3 de octubre 2025 - 16:23

Emprendedores: una startup fundada por una argentina recibió u$s2,5 millones del fondo que apostó por Tesla y Coinbase

Eywa es una biotech que desarrolla compuestos psicodélicos para el tratamiento de enfermedades mentales. Reparte su operación entre Argentina y Uruguay. Captó la atención del legendario inversor Tim Draper.

Victoria Acosta Paz, Paola Rodríguez Camarot y parte del equipo de Eywa.

Victoria Acosta Paz, Paola Rodríguez Camarot y parte del equipo de Eywa.

Hace tres años, la argentina Victoria Costa Paz decidió dar un giro que la llevaría de los pasillos corporativos de Coca-Cola y Santander al corazón de uno de los sectores más disruptivos de la ciencia: la biotecnología aplicada a la salud mental. Comunicadora de formación, con experiencia en grandes multinacionales y startups, en 2022 se animó a dar el salto emprendedor y asumir riesgos y beneficios.

Ahora, con sus 28 años, resume el desafío con una convicción clara: “Emprender no es hacerse millonario, implica asumir más riesgo, sostener un propósito y esperar que la idea que te moviliza tenga impacto real”.

Junto a la científica uruguaya Paola Rodríguez Camarot fundó Eywa Biotech, una compañía que busca democratizar el acceso a terapias basadas en compuestos psicodélicos, con foco en la producción sustentable y escalable de moléculas como la psilocibina, hoy en el centro de la investigación mundial para tratar cuadros de depresión resistente, ansiedad y estrés postraumático.

“Lo que diseñamos es un proceso biotecnológico que permite producir estas moléculas de manera sostenible, con estándares farmacéuticos y a una escala que las haga realmente accesibles”, explica Costa Paz, quien aporta la visión estratégica y de negocios, mientras Rodríguez Camarot representa la base científica del proyecto.

La empresa nació con el objetivo de producir moléculas con potencial terapéutico de manera escalable, sostenible y con estándares farmacéuticos. Y de esa forma hacer posible lo que la ciencia internacional ya reconoce pero que aún no cuenta con un desarrollo industrial sólido en América latina.

Un nuevo foco de atención para el fondo Draper

La apuesta de las emprendedoras no tardó en llamar la atención de inversores globales. Hace pocos días, Eywa cerró una ronda de financiamiento seed por u$s2,5 millones, liderada por Tim Draper, el legendario inversor de Silicon Valley que supo confiar en Tesla, SpaceX, Skype y Coinbase cuando todavía eran proyectos incipientes.

Que Draper haya elegido poner su capital y su nombre en una startup latinoamericana fundada por mujeres no es un dato menor para las fundadoras de Eywa: en un mundo donde solo el 2% del venture capital se destina a compañías lideradas por mujeres, Eywa rompe moldes y envía un mensaje potente desde el Cono Sur hacia la escena global de la biotecnología.

La operación sumó además a Draper Cygnus, Panambi Ventures, un follow-on de u$s250.000 por parte de Gridx, el primer fondo que había apostado por Eywa en sus comienzos, y la incorporación de tres nuevos fondos regionales.

“Que Draper ponga su confianza en un proyecto fundado por mujeres en Latinoamérica envía una señal de confianza enorme. No es solo capital: es la validación de que podemos jugar en las grandes ligas desde acá”, subraya Costa Paz.

Victoria Costa Paz. CEO y Founder
Victoria Costa Paz es la CEO y cofundadora de Eywa Biotech.

Victoria Costa Paz es la CEO y cofundadora de Eywa Biotech.

“Este financiamiento nos acerca a un objetivo mayor: democratizar el acceso a terapias que transformen la vida de millones de personas. Queremos que cuando la psilocibina esté aprobada en más países, Eywa Biotech sea sinónimo de calidad, confianza y sustentabilidad”, destaca Costa Paz ante la consulta de Ámbito.

Según detallaron desde la compañía, el capital recaudado permitirá a Eywa avanzar en cuatro objetivos. Primero, escalar la producción hasta 200 L con validación GMP (Buenas Prácticas de Manufactura). Segundo desarrollar nuevas patentes y formulaciones para salud mental. Tercero, optimizar procesos genéticos y de biosíntesis, reduciendo costos y tiempos. Y cuarto, expandirse comercialmente hacia Latinoamérica, Norteamérica, Europa y Australia.

El propósito de Eywa en el ecosistema biotech

Eywa Biotech combina biología sintética e ingeniería genética, lo que permite producir compuestos psicodélicos sin depender de la extracción de hongos ni de recursos naturales escasos.

La clave está en un proceso biotecnológico que permite fabricar moléculas como la psilocibina a escala industrial, con ciclos de producción mucho más cortos y costos hasta cinco veces menores que los métodos tradicionales.

La empresa tiene su sede operativa en Uruguay, donde cuenta con un laboratorio que opera con un equipo regional de 13 profesionales. Esa ubicación no es casual. Rodríguez Camarot es de Montevideo. Y además, Uruguay es un país que se mantiene a la vanguardia en la investigación de usos medicinales de sustancias psicoactivas que en otros lugares todavía sufren restricciones y prohibiciones.

Desde allí, busca convertirse en proveedor estratégico para laboratorios, centros de investigación y compañías farmacéuticas que exploran los usos clínicos de compuestos psicodélicos.

De todos modos, en Argentina está la base de la operación de negocios. Es decir, desde Buenos Aires, Costa Paz se encarga de la compleja tarea de atraer clientes e inversores y promover la compañía a nivel internacional.

“En la región, uno de cada tres latinoamericanos enfrenta algún problema de salud mental. Los tratamientos disponibles muchas veces no alcanzan. Nosotros queremos abrir un nuevo capítulo con moléculas de grado clínico, accesibles y sustentables”, explica Costa Paz.

El proyecto también recibió apoyo institucional desde el gobierno de Uruguay. En 2024, Eywa fue seleccionada por el Uruguay Innovation Hub (UIH), que realizó su primera coinversión en conjunto con el fondo The Ganesha Lab. El aporte total fue de u$s100.000, destinado a impulsar el desarrollo de compuestos químicos para tratamientos de salud mental.

El UIH funciona bajo un esquema de Matching Funds, diseñado para apalancar inversión privada con capital público y acelerar el crecimiento de startups con potencial global.

El potencial de la psilocibina en la salud mental

La psilocibina es un compuesto psicoactivo presente en más de 200 especies de hongos que una vez ingerido se convierte en psilocina. Y ésta es la sustancia que actúa en el sistema nervioso central generando alteraciones perceptivas y de estado de ánimo.

Durante décadas, estuvo catalogada como droga prohibida, lo que frenó la investigación científica. Sin embargo, en los últimos años, la evidencia clínica acumulada cambió el panorama, según informó la prensa especializada.

Por ejemplo, en Australia, desde 2023, médicos especializados pueden prescribir psilocibina para tratar depresión resistente y estrés postraumático. En Canadá, el acceso con fines médicos está avanzando, con permisos especiales y ensayos clínicos en marcha.

Además, en Estados Unidos y Europa, hay más de 190 ensayos clínicos activos. Los resultados preliminares muestran mejoras significativas en pacientes que no respondieron a terapias convencionales.

Según la mirada de las fundadoras de Eywa, el potencial es enorme ya que la salud mental se ha convertido en una pandemia silenciosa, con uno de cada tres latinoamericanos enfrentando algún tipo de trastorno y con sistemas de salud que muchas veces no logran dar respuesta.

“La salud mental es un desafío global: millones de personas necesitan nuevas soluciones, pero los tratamientos tradicionales no siempre alcanzan. Con psilocibina de grado clínico buscamos abrir un nuevo capítulo en el cuidado de la salud mental: accesible, sustentable y humano”, sostiene Costa Paz.

Eywa busca insertarse en este mercado global emergente, aportando un ingrediente clave: materias primas farmacéuticas de grado GMP, producidas de manera sustentable y confiable.

Un recorrido emprendedor desde las gaseosas a la biotecnología

El recorrido que llevó a Victoria Costa Paz hasta la fundación de Eywa no empezó en un laboratorio, sino en las aulas de la Universidad de San Andrés, donde se formó en Comunicación. Tras graduarse, dio sus primeros pasos profesionales en grandes compañías.

En Coca-Cola, trabajó en el área de comunicaciones a cargo de marcas masivas como Sprite y Fanta. Luego, pasó al mundo financiero en Banco Santander, donde adquirió experiencia en la gestión de proyectos y comunicación corporativa. Más tarde, se involucró en dos startups, lo que le permitió conocer de cerca las dinámicas de equipos ágiles, el contacto directo con inversores y la lógica de construcción de compañías desde cero.

Esa combinación, formación en comunicación, experiencia en grandes corporaciones y aprendizaje en startups, le dio a Costa Paz la perspectiva necesaria para animarse a emprender. “Hay una moda de emprender, porque es cada vez más accesible. Ahora tenemos más herramientas, más globalización”, explica

Lo que la empujó no fue el objetivo económico, sino la convicción de que podía liderar un proyecto con impacto real. En Paola Rodríguez Camarot encontró la socia perfecta: mientras ella aportaba el conocimiento en negocios y estrategia, Rodríguez sumaba la pata científica para darle sustento a la visión.

Desde Eywa Biotech Victoria impulsó la conformación de un Board of Advisors con experiencia de nicho, un equipo interdisciplinario de excelencia y una estrategia de expansión regional de la compañía, que ahora tiene a Brasil como su próximo objetivo.

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