14 de junio 2007 - 00:00

Juicios colectivos

(El periodista de Ambito Financiero dialoga con Timothy Eble, experto en «class action» -juicios colectivos-, traído al país por la Embajada de Estados Unidos. El abogado habló con colegas, jueces, fiscales, funcionarios provinciales y dio conferencias en la UBA, la UCA y la San Andrés.)

Timothy Eble
Timothy Eble
PERIODISTA: ¿Los juicios colectivos («class action») no son exclusivos de países desarrollados?

Timothy Eble: Puede ser; la legislación los prevé en Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Holanda y Alemania, y se está estudiando en España. Pero nuestra Constitución se firmó en 1776 y recién en 1938 se presentó el primer caso. Ustedes no tienen por qué esperar tanto: pueden aprovechar la experiencia internacional.

P.: De nuevo: son todos países con larga tradición de credibilidad e independencia de la Justicia...

T.E.: A ver; no vine a la Argentina a sugerir cambios en la legislación, sino a exponer lo que sucede en mi país. Puede hacerse por un fallo de la Corte Suprema (como en Estados Unidos) o por una ley del Congreso. En el caso de la acordada del tribunal supremo, los estados (en su caso, las provincias) la fueron incorporando a sus respectivas constituciones, lo que es muy eficiente y práctico. Lo mejor del «class action» es que personas que no podrían pagar un abogado o no conocen sus derechos pueden acceder a un juicio y reclamar sus derechos.

P.: ¿Cómo reaccionan las empresas de su país ante juicios colectivos?

T.E.: A ninguna compañía le gusta que la demanden, sea un individuo o mil. Pero en los casos de «class action», tienden a buscar acuerdos más rápido. Por caso, una empresa química elaboraba un producto que se usaba en un pesticida. Una investigación determinó que la exposición a ese producto podía provocar cáncer de vejiga hasta 25 años después. Lo que hizo la empresa fue someter a exámenes médicos semestrales a todos los que estuvieron en contacto con el químico (desde empleados propios hasta pilotos fumigadores) e indemnizar y dar tratamiento médico a todos los que desarrollaron el mal... Llegaron a la obvia conclusión de que la detección temprana era mucho más barata que enfrentar un «class action» y, además, salvaba vidas. En los últimos 20 años se produjeron enormes cambios en la actitud de las empresas respecto de su percepción pública: hoy son mucho más proactivas. Tome el caso de Firestone y sus neumáticos defectuosos: en lugar de enfrentar un juicio con la posibilidad de perder, y además un desastre de relaciones públicas, decidió unilateralmente reemplazar millones de cubiertas de esa serie.

P.: ¿Cuál fue el caso de «class action» más caro para una compañía del que haya registro? ¿El de las tabacaleras?

T.E.: No, porque lo de las tabacaleras no fue «class action», sino un acuerdo entre las empresas y los estados, que a su vez repartieron el importe entre los demandantes. Creo que fue el caso de Hill-Rom Industries, demandada por varios hospitales por lo defectuoso de sus camas. Tuvieron que pagar u$s 500 millones... La industria del amianto (luego de que se descubriera que es cancerígeno) también enfrentó juicios multimillonarios, que perdió.

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