Hizbollah (con Irán y Siria) aumenta su poder en el Líbano
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Y ahora los chiitas han puesto las cartas sobre la mesa: la profunda crisis que atraviesa el país no se solucionará con la elección de un presidente, puesto vacante desde el pasado noviembre, pese a que todos los grupos estén de acuerdo en el nombre de Michel Sleiman, actual jefe de las Fuerzas Armadas, para ese cargo. Por el contrario, ahora los chiitas dejaron claro que hay dos condiciones que deben cumplirse antes de dar el cargo a Sleiman: formación de un gobierno «de unión nacional» y una nueva ley electoral, en palabras del diputado del movimiento chiita Amal (aliado de Hizbollah) Ali Hasan Jalil.
Aunque no precisó en qué debe consistir la nueva ley electoral, todos dan por hecho que Hizbollah y Amal sólo aceptarán una que garantice más escaños a la población chiita, que se siente muy escasamente representada en el Parlamento y, por ende, en las instituciones del Estado.
Y mientras el gobierno aparece cada vez más incapaz de garantizar el orden y más desacreditado ante la población chiita -todos los ministros de este credo se retiraron del gabinete de Siniora-, el Ejército mantiene una alta valoración entre los libaneses. En estos días de batallas, los soldados libaneses evitaron tomar partido, aun a riesgo de que la calle pareciera territorio sin ley a merced de toda clase de milicias y matones.
En cuanto a los vecinos del Líbano, los países que pasan por guardianes de las esencias sunitas, como Egipto y Arabia Saudita, cada vez muestran con más descaro su preferencia por el gobierno de Siniora y su enorme distancia de Hizbollah. Hasta la Liga Arabe, aferrada a una « iniciativa árabe» para la crisis libanesa en la que ya nadie cree, es vista cada vez más como una instancia no neutral.
No es casualidad que a la reunión de emergencia de ministros de Exteriores de la Liga que tuvo lugar ayer en El Cairo -con la crisis del Líbano como único tema de la agenda-, el ministro sirio (cuyo régimen se considera que, además de Irán, es el gran mentor de Hizbollah) haya sido el gran ausente y haya enviado en su lugar a un simple embajador.
La unidad árabe, si alguna vez existió, ha quedado en evidencia ante el conflicto libanés.
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