2 de diciembre 2025 - 08:30

De los millones a la tragedia: el empresario ahogado en deudas que cometió un macabro crimen

Por cuidar las apariencias, las obligaciones financieras lo presionaron y terminó cometiendo el peor de los asesinatos.

Ahogado por las deudas y la vergüenza cometió un crimen trágico.

Ahogado por las deudas y la vergüenza cometió un crimen trágico.

Imagen: Freepik

Esta historia es un recordatorio de cómo las presiones financieras pueden llevar a la desesperación y hasta la tragedia. En la superficie, parecían ser una familia estadounidense acomodada, dueña de un hogar valorado en más de 1,2 millones de dólares en Carolina del Norte. Sin embargo, escondían una severa crisis económica y un creciente espiral de deudas.

Lo que comenzó como dificultades económicas terminó en un macabro crimen que conmocionó a la comunidad. Ahogado por los problemas financieros y enfrentando un inminente desalojo, el empresario de la familia tomó una decisión atroz que acabó con la vida de sus seres queridos. El protagonista de esta tragedia es Rakesh Kamal.

Familia Kamal
Su situación financiera lo hizo cometer uno de los crímenes más trágicos.

Su situación financiera lo hizo cometer uno de los crímenes más trágicos.

La historia de la familia Kamal

Rakesh Kamal, de 45 años, había gozado de una vida de relativo éxito, trabajando en una empresa de software y luego en bienes raíces, con un salario que le permitía mantener a su esposa, Rania Kamal, de 40 años, y a su hija, Sarah, de 16, en una mansión de cuatro habitaciones. Sin embargo, su fortuna comenzó a desmoronarse.

La crisis económica de la familia era grave y persistente. El empresario no solo había perdido su trabajo, sino que se había endeudado considerablemente, llegando a acumular más de un millón de dólares en deudas. Esta situación lo había llevado a una profunda depresión y desesperación, al punto de que Rania le había pedido en varias ocasiones que declarara la bancarrota para aliviar la presión.

A pesar de los ruegos de su esposa, Rakesh se negaba a declarar la bancarrota por miedo a la vergüenza social, manteniendo la fachada de un hombre exitoso. La situación se volvió insostenible cuando los acreedores, hartos de los impagos, iniciaron acciones legales. La presión culminó con la orden de un tribunal de embargar y desalojar la propiedad familiar.

Le ordenaron desalojar y mató a su esposa y a su hija

Con la notificación de desalojo en mano y sin ver una salida a sus problemas económicos, Rakesh Kamal tomó la fatal decisión de terminar con su vida y la de su familia. La noche del crimen, el 10 de marzo de 2011, esperó a que su esposa, Rania, y su hija, Sarah, estuvieran profundamente dormidas para atacarlas.

Utilizando una escopeta de calibre 20, disparó fatalmente a Rania y Sarah en sus dormitorios. Tras cometer los asesinatos, él mismo llamó al 911 e informó fríamente lo que había hecho. Cuando la policía llegó a la residencia, lo encontraron en el sótano, también con una herida de bala mortal que él mismo se había infligido.

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