A menos de 24 horas del inicio -lento y tardío- de las sesiones extraordinarias, fuentes del oficialismo y la oposición coincidieron en buscar, desde mañana, evitar discusiones mayores o papelones para bajar la tensión y esperar, para dentro de unas semanas, un eventual acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional, tras el principio de entendimiento anunciado por Alberto Fernández el sábado pasado.
Congreso busca bajar tensión en período extraordinario para aliviar aterrizaje de acuerdo con el FMI
La oposición espera que el kirchnerismo realice movimientos. No hay mucho consenso por ahora para sesionar. Consejo de la Magistratura es una prioridad, pero arrancará en el Senado y hay dudas sobre el eventual comportamiento del cristinismo. Aspiran a tratar también Consenso Fiscal.
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Las sesiones extraordinarias fueron convocadas la semana pasada, tras largos días de idas y vueltas en la Casa Rosada. Con un temario abultado y de imposible cumplimiento, la oposición aguarda a que el kirchnerismo realice los primeros movimientos y que defina qué tipo de relación habrá este año en el plano legislativo.
En detalle, y si bien Máximo Kirchner rompió a fines del año pasado el clima atado con alambres que había en Diputados, la lupa estará direccionada hacia el Senado, donde las decisiones de peso y discursos principales de los soldados son moldeados por la presidenta de la Cámara alta, Cristina de Kirchner. De hecho, allí se tendrá que debatir la reforma del Consejo de la Magistratura, tras el plazo que dio la Corte Suprema de Justicia para reorganizar la conformación del organismo que propone y sanciona a los jueces antes del 15 de abril.
A inicios de diciembre pasado, el Gobierno envió al Senado una ley sobre el Consejo para llevar la conformación a 17 miembros. Para ello, se sumarían dos abogados, un juez y un miembro del ámbito académico y científico a los distintos estamentos con que hoy cuenta la institución, e incorpora la perspectiva de género. Las miradas estarán depositadas en el texto final que llegará al recinto, luego de las experiencias fallidas de reformas judicial y del Ministerio Público Fiscal, hoy trabadas en Diputados.
La oposición aprovechó los espacios que regaló el Gobierno y presentó varios proyectos para reorganizar el Consejo de la Magistratura, a cargo de diputados como Mario Negri (UCR) y Pablo Tonelli (PRO). En los últimos días, los referentes de Juntos por el Cambio se propusieron unificar las iniciativas en una sola, que dejaría la titularidad del Consejo en manos de la Corte Suprema, algo que el Gobierno rechaza tanto en su proyecto como en sus declaraciones. El macrismo además debe resolver la titularidad del interbloque en la Cámara baja, que quedaría para Cristian Ritondo, de buenas relaciones con el presidente de Diputados, Sergio Massa.
Otro de los temas a analizar en extraordinarias será el nuevo Consenso Fiscal, que permite la suba de impuestos locales y desvirtúa aún más el acuerdo original de 2017. Quien no acompañó fue el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que sostiene una puja judicial con Nación por la millonaria poda de fondos contra la Ciudad gatillado por Alberto Fernández. Se diferenciaron del PRO los gobernadores radicales Rodolfo Suarez (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes) y el jujeño Gerardo Morales (Jujuy), flamante jefe de la UCR nacional y uno de los enlaces preferidos del oficialismo con la oposición.
Para la convocatoria a sesionar se agregó un megacombo de leyes industriales que generan críticas en algunos sectores del propio oficialismo, y desde la oposición solicitan -desde hace semanas- la presencia y definiciones del ministro de Desarrollo Productivo, el kirchnerista Matías Kulfas, ausente en el fallido debate sobre el Presupuesto 2022.
Definiciones
“A fines de febrero o principios de marzo el acuerdo con el FMI debería estar en el Congreso”, sostuvo el legislador kirchnerista Marcelo Casaretto, quien es secretario segundo de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja.
Bajo este panorama, el oficialismo procurará, más allá de lo que defina Cristina en el Senado, mantener un perfil bajo y esperar el acuerdo con el FMI para darle forma y votarlo lo antes posible. Esa decisión también implicará movimientos en la oposición, en medio de pujas y reposicionamientos entre duros y blandos.
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