Las fuerzas kurdas en Siria, respaldadas por Estados Unidos, dijeron este miércoles que retomaron el control total de la prisión asaltada por el grupo Estado Islámico (EI), poniendo fin al mayor ataque yihadista en el país en tres años.
Siria: las fuerzas kurdas recuperaron la cárcel atacada por el Estado Islámico
Las FDS, apoyadas por EEUU, recuperaron el control de la prisión de Ghwayran, asaltada por combatientes yihadistas que buscaban liberar a otros milicianos.
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Farhad Shami, vocero de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, dominadas por los kurdos), anunció en un comunicado que recuperaron el "control total" de la prisión de la ciudad de Hassake (noreste), luego de que se rindieran todos los combatientes del EI, que estaban atrincherados desde hace seis días.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) confirmó la recuperación del centro de detención.
Más de un centenar de combatientes del Estado Islámico (EI) tomaron por asalto el jueves pasado con armamento pesado la cárcel de Ghwayran, que alberga a yihadistas y está supervisada por las milicias kurdas en Hassake, en el noreste de Siria.
Las FDS, con el apoyo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, trataban desde entonces de retomar el control de la cárcel. Lograron estrechar el cerco y los combatientes del EI comenzaron a entregarse.
Los enfrentamientos desatados tras el ataque dejaron desde el 20 de enero 181 muertos, entre ellos 124 yihadistas, 50 combatientes kurdos, y siete civiles, según balance de OSDH. Pero ese balance podría aumentar a medida que las fuerzas kurdas y los servicios médicos accedan a todas las partes de la prisión.
Las FDS -el ejército de facto de la administración kurda semiautónoma- habían dicho el miércoles que más de 1.000 reclusos del Estado Islámico se habían rendido.
El OSDH, que cuenta con numerosas fuentes en ese país, considera que este ha sido el "mayor y más violento" ataque del EI desde que fuera militarmente derrotado en Siria en marzo de 2019.
Esta antigua escuela convertida en centro de detención albergaría a unos 3.500 presuntos yihadistas, entre ellos occidentales, según el OSDH. Según la ONU y grupos de defensa de los derechos humanos, centenares de menores estarían presos en Ghwayran.
Unos 45.000 habitantes que vivían en las zonas de los alrededores de la prisión se vieron obligados a abandonar, en medio del frío, sus hogares tras el asalto.
Los kurdos, que controlan amplias franjas de territorio en el norte y el noreste de Siria, han pedido en vano que se repatrie a los cerca de 12.000 yihadistas de más de 50 nacionalidades presos en sus cárceles.
El miércoles, la administración semiautónoma kurda renovó su petición de ayuda a la comunidad internacional, temiendo que el Estado Islámico pueda fortalecerse reclutando nuevos combatientes.
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