24 de abril 2021 - 00:00

Covid-19: la vacuna y el miedo a las inyecciones

El pánico extremo a las agujas pone en riesgo no sólo la salud del afectado, sino la del resto de los convivientes. Con el acompañamiento idóneo de un psicólogo, el pronóstico es muy bueno. 

El pánico extremo a las agujas pone en riesgo la salud del afectado que se resiste a colocarse la vacuna a pesar de los beneficios.

El pánico extremo a las agujas pone en riesgo la salud del afectado que se resiste a colocarse la vacuna a pesar de los beneficios.

Foto: Reuters

¿Qué es una fobia? Existe un porcentaje de la población que sufre un trastorno de ansiedad. Un miedo irracional exacerbado debido a algún posible suceso traumático a lo largo de la infancia.

Existen muchos tipos de fobias, aunque todas caracterizadas por una sensación de inseguridad ante situaciones cotidianas que dificultan la vida a tal punto de buscar respuestas alternativas ante el malestar. La mayoría se inician durante la niñez y continúan durante la vida adulta.

En casos de pánico extremo a las agujas, la evitación de estas situaciones de terror, ponen en riesgo no sólo la salud del afectado, sino del resto de los convivientes.

Estas fobias específicas se manifiestan en el aquí y ahora, con episodios de ansiedad que generan limitaciones en la vida diaria del paciente impidiendo su abordaje. Pero ¿cómo hacemos frente a una situación que vivimos como una amenaza extrema?

Ante el surgimiento de las vacunas que buscan ofrecer una alternativa ante el avance del COVID, personas que sufren este miedo excesivo se resisten a su administración, incluso conociendo sus beneficios.

Las conductas evitativas representan un problema que genera un quiebre en la rutina diaria del afectado. La buena noticia es que, con el acompañamiento idóneo de un psicólogo, el pronóstico es muy bueno.

La psicología cognitiva surge en la década del 50 y es una de las corrientes de pensamiento más recientes dentro de la investigación psicológica. Uno de sus principales aportes es la capacidad de entender a la mente humana como una computadora, con sus puertas de entrada y salida de datos.

Esta metáfora computacional fue el punto de partida para la creación de modelos teóricos que permitiesen predecir el comportamiento. Centraliza su estudio en aquello inherente a la percepción, la toma de decisiones y la forma en que procesamos la información.

La implementación de técnicas conductuales favorece al abordaje de conflictos conductuales, generando conductas adaptativas que permiten hacer frente al problema.

A través de la desensibilización sistemática el objetivo es lograr un aumento de la relajación en el paciente que permite una nueva asociación con lo que antes generaba la experiencia desagradable.

¿Cómo vencemos ese miedo?

La terapia cognitiva conductual, denominada TCC, es efectiva a la hora de modificar pensamientos o conductas negativas. En muchos casos estos miedos no sólo se controlan, sino que se superan.

El primer abordaje consiste en la reconfiguración de la imagen mental aterradora para luego pasar a una segunda instancia de afrontamiento paulatino en la vida real.

Una vez realizado el ejercicio imaginario de visualizar la imagen o experiencia aterradora, la exposición progresiva frente al factor estresor aumenta satisfactoriamente el grado de autoeficacia.

Estas exposiciones graduales acompañadas de ejercicios de respiración abdominal posibilitan que el sujeto disminuya esa sensación de peligro inminente.

Este programa de intervención cognitivo conductual busca disminuir los pensamientos irracionales y las conductas de escape.

Enfocarse en la construcción de reducciones que minimicen las situaciones temidas es la clave. Cualquier avance que parezca pequeño, es el primer paso hacia la construcción de una victoria.

(*) Responsable de la Licenciatura en Psicología UADE

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