3 de abril 2020 - 00:00

La salud y la educación son prioritarias


Gentileza: Educ.ar

Las naciones que avanzan, mejorando al mismo tiempo la equidad en la distribución del ingreso y disminuyendo la pobreza, lo hacen siempre fortaleciendo la acumulación de capital productivo. Pero el capital es algo más importante que la mera acumulación de bienes materiales. En este siglo XXI el capital humano es más importante que el capital físico, ahora bien, este capital humano es aportado esencialmente por la sanidad y la educación, en todos sus niveles (inicial, primario, secundario y universitario). El desafío que enfrentamos como país es bien claro ya que los cambios tecnológicos se aceleran en todo el mundo y sus resultados ya están a la vista. Son muchas las naciones donde año a año se están eliminando aceleradamente empleos no calificados y aumentando la demanda por trabajadores con mayor preparación educativa.

Esto significa que el nivel educativo es hoy esencial para determinar el ritmo de crecimiento del empleo y del futuro nivel de vida de la población. El avance económico de una nación hoy no depende principalmente de la existencia de abundantes recursos naturales, sino del nivel de calificación de su fuerza laboral. En este siglo XXI no habrá un sostenido y prolongado crecimiento económico sin inversión, concepto que incluye a la educación en todos sus niveles. El mundo globalizado es ya un escenario muy complejo, con grandes oportunidades pero también con grandes desafíos, abatir la pobreza requiere potenciar el crecimiento económico. La educación inclusiva y de calidad no solo ayuda a abatir la pobreza sino también a potenciar el crecimiento económico.

Es preocupante observar que ahora, según UNESCO, casi el 80% de la población estudiantil mundial esta afectada por el cierre de escuelas debido a la pandemia del coronavirus. En menos de un mes el número de estudiantes afectados por el cierre de escuelas y universidades en 138 países casi se ha cuadruplicado hasta alcanzar los 1.400 millones, lo que representa más de 3 de cada 4 niños y jóvenes en todo el mundo. Asimismo, alrededor de 60,2 millones de maestros en el mundo tampoco pueden trabajar en las aulas. Es evidente que es muy difícil sustituir la presencia de los docentes y las relaciones pedagógicas, pero ya son muchos los países que además de las plataformas virtuales, están utilizando la televisión pública para impartir cursos a estudiantes de todas las edades, así como para capacitar a los maestros.

Tener presente que solo el 60% de los estudiantes del mundo tienen internet, por esta razón es esencial ofrecer una combinación de educación a distancia con televisión abierta para llegar a todos los alumnos. La UNESCO informa que en el último mes se han concretado más progresos con la enseñanza digital y a distancia que en los últimos diez años.

El titular de la cartera educativa, Nicolás Trotta, informó que la educación a distancia va a ir tomando más protagonismo, pero aclaró que la presencial es irreemplazable. Al respecto agregó: “El desafío es cómo logramos que cada casa, cada familia se transforme también en un aula”. También expresó: “En este contexto, la escuela en casa es un ordenador social. La televisión y la radio cobran gran sentido y estamos creando siete programas de TV diarios, llegando a todos los niveles: el inicial, primario y secundario”.

Necesitamos organizar de un modo más tecnológico las actividades propias del aula: horarios, calificaciones, comunicaciones, los avances han sido tan evidentes en los últimos años que esto es posible. Las tecnologías de la información y la comunicación permiten que hoy investigadores, académicos y referentes profesionales puedan a la distancia participar de una clase y que estudiantes de distintos lugares del país aprendan juntos y compartan experiencias. La clave, debido a esta enfermedad global de la que aún se desconocen tantas cosas, es el tiempo en que deberán permanecer cerradas las escuelas por esta pandemia. Si se extienden estos días habrá un impacto negativo en el derecho a una educación de calidad e incluyente para todos, ya que la reducción del tiempo de enseñanza influye notoriamente en el rendimiento escolar.

Además del impacto que significa que los padres ahora deben asumir y proteger la presencia de los hijos en casa, el cierre general de las escuelas también agudiza nuestras grandes desigualdades educacionales, ya que las familias con más holgura económica tienden a tener niveles más altos de educación y más recursos para compensar la pérdida de clases, así como para proporcionar actividades que compensen la falta presencial de la escuela, como vienen haciendo muchas escuelas privadas. Este tema es clave ya que lo esencial es que esta compensación no dependa principalmente de cuánto dinero tienen los padres. La educación de calidad para todos sigue siendo el principal requisito para una sociedad socialmente inclusiva. Cuanto más rápido logremos implementar una respuesta eficaz y ampliamente generalizada mediante la tecnología y los sistemas de aprendizaje a distancia, mejor serán las perspectivas incluso si la situación se prolonga, desde ya que no es ninguna solución “obligar a contraponer el derecho a la salud con el derecho a la educación”.

(*) Academia Nacional de Educación

Dejá tu comentario

Te puede interesar