Comentarios políticos de este fin de semana
(Categorización: Imprescindible, Bueno, Regular, Prescindible)
-
La Ciudad adjudicó la licitación para la renovación de los subtes de la Línea B
-
El Gobierno respondió a las acusaciones de recortes a programas oncológicos

Juan Perón y Ricardo Balbín
«Clarín».
«La Nación».
Prescindible: Morales Solá parece más alineado con la versión de «Clarín» del sábado, sobre un supuesto pacto entre Kirchner y Duhalde que el propio Van der Kooy, el columnista del monopolio. Titula su nota con una frase graciosa por lo obvia: «Siempre hay un acuerdo antes de la ruptura» (si no ¿qué es lo que se rompe?). Y avanza el columnista con un largo párrafo en el que no explica cómo se superó el enfrentamiento al que le viene dedicando tinta desde hace meses: directamente pasa a las conclusiones del hecho que se da por supuesto. Curioso: en el mismo ejemplar de «La Nación» dos columnistas consignan que para todo el duhaldismo la información de «Clarín», a la que Morales Solá se plegó, era una operación de prensa del oficialismo. El columnista ni siquiera consigna esta posición de su propio diario.
Con más contundencia que Van der Kooy, el periodista afirma que la Corte resolverá el estatus jurídico de los indultos dictados por Carlos Menem. Antes consigna que Alberto Fernández está en contra de equiparar a militares con guerrilleros, a diferencia de Horacio Rosatti, para quien los crímenes de lesa humanidad tienen esa condición los cometa quien los cometa.
Termina su nota Morales Solá censurando bien el ataque de piqueteros a Ricardo López Murphy y dando la versión del gobierno, que niega cualquier participación en los hechos. Aun con los indicios que provee Mariano Grondona en la nota que se publica en la misma página.
GRONDONA, MARIANO
«La Nación».
Bueno: El ensayo de Grondona de ayer debería ser leído junto a la nota que escribe Horacio Verbitsky en «Página/ 12». El columnista de «La Nación» explica que en la Argentina se ha constituido una nueva interpretación de la historia del país de la que Verbitsky ofrece un ejemplo llamativamente expresivo en su columna.
La tesis de Grondona es que la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final no puede entenderse Juan Perón Ricardo Balbín sino dentro de un sistema de hechos. Grondona los compara con las cuentas de un collar. Uno de esos episodios fue la renovación de la Corte provocada por el gobierno ni bien Néstor Kirchner llegó al poder. Sólo así se podría haber dictado ese fallo, sugiere Grondona, ya que con la nueva composición de consagró una interpretación sesgada, casi antimilitar, de la violencia: el mismo tribunal que condena a los militares que pelearon contra la subversión exculpó al terrorista de la ETA Lariz Iriondo.
Esta visión sesgada de los '70, que sólo condena la violencia castrense pero no la subversiva, aparece también en la lectura que el gobierno hizo de los bombardeos del 16 de junio de 1955. La solicitada oficial, dice el ensayista, sólo consignó la masacre de la Plaza de Mayo. Pero no la conducta francamente autoritaria del peronismo. Sólo el antiperonismo merece condena y con esto se reabre una herida, lamenta Grondona.
Habla de maniqueísmo el pensador. Es decir, de la doctrina religiosa según la cual existen dos dioses, el del Bien y el del Mal, sin términos medios y en conflicto permanente. Es el modo en que el gobierno mira los años '50, los '70 y (ahora completa Grondona) los '90: por eso agredieron desde el oficialismo (ignora este dato Morales Solá cuando trata el mismo tema) a Mauricio Macri y a Ricardo López Murphy, a quien Aníbal Fernández llamó «bestia» y «animal» antes de que los piqueteros lo agredieran, según consigna el ensayista.
Ningún otro columnista de ayer reclamó tan claramente como Grondona una política de reconciliación nacional, que el gobierno ignora y pone como ejemplo el abrazo de Perón y Balbín, con el que parecía cerrarse una larga historia.
VERBITSKY, HORACIO
«Página/12».
Prescindible: El periodista dedica su columna al intento de encontrar una recóndita armonía de bellezas diversas, para decirlo operísticamente, en tres hechos que ocuparon esta semana el cerebro presidencial: los bombardeos de 1955 en la Plaza de Mayo, el golpe de 1976, y la derogación por la Corte de las leyes de punto final. Con simpleza descomunal afirma que sin castigo a quienes arrojaron aquellas bombas en acto terrorista contra el régimen hegemónico del primer peronismo no hubiera habido destitución de Isabel Perón veinte años después. Como si la historia fuera un ta-te-ti entre los capítulos de un mismo libro. La conclusión es más simple aún: bombardeos, golpes y leyes de punto final son decisiones de un mismo poder, eterno, permanente, para instaurar un régimen de distribución desigual de la riqueza. Con los mismos elementos se podría ensayar la tesis contraria según el enigma que sintetizó el novelista español Benito Pérez Galdós, que sabía de casi todo: «¿El pan se amasa para las revoluciones o por ellas?». La columna, en realidad, es un ejercicio de Filosofía de la Historia, una disciplina que se estudiaba hasta hace algún tiempo y que era vicaria de las concepciones totalizantes de la realidad: el cristianismo, el marxismo. Esa disciplina, como la nota de Verbitsky de ayer, supone que la historia es una señora que un día camina hacia allá, y que otro día camina hacia acá. El deber del analista sería descubrir la lógica secreta de ese veleidoso caminar. ¿Para qué hacerlo? Descubrir el sentido de ese itinerario en la «historia» permite extraer una «filosofía» que alumbra el porvenir. Hoy eso se le confía a las encuestas.
Como si escribiese para un público que durante la semana no lee los diarios -una práctica que Verbitsky ejerce, como confesó en un reportaje a «Noticias»-, dedica largas parrafadas a relatar los bombardeos y también a reseñar los argumentos de los jueces de la Corte para voltear las leyes de punto final.
Cumple con su misión de vocero oficial al plegarse a la noticia que trata de instalarel gobierno de que la onda expansiva de esas anulaciones de leyes alcanzará a muy pocos ex militares: la suma que hace él apenas supera los 600 potenciales citados a declarar en causas reabiertas. No es lo que dicen jueces y ex militares, que preparan calabozos y juzgados para «atender» a muchos más acusados de delitos de lesa humanidad.
Un breve recuadro usa Verbitsky para lanzar otro mensaje pro gobierno: que el vaciamiento del poder duhaldista está llegando a su culminación, tanto que, según él, Duhalde mañana va a anunciar su capitulación ante Kirchner. Lanza una advertencia: que la cercanía de ciertos intendentes puede desteñir la estampa de la «nueva política» que quiere instalar el Presidente. Dato novedoso en este Verbitsky: critica al monopolio «Clarín» de «patético» por haber jugado durante el fin de semana dos veces su portada a un quimérico acuerdo entre Kirchner y Duhalde.
Dejá tu comentario