1 de agosto 2021 - 00:00

Llegó el momento de educarse en criptomonedas

Todavía estamos en una etapa temprana y en la que estamos siendo testigos de una primera entrada de participación institucional en el mercado de activos digitales.

bitcoin criptomonedas.jpg
Pxhere

Muchas de las personas que deciden dar el primer paso hacia el fascinante mundo de las criptomonedas no se dan el tiempo necesario para aprender sobre la tecnología blockchain. En general, han oído hablar de Bitcoin, quizás de Ethereum, de DAI, la volatilidad de los precios, pero no comprenden del todo cómo funcionan ni por qué significa un gran avance.

La tecnología blockchain sigue siendo para la gran mayoría de la gente algo desconocido, críptico, que parece de difícil acceso, y que genera desconfianza como todo lo desconocido. Naturalmente, la adopción de una tecnología nueva requiere de tiempo, no son procesos que se dan de un día para el otro. Por eso es que se suele comparar la etapa actual de las criptomonedas con lo que fue esa revolución tecnológica de los años 90 llamada Internet, cuando no existía la conectividad de hoy, no existían los smartphones, y si hacemos el ejercicio de recordar esos años era inimaginable pensar que en pocos años íbamos a pedir comida o un taxi desde una aplicación de celular.

Si tenemos en cuenta que la red de Bitcoin empezó a funcionar en 2009 y que la red de Ethereum -donde nacieron las finanzas descentralizadas (DeFi)- acaba de cumplir 6 años (30/07), es entendible que la tecnología blockchain pueda efectivamente estar atravesando una etapa similar a Internet en los 90. Ni hablar si mencionamos las plataformas DeFi más sólidas como Maker (2016), Aave (fines de 2017) y Compound (2019). Hay un gran ecosistema en plena construcción, y si vemos todo lo que sucedió en 6 años de vida de Ethereum, es difícil imaginar todo lo que puede avanzar en los próximos 5, 10 o 15 años.

Lo que sí sabemos y podemos ver hoy es que las DeFi están allanando el camino para convertir a las criptomonedas en una herramienta utilizable en todo tipo de transacciones cotidianas como pueden ser el ahorro, el crédito, los pagos, el envío de remesas, inversiones, más allá de la mera especulación financiera. Todo ello sin ningún tipo de intermediario ni trabas burocráticas. Podemos ver también cómo los tokens no fungibles (NFTs) están revolucionando el mundo del arte, los videojuegos y el deporte en general, y cómo la tecnología blockchain se empieza a aplicar en campos como la trazabilidad de alimentos, medicamentos e incluso en la administración pública.

Un error muy común es analizar a las criptomonedas solamente como activos financieros, si el precio del bitcoin sube o baja, cuando el valor real tiene que ver con el avance y la adopción de la tecnología que las sostiene. Porque la tecnología blockchain nació con la premisa de ser descentralizada y, por lo tanto, es imposible de censurar. Es una gran red distribuida en miles de computadoras alrededor del mundo sin un ente centralizado que la tenga bajo su control. Y es además un registro inmutable e incorruptible pero a la vez de código abierto, por lo que brinda una transparencia total y puede ser fácilmente auditada.

Desde el año pasado nos encontramos ante un punto de inflexión, porque inversores institucionales y grandes corporaciones a nivel global decidieron involucrarse de lleno en el mercado de las criptomonedas. Está claro que aún falta recorrer mucho camino para la adopción masiva, pero el hecho de que actores importantes como Mastercard, Visa, JP Morgan, Goldman Sachs, Blackrock, PayPal y algunos de los bancos más prestigiosos del mundo hayan decidido involucrarse en el mundo de las criptomonedas es un hito que representa un antes y un después en las finanzas como las conocemos hasta ahora.

Es muy probable que en los próximos 2-3 años gran parte del segmento institucional realice su primera operación con criptomonedas, y que progresivamente empiecen a considerarlas para su operación en forma activa y frecuente. Sobre todo en Latinoamérica, por ser una región que padece a diario flagelos como la inflación, devaluaciones periódicas, altos costos transaccionales, y la falta de herramientas de ahorro e inversión. Es el momento, todavía estamos en una etapa temprana y en la que estamos siendo testigos de una primera entrada de participación institucional en el mercado de activos digitales. El último año y medio nos ha proporcionado señales claras de que el movimiento ha comenzado.

Press Officer de Buenbit.

Dejá tu comentario

Te puede interesar