11 de octubre 2006 - 00:00

Manhattan fue otra vez presa del miedo y temió por un 11-O

Un avión estrellado sobre un edificio en pleno Manhattan, pisos en llamas, sirenas, un barrio cercado, centenares de bomberos y policías desplegados y enormes embotellamientos: fue el escenario vivido el miércoles que hizo recordar a los neoyorquinos al 11 de septiembre de 2001.

Como hace cinco años, los canales televisivos de información continua interrumpieron bruscamente su programación para difundir imágenes de humo negro que invadían el centro de Nueva York y llamaradas que escapaban de las ventanas de un treintavo piso de un alto edificio.

En medio de un temor generalizado, los neoyorquinos fueron enterándose de a poco que un pequeño avión se había estrellado en un edificio residencial en el este de Manhattan, hacia las 14:45 horas locales (13:45 hora argentina).

Los informes indicaron luego que las dos personas abordo de la nave, entre ellos un reconocido jugador de béisbol, habían fallecido, y las autoridades calificaron el hecho como un "accidente".

Hasta ese momento, el primer reflejo de los neoyorquinos fue llamar a sus familias para advertirles y tener noticias. En las calles, las personas "se aferraban a sus teléfonos celulares, impactados, con lágrimas en sus ojos", narró a la AFP Jean-Baptiste Urbain, un turista francés en el lugar.

Las calles rápidamente se vieron invadidas con las sirenas de los bomberos y ambulancias que llegaban a la esquina entre la avenida East River, que bordea la costa este de Manhattan, y la calle 72, y todo el barrio fue cerrado.

Cientos de personas, traumatizadas por el recuerdo de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, se volcaron a las calles. Mientras otros cientos prefirieron abandonar el lugar con un gran desorden, contó Urbain.

Los habitantes de los edificios cercanos fueron evacuados y colmaron las aceras y los comercios aledaños, también invadidos por una gran cantidad de periodistas.

"Primero escuché un gran ruido, como una explosión, lo que me hizo pensar a un accidente automovilístico, pero fue mucho más fuerte", señaló a la AFP Susan Abby, que trabaja en una tienda de accesorios para perros y gatos a una cuadra del incidente.

"Todo el mundo salió. Había mucho humo negro, no se veía más nada. Algunas personas parecían tener mucho miedo, desechos caían del edificio, los bomberos llegaron inmediatamente", continuó. "La Policía nos pidió cerrar las puertas y permanecer adentro".

El humo se disolvió rápidamente gracias a una fuerte lluvia que amenazaba la ciudad desde la mañana.

Una hora después del incidente, el lugar era un completo caos, con decenas de patrullas policiales, camiones de bomberos y agentes del FBI. Los escombros y las barricadas bloqueaban el este del residencial Upper East Side.

La tensión se alivió un poco cuando, a menos de una hora del suceso, las autoridades estadounidenses indicaban que probablemente se trataba de un accidente y no de un acto terrorista.

Dos horas y media después del choque y a pesar de la lluvia, el fuego seguía azotando algunos pisos del edificio.

Pese a que las calles seguían cerradas a la circulación, los vecinos de los edificios sobre la calle 72 comenzaron a retornar a sus hogares, y la mayoría de los curiosos se dispersaron, especialmente cuando el temor de un regreso del terrorismo a Manhattan quedó disipado.

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