La presidenta de Perú, Dina Boluarte, despidió con honores al exmandatario Alberto Fujimori, quien murió el pasado miércoles a los 86 años. Previamente, se produjo una ceremonia en el Gran Teatro Nacional, donde estuvieron presentes sus familiares y allegados, únicamente. Este sábado, miles de peruanos se congregaron para darle el último adiós.
Funeral de Estado en Perú: la presidenta Boluarte despidió con honores a Alberto Fujimori en la sede de gobierno
Además, hubo una despedida masiva, con una ceremonia que se llevó a cabo en el Gran Teatro Nacional antes de que su cuerpo sea trasladado a la sede oficial.
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Fujimori padecía distintos problemas de salud, como cáncer de lengua, fibrilación auricular, dolencias pulmonares e hipertensión. Su salud se deterioró rápidamente la última semana, tras concluir en agosto un tratamiento de radioterapia en la boca. Nueve meses atrás, el político había sido liberado del penal de Barbadillo, donde pasó 17 años por la condena a 25 años que recibió por crímenes contra la humanidad durante su gobierno. El año pasado, recibió un indulto humanitario por las dificultades físicas mencionadas.
Boluarte, quien fue opositora de Fujimori, encabezó en silencio el breve homenaje que se llevó a cabo en el patio principal de la sede del Ejecutivo peruano. Cubierto con la bandera nacional, el féretro ingresó en hombros de una cuadrilla de seis cargadores y fue escoltado por un batallón de caballería de los Húsares de Junín, que conforman la guardia presidencial.
Su velatorio se produjo en el Ministerio de la Cultura, donde miles de peruanos formaron fila para poder expresar su último adiós al exmandatario condenado en 2009 a una pena de 25 años por "crímenes contra la humanidad" por las matanzas de Barrios Altos y La Canuta, donde 25 personas fueron asesinadas por el ejército bajo las órdenes del entonces presidente.
''Finalmente eres libre'', expresó su hija
En cuanto a la ceremonia privada que fue llevada a cabo por su familia, el edificio contó con un altar con rosas blancas y una imagen de Fujimori reproducida a gran escala. Anegado en llanto, su hijo Kenji elogió la obra de gobierno de su padre - conocido popularmente como "El chino" - y recordó que como hijo vivió "siempre una despedida" cuando Fujimori estuvo preso 16 años antes de ser indultado en diciembre por razones humanitarias.
"El pueblo reconoce quién es el mejor presidente (...) ¡Fujimori nunca va a morir!", se emocionó Kenji. También su hija Keiko, excandidata presidencial, subió al atril para honrar al expresidente. "Finalmente eres libre del odio y la venganza (...) eres libre de esos 16 años de prisión injusta (...) el pueblo peruano te ha absuelto de tanta persecución", declaró la líder del partido fujimorista Fuerza Popular.
Por último, tras los honores de Estado que le rindió Boluarte, el mandatario fue llevado al cementerio de Huachipa, en el este de Lima.
Su rol en la política
En las últimas décadas, Fujimori jugó un rol central en la política peruana y su movimiento político, el fujimorismo, llegó a tres balotajes de la mano de Keiko Fujimori.
Para Héctor Villalobos, editor de Política del diario peruano El Comercio, “tanto para sus seguidores como para sus detractores, el impacto político que ha tenido la figura de Fujimori es innegable”, ya que las tres últimas elecciones “estuvieron signadas por la confrontación entre fujimorismo y antifujimorismo y es esta polaridad la que llevó a definirlas”.
Por su parte, el politólogo Eduardo Dargent sostiene que Fujimori “se ha convertido en un símbolo para un sector de la derecha, gente que incluso no lo conoció, pero que lo usa y usa lo que fue el fujimorismo para sus peleas políticas actuales”.
“El fujimorismo institucionalizó una serie de políticas de económicas que van a ser claves para entender el Perú de hoy, con cosas buenas y malas. Fujimori fue la cara política de una alianza que permitió construir por 10 años muchas de las instituciones que han perdurado”, explica.
Sobre el actual lamento de cierto sector de la población, Villalobos afirma que “se debe a que la figura de Fujimori continúa polarizando y lo seguirá haciendo mucho más allá de su muerte”. “Mantiene una gran base de seguidores debido a que le agradecen el éxito en la derrota del terrorismo y la recuperación económica”, advierte.
Sin embargo, el periodista remarca que ello no debe dejar de lado el quiebre y copamiento institucional y las violaciones a los derechos humanos ocurridos durante su régimen. “Su muerte cierra un capítulo importante en nuestra historia y deja como legado una fuerza política que lleva su nombre”, subraya.
En la misma línea, Dargent manifiesta que si bien “muchos de los legados del fujimorismo son terribles en el sentido de desinstitucionalizar, desbaratar y destruir”, no se debe “dejar de reconocer que marcó la política en el Perú de muy diversas maneras”.
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