29 de marzo 2006 - 00:00

Francia: oposición a De Villepin hizo su mayor protesta

Multitudes y disturbios, postales de ayer en París y toda Francia. Crece la oposición al contrato de trabajo para jóvenes.
Multitudes y disturbios, postales de ayer en París y toda Francia. Crece la oposición al contrato de trabajo para jóvenes.
París (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - Entre uno y tres millones de personas salieron ayer a las calles en toda Francia en rechazo al polémico contrato laboral para jóvenes y desafiaron la postura inflexible del gobierno de mantener esa iniciativa, en las protestas más multitudinarias de la historia reciente del país.

Un total de 387 personas resultaron detenidas durante las manifestaciones que se sucedieron en la capital y las principales ciudades del país (Marsella, Burdeos, Lille, Grenoble, Lyon, Rennes), siendo los disturbios más violentos los que estallaron en París al cierre de la marcha.

Entre 1.055.000 manifestantes, según la policía, y 3 millones de personas, según los organizadores, respondieron al llamamiento de asociaciones de estudiantes y sindicatos para rechazar el Contrato Primer Empleo (CPE), defendido a capa y espada por el primer ministro, Dominique de Villepin. «Se trata de una cifra histórica», proclamó el jefe del primer sindicato del país, CGT, Bernard Thibault.

El plato fuerte fue la gran marcha de París, donde 700.000 manifestantes desfilaron entre las plazas de Italia y la República, según la CGT, mientras que la policía cifró en 92.000 el número de asistentes.

En cualquier caso, las manifestaciones lograron duplicar el número de personas que el pasado 18 de marzo protestaron en otra jornada en la que los estudiantes hicieron sentir su profundo rechazo a un contrato que, según consideran, vulnera sus derechos y aumenta la precariedad laboral.

Entre otros aspectos, el CPE dispone que los menores de 26 años pueden ser despedidos por las empresas en cualquier momento y sin causa en los dos primeros años de contrato.

En París, la movilización de 4.000 policías no disuadió a grupos de agresores -la mayoría ajenos a la marcha- que, enmascarados, se lanzaron contra vidrieras y manifestantes, a quienes insultaron y robaron. Según observadores,
muchos de los violentos procedían de los suburbios desfavorecidos de la capital, escenario de graves disturbios étnicos en octubre y noviembre pasados. París no fue el único foco de violencia: también se registraron incidentes en el resto de las manifestaciones del país.

• «Marea humana»

Sin embargo, los descontrolados no lograron eclipsar la movilización pacífica de estudiantes y sindicatos, juzgada crucial en la pulseada que éstos mantienen con De Villepin.

«Es una marea humana»,
afirmó el líder estudiantil Bruno Julliard. «Es impensable que el primer ministro se mantenga firme en su posición», estimó el líder de la CGT.

Hombro con hombro, empleados públicos, asalariados del sector privado, colegiales y estudiantes proclamaron a los cuatro vientos su rechazo al CPE, pilar del plan de lucha contra el desempleo que defiende el gobierno.

El clamor de las manifestaciones estuvo reforzado además por las huelgas que afectaron sobre todo el sector de la enseñanza y el transporte público en 70 ciudades, entre ellas, la capital. En los aeropuertos, se anularon 150 vuelos.

Mientras los manifestantes exigían en la calle su dimisión, el primer ministro reiteró una vez más que no dará marcha atrás con el CPE, destinado a abatir un desempleo juvenil de casi 25%. Durante una alborotada sesión en la Asamblea Nacional, De Villepin declaró que en la República francesa «no cabe el ultimátum» y volvió a ofrecer ciertos cambios en la ley, rechazados de antemano por los interlocutores sociales. «Olvide su orgullo, deje en paz a los franceses», espetó el dirigente socialista
Jean-Marc Ayrault al primer ministro.

De Villepin, que se juega su futuro político y su posible candidatura a las elecciones presidenciales de 2007, empieza a quedarse aislado dentro de su propio sector político.
Todos los sindicatos y asociaciones estudiantilesrechazaron acudir al diálogo convocado para hoy.

Su rival más directo, el ministro del Interior,
Nicolas Sarkozy, abogó por la suspensión del CPE mientras se negocia un compromiso con los sindicatos. El presidente francés, Jacques Chirac, ayer se mantuvo en silencio, pero decidió «no alejarse» esta semana de París, dadas las circunstancias.

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