15 de enero 2007 - 00:00

Nuevo destino sudamericano

La idea de que América latina estaba llamada a trazar una historia distinta del resto de Occidente vuelve una y otra vez en los últimos 100 años. Su última aparición la estamos viendo. Hoy asumirá el nuevo presidente de Ecuador, Rafael Correa, lo que dará lugar a una exhibición del nuevo modelo imperante en Sudamérica. Nacionalizaciones, expropiaciones, default de la deuda son sus notas centrales. Y entre sus mentores: Correa, Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Castro, existen más afinidades que entre Néstor Kirchner, Lula y Michelle Bachelet. Una de ellas, impensada: la conexión con el conflicto de Medio Oriente a través de Irán, más activo que nunca en la región.

Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales.
Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales.
Quito (AFP, EFE, ANSA) - El economista Rafael Correa, un nuevo afiliado al eje político liderado por Hugo Chávez, asumirá hoy la Presidencia en Ecuador para el período 2007-2011 con la promesa de imponer «una democracia socialista del siglo XXI» y revisar el pago de la deuda externa.

De 43 años, crítico acérrimo del neoliberalismo y con formación académica en Europa y EE.UU., este ex ministro de Economía recibirá la banda de manos de Alfredo Palacio -quien sustituyó al coronel Lucio Gutiérrez en abril de 2005- luego de una victoria aplastante en segunda vuelta sobre el magnate bananero Alvaro Noboa.

A la investidura en la sede del Legislativo asistirá una decena de mandatarios, incluidos líderes del socialismo regional: el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, la chilena Michelle Bachelet, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el nicaragüense Daniel Ortega. También acudirán el príncipe Felipe de España y el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad. La Argentina estará representada por su vicepresidente, Daniel Scioli.

Correa, que se identifica con el «socialismo del siglo XXI» de Chávez, promete revolucionar Ecuador con una Asamblea Constituyente que elabore una carta magna para reemplazar la de 1998 e implante un nuevo modelo económico, político y social con un rol preponderante para el Estado.

Para ello convocará a una consulta popular sobre la Asamblea en un acto posterior a la posesión, desafiando al Congreso, al que considera una «mafia», al punto que no presentó candidatos a legisladores en las elecciones de octubre.

El nuevo gobernante mantuvo su desafío a pesar de la jugada de ajedrez del ex presidente Lucio Gutiérrez, que de aparente cadáver político pasó a convertirse en figura determinante como líder del partido Sociedad Patriótica, la segunda fuerza electoral tras las legislativas. Sorpresivamente, Gutiérrez dejó la oposición el jueves y conformó una nueva mayoría parlamentaria favorable a la Constituyente, tratando de evitar una ruptura institucional.

La élite política teme que el mandatario cierre el Legislativo y exponga al país a una situación como la de Venezuela y Bolivia, donde la izquierda también agita la situación interna.

  • Compromiso

    Con el apoyo de los indígenas, que representan 35% de la población, Correa también se comprometió a revisar el pago de la deuda externa de 10.328 millones de dólares (25,3% del PBI) sin excluir una cesación de pagos, así como los contratos con las petroleras extranjeras, ya golpeadas por la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.

    Estados Unidos se mantendrá, al menos en el inicio de su gestión, en una posición expectante. Según su secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, quien encabezará la delegación de la Casa Blanca a la asunción, «esperamos tener una amistad con beneficios mutuos para ambos países y por muchos años». Por lo pronto, Correa anunció que no reanudará la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.

    El nuevo mandatario recibió ayer en el pueblo andino de Zumbahua el bastón de mando de los indígenas y proclamó un «cambio de época» y el surgimiento de una «democracia socialista del siglo XXI», acompañado por Morales y Chávez.

    La ceremonia se realizó en quechua y con traducción simultánea al castellano, bajo la mirada de unos 20.000 indígenas.

    Correa, Chávez y Morales coincidieron en que Latinoamérica empieza a liberarse, a caminar hacia el socialismo, y pidieron la participación del pueblo en los procesos de cambio para acabar con el neoliberalismo.

    Morales arrancó aplausos del público al mencionar la «lucha antiimperialista y antineoliberal del pueblo cubano y de su comandante, Fidel Castro», a la que dijo que se han unido Chávez, él y ahora Correa.

    Ataviado con un poncho indígena, al igual que su par boliviano, Chávez aseguró que ayer fue un día «sagrado» para Ecuador y, tras ponderar al gobierno de Fidel Castro, aseguró que lo que ocurre ahora es «una resurrección». «El ALCA, al carajo. Abajo el imperio norteamericano, arriba la unión de los pueblos de América latina», expresó Chávez.
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