En Argentina, cientos de miles de hogares no cuentan con un piso adecuado. Según estudios de Hábitat para la Humanidad Argentina, revertir esta situación aumentaría hasta dos horas por día el tiempo de juego de las infancias. ¿Por qué es tan importante esto?
Esta Navidad: ¿regalamos juguetes o lugares seguros donde jugar?
En un país donde la pobreza infantil alcanza niveles récord, una mejora básica en la vivienda -como reemplazar un piso de tierra- puede transformar la salud, el desarrollo y el derecho al juego de miles de niños y niñas, mostrando que combatir la pobreza también empieza por el hogar.
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Un piso seguro puede cambiar la vida de las infancias: mejora la salud, reduce el ausentismo escolar y garantiza el derecho a jugar en un país donde la pobreza infantil ya es estructural.
Hace pocos días, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA reveló nuevos datos sobre pobreza multidimensional. Entre las principales conclusiones, se destacan la persistencia de la pobreza crónica que se reproduce generacionalmente y los altos niveles de pobreza infantil, que alcanzan el 58%, siendo el sector etario más afectado.
Si bien los datos no sorprenden, sí resultan alarmantes. Nacer pobre en Argentina ya no es una excepción: es la regla para la mayoría. Y nacer en la pobreza compromete el futuro, porque condiciona la salud, el desarrollo cognitivo, la educación y tantas otras dimensiones de la vida.
Esta problemática se manifiesta de manera particular en la vivienda. Una vivienda inadecuada tiene efectos negativos sobre el desarrollo de las personas. El lugar donde deberíamos sentirnos seguros puede convertirse en una causa de enfermedades. El
espacio donde niños y niñas deberían crecer puede transformarse en na trampa.
En Argentina, cientos de miles de hogares aún tienen piso de tierra. Otros tantos cuentan con pisos que están rotos, sin terminar, que no se pueden limpiar, por los que penetra humedad y que son una fuente de enfermedades y peligros para quienes viven en la casa, principalmente los niños.
Hace poco conocí en uno de los proyectos que desarrollamos en Pilar a Bruno, un niño que jugaba con la tierra de su casa y que padecía asma e infecciones dermatológicas, condicionadas por la falta de higiene y el contacto constante con la tierra. Su madre me contó que, a partir del reemplazo del piso (un mejoramiento de vivienda altamente económico para su efectividad), Bruno dejó de ir al hospital por el asma y
mejoró enormemente el estado de su piel. En definitiva, esta pequeña intervención le cambió la vida.
Los efectos de un piso de concreto (sí, solo un piso seguro), tiene enormes efectos positivos en las infancias:
- Aumenta hasta dos horas por día el tiempo de
- Reduce un 15% el ausentismo escolar y mejora el desempeño.
- Disminuye un 78% la aparición de infecciones parasitarias y un 81% la anemia. El juego es un derecho consagrado por nuestra Constitución a través de la Convención sobre los Derechos del Niño. Este reconocimiento se basa en los beneficios del esparcimiento para la infancia. Existe una correlación entre el tiempo de juego y el desarrollo cognitivo. Más horas de juego no solo implican una mejor infancia, sino también una mejor adultez.
Por eso, si queremos trabajar con seriedad para reducir los niveles de pobreza en nuestro país, debemos darles herramientas a las próximas generaciones para empezar sus vidas con las condiciones lo más ventajosas posible. Y empezar por brindarles un espacio seguro para jugar, crecer y ser niños y niñas es un primer paso en esa dirección.
Hábitat para la Humanidad trabaja por que cada persona tenga un lugar digno donde vivir. A nivel regional, se propuso en un plazo de tres años, reemplazar 100 mil pisos de tierra por materiales seguros.
Este diciembre, en Hábitat para la Humanidad Argentina decidimos levantar la voz e impulsar la campaña “Esta Navidad, regalá un piso para jugar”, con el doble objetivo de visibilizar esta problemática y recaudar fondos para llevar adelante un ambicioso proyecto de mejoramientos habitacionales.
El metro cuadrado de un piso seguro cuesta 15 mil pesos. Pero quienes se sumen a esta misión estarán aportando a mucho más: aumentarán las posibilidades presentes y futuras de muchos niños que podrán jugar, gatear y desarrollarse.
Directora Ejecutiva Hábitat para la Humanidad Argentina
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