Desde la publicación de su libro “Homo sapiens” hace 10 años hasta su más reciente “Nexus”, el historiador israelí Yuval Harari se ha convertido en uno de los intelectuales más influyentes del planeta.
El futuro del Bitcoin y Harari: relatos, tecnologías y desconfianzas
El historiador israelí Yuval Harari descree del bitcoin por considerarlo un activo basado en la desconfianza, mientras sostiene que el dinero constituye "el más universal y más eficiente sistema de confianza mutua que jamás se haya inventado".
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Sus reflexiones acerca de fenómenos históricos, políticos, sociales, económicos y tecnológicos lo han llevado a explorar el origen y la permanencia de todo tipo de sistemas.
En su último libro trata de descifrar la incidencia de los sistemas de información a lo largo de la historia hasta nuestros días tanto bajo regímenes totalitarios como democráticos, interesándose por las implicancias del advenimiento de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad
Lo abarcativo de su mirada lo ha llevado a tratar de explicar todo tipo de fenómenos, entre los que se encuentra el del dinero, que Harari considera una de las realidades intersubjetivas más exitosas creadas por el ser humano. En ese recorrido el historiador ha abierto un rico debate al expresar su opinión negativa respecto a las bases de desconfianza sobre las que él considera se funda el bitcoin.
Bitcoin y la desconfianza en el mundo centralizado
El bitcoin nace durante la explosión de la crisis financiera del año 2008 como un grito de rebeldía y de desconfianza contra los entes centralizados, corporizados en el sistema financiero a través de los bancos privados y los bancos centrales.
Con un marcado sesgo ideológico en el que confluyen diversas corrientes como las libertarias, anarcocapitalistas, cypherpunks, y adherentes a la escuela económica austriaca, entre otras, el bitcoin surge con la aspiración de reemplazar a las, a su criterio, inflacionarias y devaluadas monedas fiduciarias, sean tanto pesos argentinos como euros, dólares, coronas noruegas o renminbis.
Uno de los conceptos más repetidos, 12 veces, en el documento blanco inicial (whitepaper) que da vida al bitcoin en el año 2008 es la palabra “confianza”. Satoshi Nakamoto (el seudónimo por el que se conoce al inventor de Bitcoin) explica en ese informe la lógica de este nuevo activo señalando: “Hemos propuesto un sistema para realizar transacciones electrónicas sin depender de confianza”.
Basándose en las múltiples imperfecciones evidenciadas por el sistema financiero centralizado en términos de costos, abusos y de falta de privacidad, Nakamoto aseguraba en ese documento fundacional que “es necesario, por tanto, un sistema de pago electrónico basado en prueba criptográfica en lugar de confianza, permitiendo que dos partes interesadas realicen transacciones directamente entre ellas, sin necesidad de un tercero de confianza”
La palabra confianza se asocia a la creación del bitcoin con distintas miradas e interpretaciones. Por ejemplo, desde la óptica maximalista, en su libro “Mastering Bitcoin”, Andreas Antonopoulos un defensor convencido de la utopía bitcoin, define al criptoactivo no como una moneda digital sino como algo mucho más grande y profundo “una red descentralizada de confianza sobre la cual se puede construir -y se está construyendo- una nueva realidad”.
Harari, la importancia de la confianza y de la construcción de relatos corregibles
Con una tesis antagónica a la de sus defensores, Harari rechaza al bitcoin defendiendo la importancia de crear sistemas de confianza como el construido alrededor de las monedas emitidas por bancos centrales.
El historiador sostiene que los “homo sapiens” hemos llegado a ser la especie dominante en el planeta Tierra a lo largo de miles de años gracias, entre otros factores, a nuestra imaginación para construir relatos comunes, a la capacidad de cooperar entre un gran número de humanos y a la confianza que requiere esa cooperación para poder perdurar.
Para Harari, de todos los relatos creados por la humanidad durante milenios el del dinero constituye «el más universal y más eficiente sistema de confianza mutua que jamás se haya inventado».
Precisamente por ello critica que el bitcoin base su arquitectura en la desconfianza ante los humanos que hoy administran el planeta a través de entes centralizados.
En su nuevo libro “Nexus” Harari afirma, además, que el advenimiento de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial implican un riesgo de magnitud para el futuro de la humanidad en la medida que alejan del arbitrio humano la capacidad de decidir sobre nuestros destinos, dejándolo en manos de inteligencias superiores capaces de dominarnos, de igual manera que los humanos hemos sometido a especies menos inteligentes en los últimos milenios.
El historiador enfatiza la importancia de que el ser humano mantenga constantemente la capacidad de intervenir sobre sus creaciones. A su juicio la principal herramienta contra las desviaciones totalitarias o anárquicas es contar con instituciones o sistemas que incorporen el principio de autocorrección al que define “como a los mecanismos que una entidad emplea para autocorregirse”.
En ese sentido el rígido diseño y gobierno del bitcoin sustentado en redes descentralizadas complejiza su capacidad de enmendar ágilmente errores, proceso que resulta más sencillo de tramitar en entes menos descentralizados o directamente centralizados.
Aparte de la importancia de la confianza, Harari destaca la invención del relato como uno de los rasgos esenciales de la humanidad, señalando que el hombre ha llegado a dominar el planeta gracias a crear relatos que permitieron conectar a centenares y luego a millones de “homo sapiens”.
El historiador señala que, de todos los tipos de relatos, los que crean realidades intersubjetivas han sido los más relevantes para el desarrollo de las redes humanas a gran escala.
En este sentido es que Harari explica en su último libro la suba espectacular en el precio del bitcoin durante la última década “en base a los relatos que la gente contaba y creía acerca de este criptoactivo”.
Sostiene, con numerosos ejemplos a lo largo de la historia, que los relatos capaces de cautivar la imaginación y la voluntad de millones de personas son los que permiten crear nuevos sistemas.
El relato bitcoiner
En ese sentido el bitcoin construye desde su génesis hace 15 años una narrativa muy poderosa desde lo simbólico intentando asociar su adn con el concepto de libertad.
Según ese relato el bitcoin es una herramienta contracultural capaz de empoderar y brindar soberanía financiera a ciudadanos de todo el planeta frente a un ineficaz mundo tradicional donde los entes centralizados, sean públicos o privados utilizan la información que concentran para controlar y sacar provecho monetario.
El relato bitcoiner embellece un mundo financiero nuevo, sin los vicios del sistema tradicional, donde todos los que deseen tener control de su vida financiera lo hagan a través de cuentas que estén bajo su custodia, logrando una soberanía monetaria de la que hoy carecen.
También caracteriza al bitcoin como un activo invulnerable tecnológicamente y “deflacionario”, desacoplado además de los volátiles instrumentos financieros tradicionales.
Sin embargo, es importante marcar que la narrativa bitcoiner, en muchos aspectos no guarda correlato con su desarrollo concreto hasta el presente.
Algunos contrastes entre narrativa bitcoiner y realidad
Si bien el bitcoin ha evidenciado un elevado grado de adopción a nivel global, la cantidad de cuentas abiertas en todo el planeta a través de claves privadas auto-custodiadas han sido superadas abrumadoramente por las cuentas activas custodiadas en los denominados “exchanges” centralizados
- La idea que el bitcoin actuaría tanto como medio de pago como refugio de valor ante crisis financieras no se ha visto hasta el momento plasmada en la realidad debido a la elevada volatilidad de su precio así como por su correlación positiva con la evolución en las cotizaciones de activos financieros tradicionales asimilables.
- En relación a la promesa de crear un sistema financiero descentralizado con una lógica superior a la tradicional, y pese a avances en plataformas DeFi (de finanzas descentralizadas), el ecosistema cripto en sus distintas capas ha sido cooptado por plataformas y productos centralizados replicando las mismas prácticas a las que supuestamente venía a reemplazar y mejorar.
- En lo que hace a su sustento tecnológico, resulta llamativo que quienes desarrollaron una tecnología innovadora como blockchain revolucionando en poco tiempo el mundo financiero global no reconozcan el avance de nuevas tecnologías capaces de superar y vulnerar a la existente en un horizonte relativamente cercano.
La proyección de emisión del último Bitcoin por el año 2.140 no debería interpretarse como una profecía de una red como la de bitcoin inmune a la obsolescencia o a la innovación, incluso de nuevos productos financieros digitales que aún ni siquiera imaginamos. Sólo a modo de ejemplo el advenimiento de la computación cuántica representa una amenaza concreta a la seguridad del bitcoin.
- Por su parte el concepto ideal de descentralización, corporizado en miles de nodos esparcidos independientemente por el planeta parece contrastar con la concentración creciente de grandes pooles de minería del bitcoin.
La lista de diferencias entre el idílico universo narrado por los bitcoiners y la realidad es larga. Podría incluirse también el predecible ingreso al ecosistema de actores maliciosos que ciertamente actúan en todos los ámbitos, como peligrosas bandas criminales cuyo accionar se ha visto facilitado en esta red gracias al seudo anonimato de la plataforma.
Fortalezas del ecosistema cripto y mecanismos de autocorrección
Sin embargo, y pese a lo señalado, es importante reconocer que la tecnología Blockchain, más allá del funcionamiento del bitcoin, ha demostrado en estos últimos años ser una de las más innovadoras y robustas con un sustrato concreto.
Su adopción global en todo tipo de actividades se basa en capacidades y cualidades sobradamente probadas.
Llamativamente y pese a advertir en su libro Nexus sobre los riesgos de sistemas de información centralizados que pueden derivar en regímenes totalitarios, Harari no parece ponderar los beneficios que otorga una tecnología descentralizada y más transparente como la que viene de la mano de la Blockchain.
Sin embargo, según sea la interpretación que hagamos, la escasa cantidad de cambios que han logrado efectuar en el programa base de Bitcoin desde su lanzamiento, puede ser vista tanto como una fortaleza, como tornarse en su talón de aquiles cuando el protocolo debe responder ágilmente a desafíos relevantes sean predecibles o inesperados.
Como contraejemplo de un mayor grado de flexibilidad y autocorrección en el ecosistema cripto, la red Ethereum, que lidera la incorporación de tecnología dentro del este ecosistema, ha logrado mutar exitosamente de un protocolo que inicialmente consumía mucha energía a otro ambientalmente más eficiente y ya ha presentado entre otras muchas iniciativas, un plan para migrar sus algoritmos de encriptación a los de resistencia cuántica “quantum-resistant”, por medio de la tecnología de pruebas de conocimiento cero (zkp).
Perspectivas
Las consideraciones de Harari respecto a los fundamentos del bitcoin y su futuro abren un debate complejo y necesario sobre el futuro de este criptoactivo.
Quizás una de las reflexiones a las que nos lleva su planteo es que los relatos más perdurables y virtuosos, que han marcado grandes avances en la humanidad, son los que se basan en consignas claras, objetivas, realistas y que cuentan con herramientas capaces de enmendar errores, adaptándose ágilmente ante entornos cambiantes.
Harari, pese a sus preocupaciones por el accionar de estas nuevas tecnologías abre una luz de esperanza al sostener: “ …debemos dejar de lado nuestras fantasías de infalibilidad y comprometernos con el trabajo duro y bastante prosaico de construir instituciones con mecanismos de autocorrección sólidos”.
Carlos Weitz- Expresidente de CNV y Profesor de Fintech, Bigtechs, Criptoactivos y Monedas Digitales. Universidad de Buenos Aires.
Daniel Díaz – Profesor de Tecnología de la Información. Universidad Nacional Rosario
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