28 de diciembre 2020 - 10:23

Cinco estrategias y cambios mipyme para la pospandemia

Se necesitan medidas de shock que den soluciones en la coyuntura pero también a los problemas estructurales.

Puertas opciones futuro
Pixabay

Anticipar el futuro con un presente tan incierto no es tan fácil para el sector empresario a nivel global. Para una mipyme argentina sobrellevar el presente histórico en algunos casos ya no es posible, otros esperan cambios que les ofrezcan un mejor horizonte y todos anhelan que se termine esta Pandemia.

Sin embargo, hay incertidumbre sanitaria con esfuerzos por parte del Estado a los efectos de minimizar los efectos de un rebrote de contagio del coronavirus a nivel local. El suministro de la vacuna en la población es clave en este proceso.

Por otra parte, hay algunas raras certezas que generan mucha incertidumbre. La reforma tributaria no se abordó en un año con una de las peores caídas de nuestra economía en los últimos cuarenta años. Los diferentes eslabones emprendedores argentinos necesitan retomar el camino de la certeza para la inversión. La sobrevivencia de la microeconómica depende de la mejora sostenible de la macroeconomía. El crecimiento y desarrollo depende ya no solo de mejoras sino de cambios profundos y radicales para invertir en argentina.

Quien está en emergencia no es el Estado argentino solamente sino el inversor local desde hace 9 años. Las certezas actuales son la mayor incertidumbre futura. Los obstáculos para invertir arrancan desde la presión tributaria, el cuadro macroeconómico argentino, el costo laboral impositivo, la volatitilidad del tipo de cambio y brechas y la inflación.

La cantidad de pymes en Argentinas creció solo 1% entre 2009 al 2019 y nos falta contabilizar la pandemia donde de acuerdo al Ieral tenemos 21.000 empresas mipymes menos.

Hay al menos 5 certezas que generan la mayor incertidumbre para el sector:

  1. Si uno es emprendedor y arranca en el régimen simplificado debería ser extensivo a por los menos 7 u 8 veces su tope actual con diferentes escales y porcentuales sobre su facturación. Así sucede en Brasil, Uruguay y Chile. Los mecanismos de actualización de los topes son anuales también pero con baja inflación son de resolución rápida y sencilla. Ellos les dan tiempo al desarrollo emprendedor y cosechan micropymes más rápido que nosotros. En nuestro caso las matamos al mismo tiempo que la estamos intentando sembrar.
  2. Vamos a un sistema donde la subocupación y el cuentrapropismo estará en ascenso por cambios en las lógicas del sistema empresario donde el “Home Office” para muchas tareas llego para quedarse. Sin cambios el Autónomo será el trabajador más precarizado de Argentina con un nivel de flexibilización inédita y una carga tributaria que lo dejará con mayores incentivos para hacer “Home” pero sin “Office”.
  3. El mayor empleador del país como el comercio no alcanzó a soportar la actividad y debió cerrar en el 15,6% de los casos. Se perdió el empleo pero también al empleador. De acuerdo a la CAME en 2020 cerraron 90.700 locales, 41.200 pymes y quedaron afectados 185.300 trabajadores. Los rubros con más cierres fueron indumentaria, calzados y decoración y textiles para el hogar. Las cinco provincias más afectadas por los cierres resultaron: Chubut, con una tasa de 34%; Córdoba, con 25.4% de cierres; Neuquén, con 25.2%; Tierra del Fuego, con 21.2% y Santa Cruz, con una tasa de 18.8%. En la prepandemia el plan fue destructivo. La pandemia llevó a más cierres y no hay ningún plan de emergencia no para contener sino para incentivar nuevamente la apertura comercial y generación de empleo.
  4. El Estado argentino declaró la emergencia. El trabajo en Argentina está en emergencia desde hace una década específicamente. De acuerdo al SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) en septiembre 2020 el trabajo asalariado registrado era de 5.775.712 muy similar al de 2010. No generar empleo durante tanto tiempo tienes sus consecuencias en materia de calidad de vida económica y social pero sin inversión y producción no hay empleo posible. El problema es mayúsculo por qué incluso aquel que arriesga no emplea. Fracasaron los planes sociales, los planes de trabajo con subsidio estatal para luego tener continuidad en la empresa privada porque el problema no es el precio del factor trabajo hoy sino su costo y su riesgo. No hay más tiempo para novelar esta situación. Se probó de todo menos en declarar no en emergencia el trabajo sino las condiciones para emplearlo. Es necesario crear el fondo de desempleo para evitar los costos directos del despido en una economía fluctuante como Argentina y bajar los aportes y contribuciones al sistema de la seguridad social por eslabón empresario. Los pequeños contribuyentes exceptuados por 5 años, los micro con una carga menor que las pequeñas empresas y estas con una carga menor que las medianas e incluso las medianas con carga menor que las grandes empresas.
  5. También ya probamos no declarar en Emergencia al sistema microempresario argentino en la prepandemia por todas las causas expuestas a su deterioro en una década y llevo a que la informalidad crezca en todos los rincones, actividad económica y empleo. Así sucederá de no tomar en serio las causas y sus consecuencias. Las imágenes de La Salada y Avenida Avellaneda en plena Navidad con informalidad, ocupación del espacio público, falsificación de marcas, evasión impositiva es solo un adelanto de un proceso de deterioro mayor en un contexto de crisis.

En plena pandemia vivimos la gran diferencia entre ser empleado y ser empleador. El empleado y trabajador tuvo imposibilidad de despido, doble indemnización y protección del sindicato como debe actuar de acuerdo al estatuto. Para el empleador que cerró o abandonó su actividad no hay Estado que le otorgue reglas de juego clara con cambios y reformas para tener una revancha. Mira los países limítrofes para tomar revancha. Esto no puede pasar. Esto no nos puede pasar. No solo sirve convencer con el discurso para atraer al capital sino con los hechos.

El escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa decía: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. No queremos que siga como está todo por lo cual no solo es necesario que todo cambie sino que además cambie con 10 años de demora en el cambio por lo cual es de shock como lo fue la pandemia pero en la búsqueda de un efecto positivo de golpe de confianza hacia la inversión y hacia nuestra economía. Ojalá este columnista se esté equivocando y la última certeza del 2020 haya sido la incertidumbre con la que encaramos el 2021. La política está preocupada por solucionar las pujas de poder interno, por encontrar reválidas a la pandemia buscando sancionar leyes que generen aires de triunfo, la oposición confundida entre el pasado, el presente y el futuro y nuestra sociedad sin brújula educativa, social y económica a la espera que aquellos que votamos para que nos representen entiendan que están muy mal representándonos, antes y ahora.

Analista económico.

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