“Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación…” (La Biblia: Romanos 12:3, NVI)
Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte XIII)
-
Último test de deuda de marzo: el Gobierno sale a buscar algo más de $280.000 millones
-
¿La crisis de bancos generó un contexto favorable frente a la deuda con el FMI?

NIcolás Dujovne
“…la teoría es indiscutiblemente realista y coherente, pero es antidemocrática en potencia, si el grupo de referencia se autoproclama a partir de la dudosa condición de experto”. (Economistas contra la democracia, pag.172, Jaques Sapir, Ed. B.S.A., 2004, Barcelona, España).
La hipótesis que satisfacía la lógica macroeconómica del marco teórico del “mejor equipo de los últimos 50 años”, implicaba equilibrar las cuentas fiscales y nivelar la política monetaria, como expresaban en actitud altanera: “para ser un país normal”.
Argentina venía “haciendo los deberes” (según su criterio) en materia monetaria al costo de duplicar el stock de Lebacs, que a su vez equivalía al doble de la base monetaria, habiendo gastado entre 13 y 15 mil millones de dólares de interés en 2016. Sin embargo, a fines de marzo de 2017, tenía pendiente ordenar las cuentas fiscales, ya que, en ese entendimiento, tener unas finanzas públicas sólidas es condición imprescindible para poder acumular capital en forma sustentable.
En las universidades se enseña: “sin cuentas superavitarias, los niveles de stock de capital y empleo no concurren” y, si hay “costos de financiamiento crecientes con salarios reales decrecientes, conducen a menores niveles de producción y una calidad de vida en retroceso”. Siguiendo esa lógica, no había progresos, por lo cual no se podía pensar en una futura reducción de deuda, ni riesgo país, porque podría aumentar el riesgo de insolvencia fiscal intertemporal. Esta era claramente la cuestión que venía a sumarle problemas a Mauricio Macri: endeudamiento progresivo y costos ascendentes.
El déficit fiscal primario no se contrajo, por el contrario, se disparó alrededor de 61% en febrero 2017 y, las metas fiscales trimestrales para 2017 no generaban optimismo. Las proyecciones hasta el tercer trimestre del año lucían laxas. Si nos deteníamos a observar las metas Dujovne 2017, podíamos identificar una reversión temporal importante con respecto a 2015 y 2016, donde el 75% del déficit se concentraba ahora en los tres primeros trimestres.
La idea era pasar de un déficit primario de $ 66 mil millones en el segundo trimestre de 2016, a otro de $ 136.500 millones en el segundo trimestre de 2017, lo que implicaba un aumento de 105%. El aumento era descomunal, imaginaban un automóvil a 150 Km. por hora en la recta, tomando la curva a 200 Km. por hora.
Estaba clarísimo, lo único importante era fogonear el gasto para apuntalar la campaña política (elecciones de medio termino de octubre 2017).
Por ello no era absurdo esperar que después de las elecciones se intentara aplicar un ajuste brutal y ahora imaginaban que el automóvil que tomo la curva a 200 Km. por hora, clavara los frenos y metiera marcha atrás.
En el mientras tanto, “estrategia Ravi Shankar” de relajamiento de las metas fiscales los primeros tres trimestres del año para evitar la profundización del descontento social.
De acuerdo al programa fiscal oficial, los recursos totales del Sector Público Nacional y la reducción del déficit primario con la previsión de inflación proyectada que surgía de precios implícitos, se podía deducir que se debería ajustar significativamente la expansión del gasto público, respecto del año anterior.
Esto socialmente no era viable, dado el contexto social descripto-alto nivel de reclamación transeúnte-, a solo 15 meses de gobierno y 6 meses de las elecciones.
Un “gobierno serio”, según el manual, debía aplicar una poda brutal del gasto público, un enérgico reajuste tarifario con -down sizing- de personal; es decir, una reingeniería radical.
En voz baja, el mejor equipo de los últimos 50 años no exteriorizaba convicciones. Véase las bajas de funcionarios que se fueron dando, posterior al despido de Prat Gay. Recuerde que el gerenciamiento estaba a cargo de dos ex McKinsey: Quintana y Lopetegui. Habría trascendido que la empresa que los formó, tendría un plan de carrera muy específico con una política “up or out”. Significaría que, o se promociona durante un tiempo determinado o se abandona la firma, como ya lo había probado Isela Constantini, y otros considerados “blandos”. La inviabilidad social de ajustar aun de a poco, anticiparía la tercera frustración del mismo enfoque en solo 36 años.
El programa Dujovne, no tuvo tratamiento parlamentario, y no contaba con apoyo del Congreso ni de los gobernadores. Suponiendo que alcanzarían las metas de reducción del déficit primario, el déficit fiscal global, que incluye el pago de intereses, no disminuiría entre 2015 y 2019. Las metas de disminución del déficit primario no involucraban una reducción del déficit fiscal global-esto es, después del pago de intereses-, consecuentemente la estrategia comprendía una ampliación de los niveles de endeudamiento.
Del BCRA solo diremos que para que la inflación 2016 cerrara en más de 40% (récord en dos décadas-segundo país de la región después de Venezuela-) las ganancias de quienes invirtieron en Lebacs, costaron alrededor de u$s 14 mil millones de dólares-al cambio-de 2016. Si los tenedores de Lebacs (u$s 43.000 millones) decidían que ya habían ganado suficiente y comenzaban a pasarse a dólares, sus tenencias totales equivalían a 85% de las reservas brutas del BCRA.
Si a esa catástrofe le sumábamos el riesgo que ofrecían los depósitos en caja de ahorro en dólares (u$s 15 mil millones) que se podían reclamar en un día por mostrador, mas la cancelación de los poseedores de plazo fijo en dólares a cortísimo plazo (u$s 6 mil millones) retirando los depósitos por cualquier episodio eventual como la salud del presidente, su estado de animo o hastío de las presiones, las consecuencias eran imprevisibles.
Los economistas del mejor equipo de los últimos 50 años estaban orgullosos de lucir muy conscientes y eran las últimas personas que quienes sus votantes esperarían encontrar relacionadas con vicisitudes inconcebibles y ocultas.
Los sueños fueron maravillosos, pero comenzaba el viaje a una pesadilla.
Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros.
- Temas
- Deuda
Dejá tu comentario