Pinta BAphoto 2025, la feria de fotografía argentina, cerró su 21º edición en el pabellón 8 de La Rural. La nueva edición, con el aporte de la curadora de arte contemporáneo Irene Gelfman, se destacó por la visión de la fotografía como un soporte del arte cada vez más expandido. Ilimitado, en algunas versiones. Aunque, como se sabe, desde los tiempos en que Warhol comenzó a serigrafiar imágenes fotográficas sobre sus telas, las categorías se volvieron cada vez más difusas y expandidas.
Cerró la feria Pinta BAphoto 2025 con buena calidad y ventas
Participaron 51 galerías especializadas, y entre los expositores internacionales se destacaron Donna Conlon, Carolina Baldoma, Marcos López y Lygia Clark.
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La curadora Irene Gelfman presenta la obra de Marina de Caro a la prensa
Gelfman presenta la consabida pero siempre interesante relación con la naturaleza que entabla en sus obras “Refugios Frágiles”, Donna Conlon, artista estadounidense residente en Panamá, una franca invitación a reflexionar sobre el tema y analizar nuevos modos de abordaje. En el sector principal se exhibían los trabajos de Carolina Baldoma que utiliza como técnica, la “cianotipia experimental sobre papel japonés”.
Al describir el proceso, la artista cuenta que está estrechamente ligado al medio natural donde vive, el medio de la Pampa húmeda. “Expongo las piezas al aire libre, se revelan con la radiación solar y las enjuago con agua de lluvia o de pozo. Las obras están moldeadas por el tiempo, las estaciones del año, el momento del día, el tipo de cielo (sol, nubes, lluvia), así como por la temperatura, la humedad, la presión atmosférica, el punto de rocío y el viento. De esta manera la naturaleza se convierte en un objeto dinámico en la obra.” Estas obras de Baldoma, llaman la atención de la fotógrafa radicada en una isla del Tigre, Silvana Muscio.
La curadora rescata en el Special Project, un sorprendente diseño de Marina de Caro: “Binarios, lenguaje secreto”. Las imágenes, tomadas por Marcos López y llevadas al formato mural representan unos cuerpos femeninos envueltos en un tejido que la artista identifica con la piel y que ostenta el gran contraste del blanco y negro.
El diseño de De Caro se relaciona estrechamente con la moda, de hecho, fue creado para un desfile que se presentó finalmente en la Fundación del Banco Patricios. La propia artista cuenta que cuando las modelos se probaban esas “pieles”, las sentían tan ajustadas al cuerpo que tenían que prestar especial cuidado al ritmo de la respiración.
De este modo, sus obras se asemejan a las de la brasileña Lygia Clark, cumplen funciones terapéuticas. De Caro expande los límites del diseño y también de la moda, sus obras desafían las nociones del comportamiento, ella imagina “la interacción entre cuerpos, construye nuevas configuraciones formales, desplazando la forma unitaria a la binaria y el cuerpo individual al colectivo”, agrega Gelfman.
Interés
Cuando Pinta BAphoto abrió sus puertas por primera vez en el Palais de Glace, despertó el gran interés de los coleccionistas y de un público cada año más numeroso. El fundador de aquella primera feria, Diego Costa Peuser, sabía que la Argentina es tierra de excelentes fotógrafos, desde los que llegaron desde la Bauhaus o escapando de la guerra, hasta sus más genuinos herederos en la actualidad.
Este año el Proyecto Artista Homenaje, a cargo de Francisco Medail, es el gran Anatole Saderman (Moscú, 1904 – Buenos Aires, 1993), “cuyo trabajo transformó la fotografía argentina combinando rigor técnico y sensibilidad poética”. Las flores de Saderman publicadas en el libro “Maravillas de nuestras plantas indígenas” (1934) ponen en evidencia la influencia que sobre él ejerció Ansel Adams.
Décadas más tarde, Marcos Zimmermann publicaría “Plantas autóctonas de la Argentina” y la cita es solo un ejemplo de las múltiples influencias que tejen y entretejen nuestros fotógrafos. Frente a las fotos en blanco y negro de Saderman, un coleccionista confiesa sentirse abrumado por la proliferación de imágenes que genera la fotografía digital. Como respuesta a esta saturación, Facundo de Zuviría cuenta que todas sus fotos son analógicas. Elección que demanda un trabajo extra a la inmediatez digital.
Pero De Zuviría es un erudito en esta disciplina y a sus propios trabajos suma investigaciones que vale la pena rescatar, como el análisis sobre el momento en el cual la imagen fotográfica dejó de ser un registro documental y, con los recursos que le prestaba la vanguardia se convirtió en una genuina expresión artística.
En la feria, Diego Costa Peuser persevera en pos de los mismos objetivos, movilizar el mercado y despertar interés por los conocimientos. Ayer, antes del cierre, manifestó su alegría: “Celebramos la continuidad de un gran programa curatorial, donde conviven amablemente los consagrados y los contemporáneos, que impulsa nuestra escena fotográfica contemporánea. Nos enorgullece ser la única feria de fotografía de América Latina y cumplir con el rol ineludible de convertir a Buenos Aires en un punto clave para la fotografía contemporánea”.
El Auditorio, durante las conferencias, estuvo colmado desde el principio hasta el final de la feria. El gran paso adelante para los fotógrafos, lo dio Sara Facio cuando donó gran parte de su colección al Museo Nacional de Bellas Artes. Hoy, el stand del espacio que dirigió durante años, la Fotogalería del Teatro San Martín, ahora a cargo de Claudio Larrea, estaba lleno de visitantes.
El reencuentro con los galeristas, como la venezolana Carmen Araujo, fotógrafos como Flavia Da Rin, Juan Travnik y el editor Jean Louis Larivière, quien presentó los últimos libros de fotografía, generó un clima de euforia. La Fundación Larivière. Colección de Fotografía Latinoamericana, abrió hace tres años un bellísimo museo en La Boca. Y vale la pena mirar el libro de la extensa exhibición inicial, "Los sueños de la mujer araña”, curada por Alexis Fabry. 200 fotografías muestran las turbulencias sociales y políticas que después del fin de las dictaduras todavía atraviesan nuestro territorio. El libro brinda una clase magistral: incluye los grandes nombres y los autores anónimos; hay fotos de gran formato y de tamaño postal; hay collages, fotos pintadas e intervenidas, impresas y serigrafiadas.
Entre las 51 galerías presentes se destacan Vasari y Ruth Benzacar, promotoras de la fotografía argentina en el mercado internacional. Marina Pellegrini colgó en Vasari dos fotografías de la serie “Mujer”, del genial Alejandro Kuropatwa. Una de ellas, la compró Victoria Noorthoon, directora del Museo Moderno junto con su curador estrella, Raúl Flores, para incrementar la colección.
En Cosmocosa, Amparo y Teo Díscoli, vendieron varias fotografías de Ignacio Iasparra. Otro momento especial depararon los premios. Para comenzar, premiaron la ambientación de Nicola Costantino en The White Lodge, y le adjudicaron otro premio a Pompi Gutnisky en la galería Tramo. Sofía Desuque de la sección Next, fue nominada para el premio EFG Latin American Art Camila Godoy. y Leo Mayer de la galería Almacén, recibió el codiciado premio In Situ. En la galería Cecilia Caballero, le otorgaron a Agustina Puricelli la misma distinción.
Marcel Duchamp decía que “el arte es un juego entre todos los hombres de todas las épocas” y en Pinta BAphoto, en medio de la crisis, se dieron el lujo de ponerlo en práctica.
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