En un día definido como memorable por el jefe de la agencia nuclear iraní Ali Akbar Salehi, Teherán puso en marcha después de 35 años su primera central atómica, la de Bushehr, construida con la ayuda de Rusia. La central estará en condiciones de producir electricidad a fin de año.
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A la ceremonia de inicio de las operaciones de carga de combustible (uranio enriquecido) asistió Serghiei Kirienko, jefe de la agencia federal rusa para la energía nuclear Rosatom, que en 1994 heredó el proyecto de la planta de la compañía alemana Siemens.
El lanzamiento de la central ocurre mientras Irán se halla bajo una nueva ola de sanciones del consejo de seguridad de las Naciones Unidas, reforzadas por Estados Unidos y la Unión Europea, después de la condena de su programa nuclear, al que las potencias occidentales acusan de tener fines bélicos.
Irán niega la acusación y afirma que tiene derecho a desarrollar su política nuclear con fines pacíficos. Las sanciones excluyen el proyecto de cooperación ruso-iraní sobre Bushehr, aunque las potencias occidentales sugirieron un aplazo para la puesta en marcha de la planta.
"Pese a todas las presiones, las sanciones y las dificultades impuestas por los países occidentales, la implementación de la central de Bushehr demuestra la prosecución del programa nuclear pacífico de Irán", comentó Salehi. El jefe de la agencia iraní dijo, además, que la central de Bushehr es "un símbolo de la resistencia de la nación iraní y de su determinación para alcanzar sus objetivos". Días atrás, Teherán había remarcado su voluntad de continuar con el enriquecimiento de uranio.
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