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Invasión de afiches callejeros
Aníbal Ibarra se enfrenta en la Capital Federal a los partidos políticos porteños por la propaganda callejera. Comenzó a notificar las multas que ya se ganaron por pegar afiches en lugares prohibidos, pero los políticos refutan que esos avisos los firma el secretario de Seguridad, Facundo Suárez Lastra, a quien acusan de exhibir todavía pintadas en paredones de hospitales, como residuo de su pelea interna por la candidatura a senador, que perdió. Lo venció Terragno apoyado por Ibarra y es una puja que ninguno olvida.
Invasor
En la provincia de Buenos Aires, el padre Luis Farinello sólo utiliza el aerosol con preferencia en escuelas y Eduardo Duhalde lleva la delantera en desparramo de imágenes.
La privatización de la propaganda -hasta se contratan cuadrillas para hacer pintadas-ató a los partidos a depender exclusivamente de sus cajas, con poca fortuna y creatividad.
En el distrito de Ibarra la mayor superficie de publicidad electoral la tiene el candidato a senador Gustavo Béliz, en centímetros comprados, con gran despliegue en gigantografías y coquetos carteles iluminados en los que se exhibe su logo: un corazón -similar a caja de bombones-cubierto con la bandera argentina. El símbolo mostró, al principio, el amor a la patria y el que se tenían con su socia Irma Roy, candidata a diputada nacional, pero sobre el filo del cuarto oscuro el postulante está invirtiendo en mostrarse con Roberto Azzareto, del Partido Demócrata, quien compite con Roy por la banca en una boleta que también lleva a Béliz a senador.
Daniel Scioli, de la sociedad PJ-cavallismo, es el segundo en ganar espacio en la calle, con menor presencia de la Alianza y el ARI, y el único que «pasó la gorra» entre los empresarios, al menos públicamente, cuando cobró $ 1.000 el cubierto en una cena.
«Es la peor campaña desde 1983», se lamentan los publicistas, pensando en el bolsillo ante la baja en las contrataciones.
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