6 de julio 2016 - 21:21

Exhaustivo informe británico condenó la decisión de invadir Irak en 2003

El líder del equipo de investigación, John Chilcot, durante la presentación del informe.
El líder del equipo de investigación, John Chilcot, durante la presentación del informe.
El Reino Unido se unió en 2003 a la invasión a Irak, liderada por Estados Unidos, antes de haber agotado las opciones pacíficas y sobre la base de información de inteligencia presentada con una "certeza no justificada", concluye un informe de investigación dado a conocer en Londres.

"Hemos llegado a la conclusión de que el Reino Unido decidió unirse a la invasión a Irak antes de que se hubiesen agotado las opciones pacíficas para el desarme", afirmó el líder del equipo de investigación, John Chilcot.

"La acción militar en aquel momento no era el último recurso", aseguró.

Chilcot criticó al entonces primer ministro británico, Tony Blair, por no haber cuestionado las afirmaciones de servicios secretos que aseguraban que Irak disponía de armas de destrucción masiva, el principal argumento esgrimido en su momento para justificar la invasión del país árabe.

Blair dijo que asume "toda la responsabilidad" por cualquier error cometido en la guerra de Irak, "sin excepción ni excusas".

En una declaración divulgada tras la publicación del informe, afirmó que tomó la decisión de "buena fe" y para el "mejor interés" de su país.

Admitió que se cometieron "errores de planificación y de proceso" en el papel británico en la invasión liderada por Estados Unidos pero añadió: "Tomaría la misma decisión (nuevamente)".

"Creí que era lo correcto basado en la información (disponible)", apuntó el entonces premier. "El costo de la inacción hubiera sido aún mayor" que el de una invasión, aseguró.   

Blair dijo que trató de "actuar con la autoridad de la ONU", pero que finalmente aceptó con cierta reticencia invadir Irak en 2003 porque "Estados Unidos estaba yendo a la guerra, con o sin nosotros", añadió.

El político laborista confesó que la decisión de invadir Irak fue "la más dura, más crucial y angustiante" que tuvo que tomar como primer ministro.   

Sin embargo, admitió que el análisis de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva con que contaba el gobernante iraquí Saddam Hussein "resultó ser erróneo" y en cuanto a las consecuencias de la invasión aseguró: "Fueron más sangrientas de lo que jamás imaginamos".


Con una larga carrera como diplomático y tras ser consejero de los servicios secretos del Reino Unido, sir John Chilcot ha sido el responsable de revisar la participación británica en la guerra de Irak en el informe que lleva su nombre.

De 77 años, este exfuncionario público formado en la prestigiosa universidad inglesa de Cambridge, tuvo que enfrentar críticas por los continuos retrasaos en la publicación del documento.

El cometido de Chilcot era liderar y organizar una comisión que evaluara el papel del Reino Unido en la guerra de Irak, desde el inicio de la invasión en marzo de 2003 hasta la retirada de las tropas británicas en mayo de 2009.

El que fuera primer ministro laborista Gordon Brown (2007-2010) le encomendó esta tarea, por la que Chilcot se ganó elogios tras decidir llevar a cabo audiencias públicas para así demostrar el "compromiso con la transparencia" que tenía el comité.

Pensado para ser publicado en dos años, al final el proceso se ha alargado siete, tras tomar declaraciones a testigos y evaluar miles de documentos del Gobierno, muchos de ellos secretos.

La baja de uno de los miembros de la comisión y la imposibilidad de publicar en su totalidad conversaciones entre el ex primer ministro Tony Blair y el que fuera presidente de Estados Unidos George W. Bush alargaron la redacción del informe.

Además, Chilcot aludió al proceso conocido como "Maxwellisation", según el cual todos los que han sido criticados o acusados de algún hecho tienen garantizado el derecho a respuesta, como un impedimento para avanzar en el documento.

Tras pasar por el colegio Brighton College y por Cambridge, donde estudió Inglés y Lenguas Modernas y Medievales, trabajó como funcionario y fue secretario permanente en el Ministerio para Irlanda del Norte durante el conflicto de la provincia por los enfrentamientos entre católicos y protestantes.

Una vez que se retiró como funcionario público en 1997, Chilcot fue consejero de los servicios secretos británicos desde 1999 hasta 2004 y participó en una investigación sobre el papel de estos organismos, el M15 (interno) y el M16 (externo), en la guerra de Irak.

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