"Hay que convivir con inestabilidad"
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P.: ¿Cómo repercutió la crisis económica de 2001 en su actividad laboral?
C.M.: Estaba trabajando en una empresa de seguros. Por suerte no me tocó pasar por una situación de discordia con clientes porque la empresa se ocupó de protegerles sus activos. Si bien la crisis desencadenó un gran impacto en todas las empresas, los clientes no se sintieron tan afectados porque a pesar de la pesificación se les aseguró permanentemente que la protección por la que habían pagado seguía en pie.
P.: ¿Cómo ve actualmente a nuestro país?
C.M.: Veo una Argentina que sigue creciendo, aunque no al mismo ritmo con que lo hacía hace un par de años. El mayor problema hoy es la apertura crediticia, el control de tipo de cambio y de las estructuras energéticas. Creo que en el corto plazo el gobierno seguirá efectuando políticas para impedir un mayor crecimiento de la inflación.
P.: ¿Qué condiciones cree que debe reunir un profesional para desempeñarse en un puesto jerárquico dentro de una empresa en nuestro país?
C.M.: Ser directivo en la Argentina lleva un plus: se requiere flexibilidad al cambio y creatividad para convivir en un escenario poco estable. Creo que además es importante trabajar sin descuidar los criterios éticos, ser capaz de desarrollar el liderazgo de sus empleados y guiarlos en su trabajo, capacitarse permanentemente y no tener miedo de trabajar con empleados que sean los mejores en su labor, actitud que se observa con frecuencia en los directivos. También es necesario que pueda convivir en organizaciones matriciales, para lo cual es imprescindible implementar buenos canales de comunicación. Por último, se debe lograr un buen equilibrio entre vida personal y laboral y no ser ciegamente ambicioso y soberbio.
P.: ¿Qué deficiencias observa en los jóvenes profesionales?
C.M.: Que no saben elegir bien a qué empresas se incorporan. Cuando yo era joven renuncié a varias búsquedas porque no estaba conforme con el entorno de trabajo que dichas empresas me ofrecían. Además hay empresas en las que el profesional ve reducido su potencial, y esto, lejos de ser una gran ganancia, es una gran pérdida. Los jóvenes no analizan bien, se ven motivados en la conveniencia inmediata pero no se fijan en la construcción profesional futura. Deberían desarrollar proyectos con futuro. Tal vez entran a una empresa y están tres meses y se van a otra porque les paga mejor, pero eso no significa que se trate de una empresa más seria. Además, esos saltos en el currículum vitae no son positivos.
P.: ¿A nivel laboral alguna vez sintió diferencias por su condición de mujer?
C.M.: Nunca. Pero debo reconocer que hay muchos casos en los que hay hombres que llegan a puestos importantes sin ser capaces, mientras que hay mujeres con gran capacidad y no llegan a ocupar ese puesto porque se privilegia al hombre. De todas maneras, ya hay gran cantidad de empresas que tienen un importante plantel femenino, porque se dieron cuenta de que la mujer tiene un punto de vista especial, dado que somos más emocionales y sensibles.
P.: ¿Cómo hace para desempeñarse con eficiencia en su trabajo sin descuidar su rol de madre?
C.M.: Busco siempre el equilibrio entre ser madre, esposa y profesional. Pero nunca mi profesión estuvo por encima de mi familia. Si bien tengo que dedicar gran cantidad de tiempo al trabajo, siempre trato de compensar, siendo una madre presente, dedicando mucha atención cuando llego a mi casa después del trabajo, y sobre todo los fines de semana.
Entrevista de Marcela Pagano
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