reunió hoy con tres sobrevivientes en la ciudad de Tulsa, en Oklahoma, y, en un discurso a una nación que aún se polariza por la cuestión racial, pidió tener memoria porque “no se puede sepultar el dolor y el drama por siempre”. Además, dijo que el supremacismo blanco es la amenaza más letal para el país.

En 1921, en un Estados Unidos segregado racialmente donde el movimiento de derechos civiles afroestadounidense eran apenas un sueño de algunos, cientos de residentes blancos de Tulsa saquearon e incendiaron hasta los cimientos el barrio de Greenwood de la comunidad negra y le arrojaron proyectiles desde aviones el 31 de mayo y el 1 de junio.

Durante décadas se habló de disturbios y nunca se investigó siquiera cuántas personas negras fallecieron, resultaron heridas o perdieron todo lo que tenían.

Una comisión determinó en 2001 que hasta 300 residentes negros de Tusla murieron en la matanza, y que miles más fueron detenidos durante varias semanas en campamentos custodiados por la Guardia Nacional de Oklahoma. Recomendó que los residentes de Greenwood recibieran una indemnización, algo que aún no sucedió.

Algunos ladrillos chamuscados y un pedazo de un sótano de una iglesia es todo lo que queda hoy del barrio, que por entonces era una de las mayores y más pudientes concentraciones de comercios propiedad de afroamericanos en Estados Unidos, también conocida como la “Wall Street Negra”.

“Esto no fue un disturbio, fue una masacre y una de las peores de nuestra historia, pero no fue la única”, sentenció Biden en el discurso difundido por la Casa Blanca y agregó: “No bien pasó, hubo un esfuerzo de borrarlo de nuestra memoria colectiva”.

Con su presencia y su discurso, el mandatario no solo buscó reconocer la masacre, sino también el legado de racismo y violencia institucional que le sucedió y que impacta hasta el día de hoy.

Biden destacó que “hubo cinco miembros del congreso y gobernadores que eran miembros declarados del Klan”, en referencia al grupo supremacista blanco Ku Klux Klan, cuya segunda generación, destacó, ganó fuerza justamente después de la masacre en Tulsa.

“Ese odio es parte de nuestra historia, nuestra cultura. La única manera de construir un terreno común es reconociendo lo que pasó. Debemos elegir recordar, no se puede sepultar el dolor y el drama por siempre, y no se puede ignorar más lo que pasó. Tenemos que terminar con la visión de un Estados Unidos de suma cero, si a uno le va mal, a mi me irá bien”, pidió el mandatario.

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