14 de junio 2020 - 00:00

Cómo aplacar las disputas narcisistas de los padres y sacar a los hijos del medio

A la hora de que la pareja de padres se ponga de acuerdo y tome decisiones, está en cada quien ceder algo del narcisismo propio para darle lugar al otro, a sus angustias y necesidades.

La convivencia familiar en confinamiento puede constituirse en un lente de aumento que amplifica toda pequeña diferencia en el lazo humano.
La convivencia familiar en confinamiento puede constituirse en un lente de aumento que amplifica toda pequeña diferencia en el lazo humano.

Muchas parejas inician una etapa de turbulencia con el nacimiento de los hijos. Cuando, hasta ese momento, ambos se movían con libertad y autonomía. Es, entonces, que deben tomar decisiones que los afectan a ambos y cada uno se enfrenta con tener que ceder lo propio.

¿Cuán dispuestos están a hacerlo? ¿Quién dedica tiempo al niño en detrimento de su actividad laboral, crecimiento profesional, tiempo con amigos, entrenamiento deportivo?

Diversas elecciones confrontan a la pareja parental a conceder algo del narcisismo de cada uno en pos de elegir juntos: el pediatra, el colegio, la comida, el abrigo, la vida del fin de semana, etc. Cada decisión puede ser un simple intercambio o convertirse en una batalla que no da tregua y, el niño en cuestión, en un trofeo de guerra. Tal escena es altamente dañina para todos, principalmente para el niño.

La actual situación -con el riesgo de contagio del Covid-19 acechando-, ha puesto a todos en estado de alerta y ha disparado sobre la pareja de padres nuevos temores e inseguridades a la hora de tomar decisiones.

Las angustias se exacerban y el modo de respuesta subjetiva de cada uno es distinta. Algunos reaccionan desmintiendo el peligro, “no pasa nada”, “no es tan grave”, “no hay que exagerar”. Otros, viven en una amenaza constante, se empachan con medidas preventivas de higiene y ritualizan obsesivamente la vida cotidiana, lo que hace que cada tarea demore una eternidad.

Los integrantes de la pareja parental pueden o no coincidir en sus modos particulares de verse afectados. Sin embargo, les es necesario ponerse de acuerdo a la hora de tomar decisiones respecto de sus hijos, desde las más simples hasta aquellas complejas.

Las diferencias en la pareja -tanto de personalidad como en el sistema de creencias de cada quien- existían desde antes. La actual situación de pandemia las exacerba y las ponen en evidencia. La propia angustia y presión que cada uno de los padres siente hoy, podría producir un repliegue narcisístico en el que cada uno se cierre sobre sí mismo, se refugie en sus propias creencias y se dificulte el entendimiento del otro. En tal caso, la paciencia y la tolerancia frente a la diferencia colapsa más rápido.

En este tiempo, además, las parejas comparten a diario muchas horas y actividades que antes estaban reguladas por el horario de trabajo fuera del hogar. Esto, los coloca en la posición de estar juntos en muchas decisiones cotidianas que podrían haber pasado desapercibidas o resultarles insignificantes en otras circunstancias.

La convivencia familiar en confinamiento puede constituirse en un lente de aumento que amplifica toda pequeña diferencia en el lazo humano. A la hora de que la pareja de padres se ponga de acuerdo y tome decisiones, está en cada quien ceder algo del narcisismo propio para darle lugar al otro, a sus angustias y necesidades. Cuando es el niño quien queda en el medio de la disputa narcisista, la tregua se convierte en una muy buena opción.

(*) Psicoanalista, miembro de APA, especialista en adolescentes.

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