La suma de los votos blancos y nulos y el elevado porcentaje de ausentismo (casi 35% de los habilitados no concurrió al cuarto oscuro) contribuyeron a ampliar el triunfo de Mauricio Macri sobre Daniel Filmus.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
En las dos últimas semanas, el kirchnerismo centró su campaña en la búsqueda de ese sector del electorado a sabiendas de que podría resultar fundamental para achicar la brecha de más de 20 puntos de la primera vuelta. Evidentemente, el oficialismo no logró seducir a ese conglomerado de votantes que les escapó a las urnas.
Ayer podían votar alrededor de dos millones y medio de habitantes. Poco más de 65% asistió a las urnas. Como hace tres domingos, más de 800 mil personas no sufragaron. Es sabido que el voto « negativo» siempre favorece al ganador.
En la primera vuelta, hubo 30% de abstención electoral y el voto en blanco no superó 4%. Pero en estos comicios definitorios el voto en blanco se hizo presente alcanzando 3% de las preferencias, mientras que la categoría de los nulos, recurridos e impugnados obtuvo otro 3%. En total, los votos negativos llegaron a 6%.
El gran ganador de ayer fue la mayor parte de la izquierda que había adelantado que votaría en blanco, hecho que terminó beneficiando a Macri. Los equipos de campaña de los candidatos y los encuestadores habían puesto atención a esta franja pasiva del electorado. Los primeros días posprimera vuelta mostraron una radiografía que indicaba un aumento del voto en blanco y los indecisos para cuando se produjera el ballottage. La tendencia se redujo un poco, pero no fue decisiva para producir un vuelco de votos que terminara beneficiando a Filmus.
Dejá tu comentario