30 de octubre 2006 - 00:00

Se esperan ahora continuidad y reformas

San Pablo - Continuidad de la política económica e impulso a las reformas estructurales es lo que se espera del próximo gobierno brasileño.

Los analistas consideran que Brasil seguirá navegando en aguas tranquilas desde el punto de vista económico. El panorama es diametralmente opuesto al de hace cuatro años, cuando la inminencia del triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva causó pánico en la bolsa, disparó el riesgopaís de Brasil y la cotización del dólar.

Los especialistas consideran que de las reformas pendientes la más apremiante es la de la seguridad social, para corregir el déficit anual del sector, que ronda los 18.600 millones de dólares. Ese saldo en rojo forma parte de un círculo vicioso en que el desequilibrio de la seguridad social impide que el país crezca a un ritmo sostenido, y al mismo tiempo se necesita de un crecimiento anual superior a 6% por un largo período de tiempo para aumentar los ingresos de la seguridad social y eliminar su déficit.

  • Urgencia

  • Después de la reforma de la seguridad social, la que más urge es la tributaria, pues la sociedad brasileña se queja no sólo de la alta carga impositiva, sino del elevado gasto público, que el gobierno Lula aumentó con el engorde de la máquina burocrática.

    La carga tributaria en 2005 fue equivalente a 37,37% del Producto Bruto Interno (PBI), lo que significa que cada brasileño trabaja anualmente cuatro meses y 25 días sólo para pagar impuestos.

    «El próximo gobierno tendrá por delante toda una agenda de profundas reformas que no serán fáciles de aprobar en el Congreso porque tocan intereses de distintos sectores sociales», opinó el economista Pedro Paulo da Silveira, de Grau Gestión de Activos.

    La tercera reforma en la lista de espera es la laboral, para modernizar una legislación paternalista de los años 40 por la que protestan los empresarios, debido a que aumenta los costos del empleo formal.

    «La reforma laboral reduciría derechos de los trabajadores y de los contribuyentes de la seguridad social, de la mismaforma que la reducción de la carga tributaria beneficiaría a unos sectores y sería onerosa para otros», advirtió Silveira.

    La tarea de impulsar las reformas no será fácil para el próximo presidente porque demandará mucha discusión y mucha negociación en el Congreso, donde ningún partido goza de mayoría absoluta y, peor aún, no existe fidelidad partidaria.

    La economía brasileña creció el año pasado apenas 2,3% y para este año el Banco Central espera una expansión de 3,5%, un resultado inferior al promedio de los demás países emergentes y muy distante del «espectáculo del crecimiento» prometido por Lula hace cuatro años.

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