El lunes 15 de septiembre de 2025, Javier Milei anunció el proyecto de Presupuesto 2026 con la misma solemnidad con la que un prestidigitador extrae un conejo de la galera. El problema es que, en este caso, ni hay galera ni hay conejo, sólo un relato elaborado con la maestría del mentiroso profesional. Como señala Kathrin Bouvot en The Role of Lying in Politics, la mentira no es un accidente en la política, sino muchas veces una habilidad cultivada. Milei parece haber tomado nota al pie de la letra.
Presupuesto de ficción: Javier Milei y el arte de gobernar con mentiras
presupuesto 2206La sociología de la mentira en política enseña que el engaño no es sólo ocultar datos, sino manipular emociones colectivas.
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Si estas proyecciones fueran ciertas, Argentina estaría camino a ser una de las tres potencias mundiales en tres décadas.
- El presidente prometió aumentos para jubilados, discapacitados, universidades y salud…
- Todo muy conmovedor, salvo por un detalle, esas partidas son incompatibles con el equilibrio fiscal que dice garantizar. Se trata del viejo truco de Wall Street descrito por Michael Lewis en El póquer del mentiroso: apostar fuerte, fingir seguridad y esperar que nadie descubra que no se tienen las cartas en la mano.
- Milei juega al mismo juego, pero con el futuro de millones de argentinos como fichas.
Según su discurso, “lo peor ya pasó” y el país crecerá al 5% anual gracias al superávit, o incluso al 8% si se agregan reformas. Si estas proyecciones fueran ciertas, Argentina estaría camino a ser una de las tres potencias mundiales en tres décadas.
La ironía es que, en paralelo, los ingresos fiscales caen, la inversión se retrae y la deuda se encarece. La promesa de bonanza futura es, en realidad, una versión aggiornada del “sufra ahora, disfrute después” que ningún inversor global ni ciudadano común cree ya.
La sociología de la mentira en política enseña que el engaño no es sólo ocultar datos, sino manipular emociones colectivas:
- Milei recurre a un repertorio clásico: el miedo al retorno de la inflación descontrolada, la exaltación de un supuesto sacrificio compartido y la amenaza de que abandonar su programa equivaldría a “tirar a la basura” el esfuerzo nacional
- En la práctica, se trata de un discurso que confunde virtud con castigo, estabilidad con recesión y libertad con ajuste perpetuo.
El problema no es sólo moral, sino económico. La credibilidad es un activo central en las finanzas públicas. Cuando la palabra presidencial se erosiona, los mercados no compran bonos, compran dólares y los ciudadanos no aceptan pagar el costo del ajuste. Si todo es un bluff, el riesgo no es menor, perder el control político y ver el mandato desmoronarse mucho antes de 2027.
Al final, Milei cediéndole el timón a Caputo, convierte la política en un casino donde la mentira es la regla y la verdad la excepción. Como en el póquer del mentiroso, se trata de sostener la apuesta hasta que alguien grite “lo dudo”. Ese momento se acerca; los industriales no producen, los comerciantes no venden, los jubilados que no ven mejoras, los trabajadores que pierden ingresos, los inversores que no invierten, y los votantes que ya no creen. El presupuesto 2026 no es un plan de gobierno, es el último farol de un jugador al borde del abismo.
*Doctor en Ciencia Politica, en YouTube: @DrPabloTigani, en X: @pablotigani
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