1 de septiembre 2025 - 11:55

Celulosa Argentina se presentó en concurso de acreedores tras un balance devastador

Con pérdidas por $172.634 millones y patrimonio neto en rojo, la compañía formalizó su presentación judicial. Sus plantas siguen paralizadas, arrastra default desde mayo y enfrenta un pedido de quiebra de un acreedor.

Durante el segundo semestre las ventas de la compañía cayeron 52% interanual.

Durante el segundo semestre las ventas de la compañía cayeron 52% interanual.

Celulosa Argentina, la histórica papelera con más de 100 años de trayectoria, entró en una etapa crítica que pone en jaque su continuidad. Tras meses de default, plantas paralizadas y una reestructuración de deuda fallida, el directorio resolvió presentarse en concurso preventivo de acreedores para intentar evitar un desenlace desordenado.

Los números del último balance no dejan margen para el optimismo: la empresa acumuló pérdidas por $172.634 millones, una caída de ingresos del 44%, un EBITDA negativo de $20.146 millones y un patrimonio neto en rojo de $23.774 millones, lo que la dejó en situación de quiebra técnica.

Ventas en derrumbe y plantas paralizadas

El propio directorio reconoció en el acta del 29 de agosto que “la Sociedad ha sufrido una significativa caída en sus ventas, llegando al orden del 52% en el último semestre respecto del mismo período del año anterior”. En total, las ventas internas se desplomaron un 32% en toneladas, mientras que las exportaciones aumentaron 104%, aunque con márgenes mucho más bajos.

La empresa admitió que “los costos de la operación han aumentado en forma significativa, en especial medidos en dólares, y no pudieron ser trasladados a precios debido a la falta de demanda y a la amenaza de la importación”. Esa combinación provocó una caída de la rentabilidad bruta del 17% y de la operativa del 31%, cuando un año antes los márgenes eran positivos en 25% y 14%.

Ante la falta de liquidez, la compañía paralizó sus plantas industriales de Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires), que permanecen inactivas desde fines de julio. En tanto, la subsidiaria correntina Forestadora Tapebicuá también interrumpió su producción por tiempo indeterminado, lo que afectó a más de 500 trabajadores y obligó al gobierno provincial a otorgar subsidios de emergencia.

Default, reestructuración fallida y presión judicial

El deterioro financiero se aceleró en mayo, cuando Celulosa declaró que no podía afrontar los vencimientos de cheques y obligaciones negociables, quedando en default. En junio presentó una propuesta para reestructurar u$s128 millones de deuda, que incluía postergar pagos por dos años, aplicar intereses reducidos y subordinar créditos del accionista mayoritario por u$s21 millones. Sin embargo, el plan no consiguió el nivel de adhesión necesario de los acreedores.

La situación de la compañía se agravó cuando Tecmaco Integral, uno de sus principales acreedores, presentó un pedido de quiebra en el Juzgado Civil y Comercial Nro. 1 de San Lorenzo, Santa Fe.

En este marco, el acta de directorio que dio a conocer la firma también detalló que, tras el default, la firma quedó sin acceso a crédito: “la Sociedad debió pasar a una operatoria de pago contra entrega, al contado o con cesión de cheques de terceros”. Ese esquema solo pudo sostenerse unas semanas, hasta que la falta de capital de trabajo volvió inviable la continuidad productiva.

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Celulosa Argentina entré en default en mayo pasado y desde entonces busca un socio que inyecte capital.

Celulosa Argentina entré en default en mayo pasado y desde entonces busca un socio que inyecte capital.

“La continuidad depende de nuevos socios”

Lo cierto es que los aportes de capital del accionista mayoritario en los últimos meses (por unos u$s7,6 millone) no alcanzaron para revertir el colapso. Por eso, la conducción reconoció que existen aún varios grupos evaluando la posibilidad de ingresar como socios a Celulosa Argentina y aportar los fondos necesarios para recomponer el capital de trabajo, pero los tiempos y los resultados de este proceso son inciertos”.

En el mismo documento, el directorio dejó asentado que se utilizará “cualquier herramienta legal que coadyuve a preservar la continuidad de la Sociedad, la integridad de sus activos y la estabilidad de sus fuentes laborales”, motivo por el cual formalizó la presentación en concurso preventivo.

La decisión marca un punto de inflexión: a partir de ahora, Celulosa deberá negociar con sus acreedores bajo supervisión judicial, en un proceso clave para definir su continuidad. Mientras tanto, las plantas siguen detenidas y cientos de trabajadores permanecen en incertidumbre.

Un grupo al borde del colapso

La crisis de Celulosa también golpea a sus subsidiarias. En Corrientes, Tapebicuá frenó la producción en plena recesión de la construcción. En Uruguay, Fanapel enfrenta problemas de capital de trabajo que ponen en riesgo su operatoria. En Argentina, el parate de Capitán Bermúdez y Zárate deja al mercado local sin uno de sus jugadores históricos.

En definitiva, Celulosa Argentina enfrenta un escenario límite: sin producción, sin caja y con un default sin resolver, la compañía entró en concurso de acreedores mientras se multiplican las presiones judiciales y financieras. El futuro inmediato dependerá de conseguir inversores externos, alcanzar un acuerdo con los acreedores y recomponer su capital de trabajo antes de que el colapso sea irreversible.

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