El Estado "privatiza" sus responsabilidades
Todas las semanas nos alarmamos por los accidentes fatales en las rutas. No asume la falta de planificación, mientras que sí se ocupa de subsidiar a las concesionarias y de autorizar las casillas de peajes.
Los estadios de fútbol son caldos de cultivo para las barras bravas, que impunemente cometen actos de vandalismo domingo tras domingo y que nadie las controla. Son las mismas patotas utilizadas una y otra vez por bandas mafiosas que disputan su poder dentro de nuestras instituciones, nuestros barrios y nuestras calles. Por ejemplo, nadie del gobierno explicó qué pasó realmente en el Hospital Francés, y mágicamente, nadie es responsable de semejantes hechos de violencia y locura.
Los trágicos hechos del 17 de octubre pasado desnudaron una vez más esta transferencia de responsabilidades, la seguridad, valor indelegable en una sociedad que vive en un pleno estado de derecho, fue delegada a bandos sindicales enfrentados.
El gobierno hace agua en muchos temas que preocupan al conjunto de la ciudadanía. En lugar de reconocerlo o trabajar para resolverlos, traslada culpas, las descarga en la Iglesia, en los medios de comunicación, en la oposición y llamativamente en la ciudadanía..
Usa, como moneda corriente, la difamación por medio de funcionarios. Descalifica las propuestas que realiza la oposición desacreditándolas permanentemente. Algunos funcionarios o dirigentes influyentes utilizan a los «batatas modelo siglo XXI», llámense Muhamad o Quiroz, usando la violencia como metodología para resolver las cuestiones.
Ante los hechos descriptos cabe reflexionar si es que estamos frente a un Estado que traslada los problemas a su ciudadanía por su propia ineptitud o si, por el contrario, sufrimos un gobierno que no quiere resolver los problemas por falta de apego a las necesidades del pueblo.
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