Mi respuesta siempre fue consistente con la que doy cuando me preguntan mi opinión sobre hacer o no algo: nadie debería decirte qué hacer, pero me hago esta pregunta. En 2019, ¿sabría que luego el mundo cambiaría? Y la respuesta es que salvo algunos iluminados, no sabíamos lo que sucedería unos meses después y que muchos cambios vendrían para quedarse.
¿La pandemia es un buen momento para buscar un hijo?
En cualquier momento que estemos buscando la llegada de un hijo enfrentamos la única certeza posible: no sabemos cómo será el mundo y qué futuro deparará.
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Aquellos que se aventuraron a crear nuevas formas de vincularse con su hogar, con su cuerpo, con su pareja, expandieron su fertilidad.
Entonces podemos concluir que en cualquier momento que estemos buscando la llegada de un hijo enfrentamos la única certeza posible: no sabemos cómo será el mundo y qué futuro depara a nuestros hijos y nietos. Por lo tanto, tomar la decisión implica en cualquier momento, aceptar el riesgo.
Parados hoy y luego de un año de pandemia los medios de comunicación a lo largo del mundo mostraron algunas tendencias: los países llamados “ricos” tendieron a disminuir las tasas de concepción y los llamados “pobres” a incrementarlas. Desde la muestra que me ha tocado acompañar durante este año puedo decir, que NINGUNA de las personas que venía acompañaron abandonaron su sueño, pero sí que algunas decidieron posponer la búsqueda concreta y dedicarse a prepararse mejor. Esto también fue impulsado por la suspensión por varios meses de los tratamientos de medicina reproductiva. Desde mi rol profesional, este efecto resulta realmente esperanzador.
Mi sueño de tener entre los participantes de mis talleres cada vez más personas que desean prepararse para la mapaternidad, antes de incluso iniciar una búsqueda, empezó a concretarse.
Por otro lado, entendiendo desde la mirada que propongo desde hace más de 5 años, a la fertilidad como la conexión con la capacidad de crear vida, hay un efecto positivo que a algunos les trajo el aislamiento iniciado en 2020: aquellos que se aventuraron a crear nuevas formas de vincularse con su hogar, con su cuerpo, y con su pareja y lograron adaptarse a la nueva realidad, expandieron su capacidad creativa y derribaron límites internos dentro de un contexto incierto y cambiante y por lo tanto expandieron su fertilidad.
También hay otros efectos no tan deseados: el miedo a la enfermedad, a la muerte propia o de los allegados, la incertidumbre por el futuro han incrementado la predominancia de la capa cerebral más primitiva, que es el cerebro reptiliano y por lo tanto, nuestra respuesta de supervivencia.
En estado de supervivencia, se activan las respuestas de alerta primitivas: huir o atacar. Y en este estado, la reproducción no tiene lugar en seres humanos conectados e integrados. Primero el cuerpo propone preservar la vida presente.
En conclusión, desde mi mirada, ya sea para capitalizar las oportunidades, como para paliar los sufrimientos de esta pandemia en lo que respecta al rol que cumplimos desde Nidra Mater, la fertilidad está siendo finalmente, un camino de búsqueda interior más consciente.
* Por Jorgelina Galera, creadora de Nidra Mater
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