1 de diciembre 2021 - 00:00

Un trumpismo sin Trump: ¿la receta republicana para la elección legislativa de 2022?

El partido opositor sigue respondiendo en buena medida al expresidente, pero sus desplantes y llamados a la violencia espantan a muchos. En los recientes comicios estaduales varios postulantes se despegaron de su figura.

OMNIPRESENTE. Donald Trump piensa en las presidenciales de 2024 y recorre continuamente Estados Unidos. Su paso por el llano supone una prueba para su liderazgo en el Partido Republicano.
OMNIPRESENTE. Donald Trump piensa en las presidenciales de 2024 y recorre continuamente Estados Unidos. Su paso por el llano supone una prueba para su liderazgo en el Partido Republicano.

Washington - El año que viene será crucial en Estados Unidos por la celebración de las elecciones de medio mandato, algo que los republicanos encaran de una forma hasta hace poco inconcebible: ganar sin Donald Trump.

Cinco años después de haberse sometido por completo a la voluntad del inflamable líder y un año antes de las elecciones de mitad de mandato, el Partido Republicano imagina la vida después de Trump.

“En esta etapa, sería el favorito si optara por participar en la carrera presidencial de 2024”, dijo Matt Lacombe, profesor asistente de Ciencia Política en el Barnard College de Nueva York. “Sin embargo, también es muy posible que la coordinación entre los potenciales candidatos y los funcionarios del partido sea suficiente para evitar que tenga éxito” una nueva postulación, aclaró.

Después de que Trump consiguió la nominación como candidato presidencial republicano en mayo de 2016, el partido abandonó su plataforma política en sus dos siguientes convenciones, optando por simplemente declarar lealtad a su nuevo cacique.

Besamanos

El consenso sigue siendo que todos los caminos hacia el Congreso pasan por el club de golf Mar-a-Lago, propiedad y lugar de retiro de Trump en Palm Beach, Florida. Así, para triunfar en Washington había que besar el anillo en Palm Beach, halagando a Trump y a su leal base de decenas de millones de fervientes devotos.

Los republicanos que no siguen esa línea saben que, en el mejor de los casos, se arriesgan a ser vilipendiados en público y a ser blanco de amenazas contra ellos sus familias por parte de exaltados seguidores de Trump.

“Pese a perder su megáfono en las redes sociales, su apoyo aún energiza a los partidarios de base, impulsa donaciones y, en algunos casos, elimina a competidores y fuerza retiros”, dijo Tommy Goodwin, consultor político y cabildero basado en Washington. Sin embargo, algunos republicanos prominentes aprovecharon los recientes comicios a gobernador en algunos estados para llamar a una corrección del rumbo, aunque sin alejarse de Trump y su “gran mentira” de que los demócratas le robaron las elecciones de 2020 con el triunfo de Joe Biden.

El multimillonario republicano Glenn Youngkin, que ganó las elecciones a gobernador en Virginia, superando la cosecha electoral de Trump en los suburbios de ese estado en la carrera de 2020, especialmente entre independientes y mujeres.

Trump inmediatamente se atribuyó el mérito, pero en realidad Youngkin achicó la influencia del magnate y en las semanas previas al comicio hizo todo lo posible por mantenerlo a raya.

En Nueva Jersey, el republicano Jack Ciattarelli comenzó muy a favor de Trump, incluso habló en un mitin “Stop the Steal” (Paren el robo) en 2020, pero se distanció del expresidente durante la campaña por la gobernación, que no obstante perdió por estrecho margen ante el demócrata Phil Murphy, quien fue reelecto.

A los demócratas les resultó difícil mantener los avances logrados en los suburbios de esos estados, que les ayudaron a recuperar la Cámara de Representantes en 2018 y la Casa Blanca en 2020.

Es probable que los suburbios vuelvan a ser un campo de batalla clave en los comicios de 2022, en los que está en juego el control de la Cámara de Representantes, el Senado y 36 gobernaciones. Sin embargo, Trump es mucho menos popular allí que en el campo.

Estrategia

La conclusión para muchos republicanos es que la clave está en tomar prestado mucho de la estrategia de Trump, pero evitar abiertamente su figura.

La aprobación del expresidente se hundió a un mínimo histórico de 34% tras la asonada del 6 de enero, cuando miles de sus partidarios irrumpieron violentamente en el Capitolio para evitar que los legisladores certificaran la victoria de Biden en las elecciones. Desde entonces, Trump ha emitido una serie de declaraciones alabando a los insurrectos y defendiendo las amenazas contra la vida de su vicepresidente Mike Pence, quien presidió aquella aquella sesión del Congreso. El jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, instó al exmandatario de 75 años a mantenerse al margen de las elecciones de medio mandato y declaró a periodistas: “Creo que tenemos que hablar sobre el futuro y no sobre el pasado”.

Agencia AFP

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