Huracanes golpean fuerte a economía cubana
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Miembros de una familia aguardan por asistencia fuera de su dañado hogar en el pueblo
Las Pozas, provincia de Pinar del Río, tras el paso del huracán. Ike y Gustav destruyeron
más de 340 mil viviendas.
Para empezar, el último huracán obligó a la detención total de la producción de níquel, el principal rubro exportador de la isla, que en 2007 le reportó ingresos por 2.150 millones de dólares.
Los fuertes vientos de Ike provocaron además daños en decenas de miles de viviendas en todo el país, que quedaron en su mayoría sin techo y algunas completamente derrumbadas. Una semana antes, Gustav había arrasado con más de 100.000 viviendas en las occidentales provincias de Pinar del Río e Isla de la Juventud.
«Es importante que la comunidad internacionalconozca que la pérdida de viviendas, por ejemplo, representa la sumatoria de los impactos de todos los huracanes de los últimos ocho años que han tocado al país», advertía ya la coordinadora residente del Sistema de la ONU en Cuba, Susan McDade, tras el paso de Gustav.
La red eléctrica también está fuertemente dañada en todo el territorio, con torres de alta tensión retorcidas y caídas a lo largo del país. Una imagen que se repite en el campo de las comunicaciones, con muchas poblaciones aún sin teléfono. A todo ello se unen los daños al ya de por sí débil sector agropecuario, con cultivos arrasados o anegados en todo el país y su infraestructura también gravemente afectada.
Tras el paso de Gustav, Pinar del Río, la región tabacalera por excelencia -la fabricación de puros genera considerables ingresos al país- reportaba daños severos en más de 5.000 casas de curación, donde se cuelgan a secar las hojas del tabaco. También se habían perdido «cientos de miles» de aves, según fuentes oficiales.
Una semana después, Ike venía a arrasar prácticamente todo el resto del país. Tan sólo en la central provincia de Villa Clara, se reportaban «serias afectaciones» en 70% de las plantaciones de «viandas, frutas y vegetales», especialmente los cultivos del plátano, maíz, fruta bomba ( papaya) y yuca. Desde otras provincias también se reportaban cultivos cruciales como el del arroz anegados, árboles frutales arrancados de raíz. Unos daños que no podían venir en peor momento. El nuevo dictador cubano, Raúl Castro, lleva meses insistiendo en la necesidad de « producir más», cuestión elevada a categoría de «máxima seguridad nacional» ante el constante incremento del precio de los alimentos y los combustibles, que ya llevó esta semana a decretar un incremento «inmediato» del costo de la nafta y el diésel en el país de más de 60%, otro duro golpe al magro bolsillo de los cubanos.
Como un paliativo a esta situación, el gobierno había decidido la entrega en usufructo de las tierras ociosas, el 53% de las existentes en el país, medida que iba a empezar a ser aplicada este mes.
Es muy pronto para conocer cómo afectará el paso de dos fuertes huracanes en poco más de una semana -récord en la historia ciclónica de Cuba- a estos planes.
Las autoridades insisten en que el país se va a «recuperar» y llamaron a la población a la «movilización» masiva para salvar lo salvable y paliar en lo posible los daños. Pero en la calle ya se habla con insistencia de la amenaza de «otro período especial», la fuerte crisis económica provocada por el derrumbe del bloque soviético en los 90 y de la que la isla aún no se había recuperado del todo.
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