25 de abril 2006 - 00:00

Entre amnistías, Kirchner gesta "Club de los Retirados"

Néstor Kirchner continúa amnistiando y premiando a duhaldistas que lo enfrentaron y ahora se alinean con su gobierno: ayer fue el caso de Andrea García, de Ameghino.
Néstor Kirchner continúa amnistiando y premiando a duhaldistas que lo enfrentaron y ahora se alinean con su gobierno: ayer fue el caso de Andrea García, de Ameghino.
Aveces ante los flashes; otras en secreto, Néstor Kirchner enhebra pactos políticos con ex enemigos que, ahora, en la larga caravana a 2007, prometen ser sus aliados. Con esa condición, el patagónico reparte amnistías que luego premia con obras.

La regla, que con matices rigió también con Luis Barrionuevo y José Luis Lingieri -por citar dos casos-, tiene un paradigma propio en Buenos Aires: casi sin excepción y, en muchos casos sin pedir un «mea culpa», Kirchner regala perdones entre los ex duhaldistas.

Ocurrió ayer, con los hermanos García, Patricio y Andrea, que controlan Ameghino, un pequeño distrito en el noroeste bonaerense, de un alineamiento irreductible con los Duhalde -Eduardo, como gobernador, creó el municipio que ellos gobiernan-.

En octubre pasado, en Ameghino ganó el PJ de Chiche Duhalde, no porque la hoy senadora despertara fascinación entre los votantes sino porque, como ocurre en algunos pueblos chicos, el caudillo local se impone al caudillo que llega con discursos por TV. Arrimados por Aníbal Fernández y José López -casi un «dios» para los intendentes porque apura o demora obras- los García se llevaron $ 34 millones para obras. ¿Había una amnistía mejor?: «Es pasado, ahora trabajemos juntos», frenó Kirchner la disculpa de la intendente.

García, Patricio, senador bonaerense, tiene una virtud poco conocida entre las multitudes: es el tesorero del PJ bonaerense, butaca que le permitió estar cerca de Kirchner desde las giras de 2003, cuando Duhalde alimentaba al patagónico contra Carlos Menem.

Como los hermanos de Ameghino, días atrás pasaron por la Casa Rosada -y se llevaron su cheque- Marcelo Carignani, jefe comunal de San Nicolás -alineado con José María Díaz Bancalari- y, en marzo, Julián Domínguez, ex jefe de la campaña «Queremos a Chiche».

En esos casos, Bancalari y Aníbal F. actuaron de « abrepuertas» pero no pueden, todavía, garantizar que sus amigos amnistiados serán en el futuro excluidos por Kirchner del «Club de los Retirados», racimo de dirigentes que el gobierno supone en debacle.

Se trata de lo siguiente: Kirchner, según quienes participaron de las negociaciones con el duhaldismo residual que se «kirchnerizó», acordó con un puñado de dirigentes que los amnistiaba, pero a condición de que se corran, sin sangre, del ring político.

  • Salida ordenada

    Los casos emblemáticos son, con particularidades, Carlos Ruckauf y Alfredo Atanasof: ninguno, salvo un terremoto, volverán a ser candidatos en 2007 ni a ocupar, mientras mande Kirchner, cargos relevantes. No serán perseguidos; ni tampoco perseguidores.

    La lista se amplía con intendentes:-Oscar Zilocchi, de San Miguel, y Jesús Cariglino, de Malvinas Argentinas, figuran entre los alcaldes que habrían acordado con el gobierno una «salida ordenada» de sus intendencias. En octubre, ambos apoyaron la lista de Chiche Duhalde.

    Zilocchi fue, hasta hace meses, aliado incondicional de Aldo Rico, vínculo que se remonta más allá de las rebeliones carapintadas. Tiene, además, convocatorias pendientes en la Justicia: lo mismo ocurre con Cariglino, a quien Hugo Curto no puede o no quiere hacer entrar en la Casa Rosada.

    En el «Club de los Retirados» figuran, además, Baldomero Cacho Alvarez de Avellaneda y Jorge Rossi de Lomas de Zamora. También, en octubre, se alinearon con Duhalde contra Kirchner y éste los absolvió en febrero. Alvarez es, además, número tres del PJ bonaerense.

    El intendente de Avellaneda anticipó, en privado, que no buscará su reelección mientras Rossi negoció que el kirchnerismo no desate una tempestad sobre su gestión a cambio de, en 2007, dejar la intendencia silbando bajo y con las manos en los bolsillos.

    Esa es, en rigor, la pauta que se repite: la Casa Rosada apacigua a los inquietos kirchneristas en los municipios. Cuando eso no ocurre, hay problemas, como hubo ayer en Malvinas Argentinas. Estertores, quizá, de la resistencia a un retiro a plazo fijo.
  • Dejá tu comentario

    Te puede interesar