11 de septiembre 2025 - 13:51

Celulosa sumó otro pedido de quiebra y denuncian venta sospechosa de acciones

A la crisis financiera y la presentación en concurso de acreedores se agrega una demanda iniciada por su proveedora BBunker. En paralelo, Juan Nápoli pidió a la CNV investigar movimientos accionarios de directivos de la empresa.

La falta de capital de trabajo obligó a frenar la producción en sus plantas de Capitán Bermúdez y Zárate.

La falta de capital de trabajo obligó a frenar la producción en sus plantas de Capitán Bermúdez y Zárate.

Celulosa Argentina, la papelera con más de un siglo de trayectoria, no encuentra alivio en medio de una crisis que ya la llevó a paralizar sus plantas, acumular pérdidas millonarias y declararse en concurso preventivo. En las últimas horas, la compañía informó a la Comisión Nacional de Valores que recibió la notificación de un nuevo pedido de quiebra, esta vez promovido por BBunker S.A., una firma brasileña que es uno de sus principales proveedores de insumos para el negocio de papel y celulosa.

Según el comunicado oficial, el trámite judicial se inició en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la 1ª Nominación de San Lorenzo, en Santa Fe, donde también se radica el concurso preventivo presentado el 5 de septiembre. La empresa aclaró que la notificación no incluye copia de la demanda ni consigna un monto, y subrayó que la presentación de BBunker se realizó antes de que se formalizara el concurso, por lo que ejercerá su defensa en ese mismo marco.

Concurso preventivo bajo la lupa

La compañía ya había resuelto presentarse en concurso el 29 de agosto, una decisión adoptada por su directorio e informada como hecho relevante el 1 de septiembre. El expediente quedó radicado en San Lorenzo y, según la respuesta enviada a la CNV, el juzgado otorgó el plazo de diez días previsto en la Ley 24.522 para la presentación de acreedores, aunque todavía no se expidió sobre la apertura formal del proceso.

En ese mismo informe, la empresa explicó que resolvió prorrogar su Programa Global de Obligaciones Negociables, con vencimiento en abril de 2026, para contar con un instrumento vigente en caso de que una futura reestructuración de pasivos requiera su utilización. Sin embargo, aclaró que no existen planes concretos de emitir nuevas ON en medio del proceso concursal.

Denuncia pública

Mientras tanto, la situación sumó un capítulo político-financiero inesperado. Juan Nápoli, presidente de VALO y de Napoli Inversiones, , escribió en su cuenta de X (ex Twitter): “Pedí al Presidente de la CNV una exhaustiva investigación de una venta de acciones por parte de directivos de Celulosa que consideré sospechosa”.

Consultado por Ámbito, Nápoli prefirió no ahondar en los detalles de su denuncia, aunque dejó en claro que más adelante podría aportar elementos adicionales sobre la operatoria que cuestiona. Su planteo apunta a posibles movimientos irregulares en medio del derrumbe operativo y financiero de la empresa, lo que aumenta la presión sobre sus ejecutivos y refuerza el clima de incertidumbre.

Una crisis que se profundiza

Los problemas de Celulosa no son nuevos. En mayo, la firma cayó en default al no poder afrontar vencimientos de cheques y obligaciones negociables. En junio intentó reestructurar u$s128 millones de deuda con una propuesta que incluía postergar pagos de capital por dos años y aplicar intereses reducidos, pero el plan no alcanzó el nivel de adhesión requerido. Poco después, uno de sus acreedores financieros, Tecmaco Integral, presentó un pedido de quiebra en la Justicia santafesina.

El deterioro también quedó reflejado en el balance cerrado al 31 de mayo, donde la compañía reportó pérdidas por $172.634 millones, una caída de ingresos del 44% y un EBITDA en rojo por $20.146 millones. El patrimonio neto negativo de $23.774 millones la colocó en situación de quiebra técnica, en los términos de la Ley de Sociedades.

En paralelo, el directorio reconoció una caída del 52% en las ventas del último semestre, mientras que las exportaciones crecieron más del 100% pero con márgenes deteriorados. La empresa admitió que los costos dolarizados se incrementaron y no pudieron trasladarse a precios por la debilidad de la demanda y la presión de importaciones. Como resultado, la rentabilidad bruta y la operativa se tornaron negativas, cuando un año antes eran positivas.

En este marco, la falta de capital de trabajo obligó a frenar la producción en sus plantas de Capitán Bermúdez y Zárate, que permanecen inactivas desde julio. La subsidiaria correntina Forestadora Tapebicuá también suspendió operaciones por tiempo indeterminado, dejando a más de 500 empleados en la incertidumbre y forzando al gobierno provincial a otorgar subsidios de emergencia.

En ese contexto, el nuevo pedido de quiebra de BBunker golpea en un punto sensible. La firma brasileña, que ahora litiga contra Celulosa, es una de las principales proveedoras de insumos químicos y sistemas para la industria del papel, incluyendo procesos de blanqueo y protección de maquinarias. Su reclamo judicial expone que ni siquiera los socios estratégicos de la compañía logran cobrar en tiempo y forma, lo que amenaza con paralizar todavía más la cadena de abastecimiento.

Un futuro incierto

El directorio de Celulosa ya reconoció que la continuidad de la empresa depende de sumar nuevos socios o inversores que aporten fondos frescos para recomponer el capital de trabajo. Hasta ahora, los aportes del accionista mayoritario, por unos u$s7,6 millones, fueron insuficientes frente a la magnitud del deterioro.

Con planta productiva parada, default sin resolver, dos pedidos de quiebra en la Justicia y acusaciones por movimientos sospechosos de acciones, Celulosa Argentina enfrenta uno de los momentos más delicados de su historia. El concurso preventivo aparece como el último recurso para evitar un colapso inmediato, pero su desenlace todavía es incierto.

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