20 de julio 2025 - 00:29

Herencias y sucesiones: cómo cuidar a nuestra familia cuando se va un ser querido

Los casos de Beatriz Sarlo y del psiquiatra Zukerman ponen de manifiesto los riesgos de postergar decisiones sucesorias. Con previsión y asesoramiento adecuado, el proceso sucesorio puede ser ordenado, seguro y humanamente reparador.

Si bien Sarlo no tenía aparentemente herederos forzosos, la ausencia de una planificación sucesoria formal -a través de testamento válido- dio lugar a un escenario de disputa por los bienes y el legado cultural.

Si bien Sarlo no tenía aparentemente herederos forzosos, la ausencia de una planificación sucesoria formal -a través de testamento válido- dio lugar a un escenario de disputa por los bienes y el legado cultural.

Gentileza: Sol 91.5

El fallecimiento de una persona representa, sin duda, un momento de fuerte impacto emocional para su entorno más cercano. Pero también implica, inevitablemente, el inicio de un proceso legal: la transmisión de su patrimonio. En la Argentina, este proceso está regulado por un régimen sucesorio claro, seguro y altamente controlado. Sin embargo, cuando no hay previsión ni acompañamiento profesional, pueden emerger conflictos evitables, tensiones familiares o incluso controversias judiciales.

Dos casos recientes, de gran repercusión pública, lo ilustran con particular nitidez. El caso de la brillante escritora Beatriz Sarlo, cuya sucesión se encuentra actualmente judicializada, involucra el análisis de una nota manuscrita dirigida al encargado de su edificio, la existencia de un cónyuge supérstite con quien estaba separada de hecho desde hacía décadas y una prima materna. Si bien Sarlo no tenía aparentemente herederos forzosos, la ausencia de una planificación sucesoria formal -a través de testamento válido- dio lugar a un escenario de disputa por los bienes y el legado cultural.

El caso del psiquiatra Claudio Zukerman, por su parte, exhibe una dinámica aún más compleja. Se está investigando judicialmente en Fiscalía la causa de su muerte y las circunstancias que rodean el caso. Habría contraído matrimonio en julio de 2024 con una persona de su entorno cercano “su enfermera”, en un contexto presuntamente signado por deterioro de salud, dependencia emocional y aislamiento. Hay dudas si la partida de matrimonio es válida, se realizarán pericias sobre la misma y también se informan posibles irregularidades respecto a la partida de defunción. Hoy se discute o al menos se pone en duda la validez de su matrimonio -celebrado sin conocimiento de la familia- y su eventual nulidad por vicios del consentimiento o estafa con fines patrimoniales. Mientras tanto, el acceso al patrimonio y la definición de los herederos legítimos está en suspenso.

Ambas situaciones ponen en evidencia una realidad estructural: cada familia es única. Cada sucesión también.

Una de las particularidades más exigentes del Derecho Sucesorio es que no admite soluciones estandarizadas. Cada estructura familiar -formal o informal- presenta dinámicas propias, tensiones latentes, afectos no siempre coincidentes con los vínculos jurídicos y múltiples capas de subjetividad.

Por eso, los profesionales especializados no solo trabajamos sobre normas y bienes, sino sobre realidades humanas con un equipo interdisciplinario. Lo que en una familia puede ser una solución ideal (como una donación en vida), en otra puede convertirse en un factor de litigios o pérdida de bienes.

El proceso sucesorio no es el problema

A diferencia de lo que muchas veces se supone, el procedimiento sucesorio argentino es altamente confiable: está reglado por normas claras, con instancias de control judicial, garantías procesales para todas las partes interesadas y mecanismos eficaces para determinar legítimos derechos.

Muy lejos de ser una amenaza, la sucesión es el instrumento jurídico necesario para que los bienes puedan efectivamente transferirse a nombre de los herederos, resguardando tanto la voluntad del causante como la seguridad patrimonial de quienes lo suceden.

Cuatro ejes para evitar conflictos sucesorios

  • Otorgar la voluntad del causante en vida. El testamento -sea ológrafo, ante el Colegio de Abogados o por escritura pública- permite disponer con precisión y legalidad el patrimonio. Cuando es claro, válido y realizado respetando las porciones disponibles de herencia, reduce sustancialmente la conflictividad.
  • Utilizar herramientas de planificación patrimonial preventiva. Donaciones con reserva de usufructo, fideicomisos sucesorios, cuando están bien diseñados y se analizando las ventajas y desventajas en cada caso concreto, permiten ordenar la herencia en vida sin vulnerar derechos ni provocar inequidades.
  • Evitar decisiones críticas en contextos de vulnerabilidad. El consentimiento viciado por error, dolo o violencia, el abuso de influencia o la presión emocional son figuras que pueden impugnar actos jurídicos, pero probarlas a posteriori es extremadamente difícil. La prevención es el camino más eficaz. Por ejemplo, si tenés padres mayores, es importante controlar que el entorno sea de personas confiables, ya que hay casos de estafas patrimoniales y de deterioros de la salud con dolo.
  • Acompañar el proceso con profesionalismo y sensibilidad humana. Tanto en la etapa previa de asesoramiento como posterior. La sucesión no solo se transita con expedientes, se transita con personas. Un abogado experto debe saber tanto de derecho, de negocios, como de relaciones humanas: debe ordenar, contener, mediar y resolver.

Una herencia no es solo una cuestión legal ni una simple transferencia de bienes. Es el cierre de un ciclo vital, la expresión de una voluntad y, muchas veces, el punto de partida de una nueva etapa familiar para quienes quedan.

La diferencia casi nunca radica en el tamaño del patrimonio, sino en la claridad con la que se actuó, en la previsión del causante, la actitud de los herederos y en el respaldo profesional recibido.

El proceso sucesorio, bien gestionado, no solo ordena patrimonios, también puede preservar vínculos, evitar dolores innecesarios, pérdidas económicas y dar tranquilidad a toda una familia. Por eso, hablar de sucesiones no es un tema tabú, es un acto de responsabilidad, de amor y de visión a futuro.

Abogada especializada en Derecho de Familia y Sucesiones

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