En las últimas semanas, diversos accidentes de tránsito ocurridos en nuestro país tuvieron amplia cobertura por parte de los medios de comunicación. Las noticias pasan; sin embargo, los accidentes mortales no se detienen. En ese sentido es que estos fallecimientos por accidentes de tránsito son representados como la otra pandemia silenciosa. Basta analizar las cifras: en el mundo cada año mueren 1.300.000 personas en siniestros viales, a la vez que es la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. En la Argentina, en 2021, murieron 3.861 personas en este tipo de hechos, en su mayoría, decesos que podrían haberse evitado.
Unidos por la seguridad vial
En el mundo cada año mueren 1.300.000 personas en siniestros viales, a la vez que es la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. En la Argentina, en 2021, murieron 3.861 personas en este tipo de hechos, en su mayoría, decesos que podrían haberse evitado.
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No pueden tapar nada

Estas alarmantes cifras deben llamarnos a la reflexión para repensar políticas públicas y prácticas relacionadas a la seguridad y a la educación vial. A nivel mundial, en los últimos años, la ONU y la Organización Mundial de la Salud han impulsado diversos programas que, en colaboración con fundaciones y empresas internacionales, gobiernos y entes multilaterales, pretenden atacar esta pandemia, y prevenir millones de muertos y heridos en los próximos años.
A nivel local, el Estado y los distintos actores que participamos en defensa de la concientización en esta materia (cámaras empresarias, sindicatos, ONGs, entre otros), debemos intervenir con creatividad y audacia para alentar una modificación drástica de comportamientos, valores, criterios preventivos y sancionatorios. En otras palabras, debemos formar conciencia de que las reglamentaciones no son una forma de autoritarismo. Por el contrario, acatarlas supone un sensato acto de consideración para con el prójimo y hacia uno mismo.
Es fundamental también educar, impulsar mejores hábitos al volante y que cada conductor sea responsable de los aspectos técnicos de sus vehículos: el uso del cinturón de seguridad y la utilización de los sistemas de retención infantil en los automóviles, así como también la utilización del casco en el caso de los motociclistas y ciclistas, son hábitos adquiridos que significan una medida efectiva para disminuir riesgos en siniestros.
En esta dirección es que desde nuestra compañía de seguros hemos programas de comunicación, con la principal misión de generar conciencia sobre una conducción responsable, así como en el uso de los elementos de seguridad. De este modo es como nos involucramos con la comunidad realizando acciones concretas de prevención de accidentes. A través de la difusión, capacitación y diversas iniciativas con aliados del sector público y privado, desarrollamos acciones con el compromiso de contribuir en la disminución de la estadística nacional de accidentes y muertes por la conducción indebida.
Asimismo, debemos obtener el compromiso del Estado, en todos sus niveles, para mejorar las vías de circulación, efectuar controles y sancionar las conductas negligentes. Por otro lado, los sistemas de controles mal administrados, las penas no cumplidas por parte de los transgresores y la falta de accionar de autoridades, no pueden ser la excusa para dejar de trabajar en materia de seguridad vial.
En este Día Nacional de la Seguridad Vial insistimos en la necesidad de que el Estado asuma la responsabilidad de implementar una política robusta en la materia. Hay mucho por hacer y desde los diferentes organismos debemos trabajar conjuntamente para colaborar con las acciones generales. El objetivo siempre debe ser la protección de la ciudadanía. Entre todos podemos lograrlo.
Presidente y CEO de ATM Compañía de Seguros
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