15 de septiembre 2011 - 09:29

Sarkozy y Cameron visitaron Libia y prometieron colaborar con nuevo gobierno

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, visitó Libia, junto a su par inglés David Cameron.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, visitó Libia, junto a su par inglés David Cameron.
Los líderes de Francia y Gran Bretaña fueron recibidos como héroes en Libia, donde prometieron colaborar con los nuevos gobernantes a los que ayudaron a instalarse en el poder.

Apenas tres semanas después de que los rebeldes tomaran la capital, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, prometieron en Trípoli ayudar a capturar a Muammar Gaddafi y liberar activos congelados a sus sucesores.

Las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT) dijeron más tarde que ingresaron a la localidad natal de Gaddafi, Sirte, donde quedaron bajo fuego de combatientes leales al derrocado líder.

"Ahora han entrado en la ciudad. Hubo un avance coordinado desde el sur, este y oeste y desde la costa. No estoy seguro de lo lejos que han podido entrar", indicó el portavoz militar del CNT Abdulrahman Busin. "Están bajo un intenso fuego. En particular hay un problema con los francotiradores", añadió.

En Bengasi, lugar de la sublevación a la que la pronta intervención francesa y británica ayudó a salvarla del ejército de Gaddafi en marzo, Sarkozy y Cameron debieron gritar para hacerse oír por sobre la entusiasta multitud que los aclamaba en la "Plaza de la Libertad", aunque muchos no se habían percatado de la llegada de los líderes.

"Es genial estar aquí en el Bengasi libre y la Libia libre", dijo Cameron con un gran esfuerzo por encima de los cánticos, mostraron imágenes de televisión. El presidente francés, que busca la reelección el próximo año, sonreía ante cánticos agradecidos, mientras los dos líderes flanqueando al presidente del CNT, Mustafa Abdel Jalil, mantenían sus brazos en alto como un boxeador victorioso.

"Francia, Reino Unido, Europa, siempre estarán del lado del pueblo libio", dijo Sarkozy, a quien muchos libios dan crédito tras una jugada decisiva, empujando a un vacilante Estados Unidos y asegurando el respaldo de la ONU a los ataques aéreos de la OTAN para parar a los tanques de Gaddafi mientras se acercaban a Bengasi.

"Su ciudad fue una inspiración para el mundo al echar a un dictador y elegir la libertad. El coronel Gaddafi dijo que los cazaría como ratas pero mostraron el valor de los leones", dijo Cameron, disfrutando claramente de la relativa seguridad de hablar en el exterior en Bengasi tras una férrea seguridad en la aún tensa Trípoli.

En Trípoli, el líder interino Mahmoud Jibril agradeció en una conferencia de prensa bajo fuertes medidas de seguridad por "esta histórica postura" de Francia y Reino Unido de embarcar a Occidente en una guerra que no siempre parecía dispuesta a terminar bien para los rebeldes.

Ambos países ofrecieron la continuación del apoyo militar frente a las fuerzas leales a Gaddafi que todavía mantienen partes sustanciales de Libia, así como para capturar al anterior hombre fuerte y a otros buscados por crímenes contra la humanidad.

Sarkozy dijo que iba a plantear el tema con el país vecino Níger, una ex colonia francesa donde se han refugiado algunos destacados colaboradores de Gaddafi y uno de sus hijos.

"Esto no está terminado. No llegó a su fin", declaró Cameron acerca de la cooperación militar y otro tipo de ayuda. "Aún hay partes de Libia que están bajo el control de Gaddafi. Gaddafi sigue prófugo y tenemos que asegurarnos de que este trabajo sea completado", agregó.

En el interior, en Bani Walid, los residentes todavía trataban de abandonar el sitiado bastión gadafista, e informaron que algunos fueron capturados por hombres armados. Dentro del desierto, la ciudad sureña de Sabha también sigue controlada por fuerzas leales a Gaddafi.

Cameron sostuvo que una iniciativa de ambos países en Naciones Unidas el viernes podría permitir a Londres liberar unos 19.000 millones de dólares, además de otra asistencia en salud y desarme que ya está en marcha.

Con el claro objetivo de conmover a la opinión pública en su país, destacó el caso de un niño herido por una granada en su escuela que será tratado por especialistas británicos. En tanto, Sarkozy rechazó las suspicacias generadas por el interés de Occidente en la guerra, diciendo: "Hicimos lo que hicimos porque pensamos que era justo".

El líder del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdel Jalil, dijo que a cambio de la ayuda para derrocar a Gaddafi los aliados podrían recibir un trato preferencial en el futuro. "Como un pueblo musulmán creyente (...) vamos a apreciar estos esfuerzos y tendrán prioridad dentro de un marco de transparencia", aseguró.

Otros estados que tenían negocios con Gaddafi, sobre todo China y Rusia, temen que su actitud distante con el CNT pueda perjudicarlos económicamente. Si bien Abdel Jalil enfatizó el deseo de asignar contratos en los mejores términos para Libia y de honrar los compromisos existentes, dijo que algunos podrían ser revisados.

Aquellos acuerdos firmados por Gaddafi que quedaron sesgados por corrupción se cancelarían, dijo, apuntando que había servido como ministro bajo el anterior régimen y conocía sus secretos.

Cameron, que se cuidó de parecer demasiado triunfalista por una política de apoyo que muchos consideraron altamente riesgosa, insistió en que los libios estaban a cargo de su país y que aún había mucho por hacer para lograr la paz y la democracia. "Estoy orgulloso de nuestro rol", dijo. "Pero esta fue su revolución, no nuestra revolución", aclaró.

La visita de Cameron y Sarkozy es una muestra de los obstáculos que afronta Libia de cara a transformarse en una democracia pacífica y unificada.

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