21 de octubre 2025 - 10:40

¿Qué necesitamos para que nuestras madres tengan días más felices?

Las condiciones materiales y laborales siguen dificultando maternar con bienestar. Brechas salariales, desigual reparto de cuidados y la falta de políticas integrales acentúan la penalización de la maternidad. Promueven avanzar hacia una corresponsabilidad real entre Estado, empresas y familias para que criar y desarrollarse profesionalmente no sean opciones incompatibles.

Ser madre hoy en Argentina significa tener menos ingresos, menos opciones, mayor precariedad.

Ser madre hoy en Argentina significa tener menos ingresos, menos opciones, mayor precariedad.

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Este domingo se celebró el Día de la Madre en Argentina. En muchos hogares se desearon a las madres “feliz día” y cada familia, grupo de amigas o amigos, hijos e hijas intentaron reconocer a su modo la tarea de las madres que tienen cerca. Pero en un contexto complejo y con las condiciones materiales actuales, desde Grow - género y trabajo nos preguntamos: ¿pueden quienes maternan hoy hacerlo con disfrute? ¿Qué hace falta para que la maternidad no sea un peso ni una elección imposible? ¿Es posible criar y al mismo tiempo desarrollarse, crecer, trabajar en condiciones dignas?

Cuando alguien decide maternar, muchas veces ese acto vital choca con estructuras que no acompañan. La maternidad sigue siendo un factor que limita las oportunidades laborales de las mujeres. Por ejemplo, según UNICEF entre quienes no tienen hijos y quienes tienen tres, la participación laboral difiere casi 30 puntos (UNICEF).Eso no es casual: responde a estereotipos de género persistentes, que asignan a las mujeres el rol principal en las tareas domésticas y de cuidado. En Argentina, el 90 % de las mujeres realizan esas tareas no remuneradas frente al 75 % de los varones; ellas destinan en promedio 6 horas y media diarias, ellos poco más de 3 horas y media (ENUT 2021).

Pero además de costar tiempo cuidar a los hijos e hijas tiene otros costos y consecuencias. Según el informe El costo de cuidar de la ex Dirección de Economía Igualdad y Género (MECON, 2022), las mujeres madres cobran por hora un 33,7 % menos que los padres —esto luego de ajustar por experiencia y nivel educativo. A este acumulado de consecuencias que genera en la vida de las mujeres criar hijos e hijas lo conocemos como: penalización de la maternidad.

La conclusión es triste: ser madre hoy en Argentina significa tener menos ingresos, menos opciones, mayor precariedad. En un país donde criar un hijo entre 6 y 12 años implica un gasto de más de $ 542.183 mensuales (según el índice crianza de INDEC) si los ingresos no alcanzan y las brechas económicas de género se acentúan el resultado es una mayor feminización de la pobreza. Esta situación es particularmente grave en el caso de aquellas madres que crían solas y sostienen solas la economía del hogar: los hogares monomarentales.

Hemos escuchado últimamente algunos líderes de la región y el mundo preocupados por la caída de la natalidad, pero entender las decisiones que llevan a esa caida exige mirar las condiciones materiales en que se pretende maternar. Sabemos que para criar no alcanza sólo con amor y deseo. Quienes asumen esa responsabilidad y crian niños y niñas hoy saben además que su bienestar no se resuelve con una sola persona involucrada y que necesitamos de nuestra comunidad.

Esa comunidad no es solo la familia. Incluye empresas, espacios laborales, instituciones. Algunas herramientas podrían ayudarnos a equilibrar esa balanza y redistribuir el tiempo y las responsabilidades en los hogares de quienes crian y trabajan. Por ejemplo, sabemos que con licencias igualitarias, licencias para quienes adoptan y para quienes trabajan de forma autónoma o como monotributistas - como proponía en 2023 el Proyecto de Ley Cuidar en Igualdad- podríamos generar un gran impacto.

Los espacios de trabajo tienen una oportunidad inmensa para incidir en cambios que modifiquen las sociedad en las que vivimos, incluso haciéndolas más justas. Cada empresa puede asumir un rol clave en la construcción de espacios de trabajo respetuosos de derechos, sin discriminaciones de género, con adaptaciones reales. Sobran las experiencias que muestran cómo en el proceso de generar cambios con impacto para sus trabajadoras y trabajadores las empresas pueden contribuir a cambios más grandes y aún así seguir creciendo y desarrollándose productivamente.

Desde Grow - género y trabajo promovemos con la campaña Saltos hacia el bienestar laboral reflexiones en torno a qué pueden hacer las organizaciones para que la maternidad no se convierta en un obstáculo en los desarrollos profesionales. Queremos una sociedad donde criar, trabajar y soñar sean compatibles y no en detrimento de la calidad de vida de las madres, los derechos de los niños y niñas o la presencia activa de los varones en su rol de padres.

Celebrar las maternidades es comprometernos a generar formas más justas de transitarlas.

Área de Diagnósticos e Implementación de Grow-género y trabajo

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