Promesa de paraíso para kamikaze iraquí
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Cubierta de pies a cabeza con su abaya negra, vestimenta tradicional de las iraquíes, Rania esboza una sonrisa infantil al recordar las palabras de su marido, a quien la policía describe como un militante de Al-Qaeda buscado por 40 asesinatos, la mayoría por decapitación.
Rania contrajo matrimonio a los 14 años, al parecer, empujada por su madre que no tenía dinero y sin saber lo que la esperaba, según jura la muchacha. Hoy es conocida en toda la ciudad porque fue la kamikaze más joven detenida en Irak, un regalo del cielo para las fuerzas de seguridad iraquíes dispuestas a exhibirla a los medios de comunicación para alimentar la guerra de propaganda contra los insurgentes en la región.
Una insurgencia acosada por las milicias locales -ex aliados que ahora luchan junto a los estadounidenses- y que busca candidatos al suicidio entre las mujeres por falta de hombres suficientes, según la policía iraquí.
Más de 30 mujeres se alistaron como kamikazes este año, contra un puñado en 2007, de acuerdo con la policía.
En un banco de la comisaría central de Baquba, Rania, una sunita, asegura que ha sido manipulada y drogada por su marido y una de sus primas.
«Me dijeron que la bomba no estallaría», asegura, con la mirada perdida. Y dice que justo antes de ir al mercado le sirvieron «un vaso de jugo de durazno»... «La cabeza me empezó a dar vueltas, y comencé a ver doble», recuerda.
Cuando la policía se cruzó el 24 de agosto con Rania, ésta intentaba, sola, atravesar el mercado donde tres policías acababan de ser blanco de disparos, explicó el jefe de policía de la provincia de Diyala, el general Abdel Karim Jalaf.
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