Gran Hermano nominó a sus ministros: Kirchner planea oxigenar el gabinete
-
Milei condecoró al economista español Huerta de Soto con la Orden de Mayo
-
Adorni activa campaña en la Ciudad con cena, debate y caminata junto a Milei

Parece un juego entretenido este acróstico de fechas y personajes (hay que estar advertido de que los cambios se pueden modificar), pero lo es mucho más el análisis que algunos afines e íntimos del Presidente realizan sobre el balance del último año de Kirchner. Por ejemplo, ya se reconoce el desatino y la improvisación para manejar la cuestión sindical, a partir -telegráficamente- de que se empezó con un tope salarial de 12%, se pasó a 14%, luego se cerró en 16,5% y casi todos los gremios firmaron por mucho más de 20%. Un horror de fondo como de forma resultó el papelón del primer kirchnerista sindical, Omar «el Caballo» Suárez, quien no sólo paró y destrozó parte del casino del querido Cristóbal López, sino que además avergonzó a la propia Cristina -quien pidió que lo retiren- en un cóctel en Ginebra por la voz comatosa, el aliento de alcohólico de final de fiesta y expresiones tan vulgares como sus movimientos. Por este cuadro, el que paga es Tomada: la responsabilidad, sin embargo, se sabe que no es suya, ya que a Hugo Moyano a él nunca se le ocurrió sentarlo a la mesa.
Como si alguien tuviera secretos para manejar a los medios periodísticos -cuestión cara a las preocupaciones presidenciales-, se admite como error no haber sabido conducir relaciones y, sobre todo, lograr que el gobierno no fuera tan criticado como el mismo mandatario cree. En este rubro, el jefe de Gabinete purga condena, al menos para el resto del equipo. Otra área cuestionada como nociva para el gobierno ha sido el búnker estratégico donde se diseñó la política partidaria de la Capital Federal, sede del fracaso kirchnerista con Rafael Bielsa y ahora con Filmus. Sobre la responsabilidad oficial de ese distrito nadie duda y, además, todos los balazos apuntan al mismo blanco.
Su adversario en el equipo, De Vido, sin embargo padece objeciones aun de quienes están encariñados con él: léase Carlos Zannini. Pero el abismo energético, la posibilidad de un colapso general -cada vez más cercano según algunos especialistas-, lo acosan al ministro. Más la posibilidad de que el país no soporte la tasa de crecimiento de 8% sólo por falta de infraestructura. No todas éstas deben ser calamidades de De Vido (¿acaso él estaba en contra de ajustar las tarifas?), siempre hubo un responsable mayor, pero nadie se atreve a derivar acusaciones. Más cuando al funcionario le atribuyen cierta falta de realismo con segundos como Guillermo Moreno o imprevisión en transporte o proyectos anunciados sin financiación como algún tren de alta velocidad.
En Economía ya se trabaja como mandato cumplido y la ministra Miceli retoza con la tranquilidad de quien ya recibió el telegrama colacionado de despido. Por otra parte, aunque sigilosamente contribuye a desarmar el acuerdo de precios -realidad que se advierte en la tasa de inflación que no reconoce el INDEC-, propende a una flexibilización, esa dura tarea le será confiada a quien ofrece un perfil menos estatizante, como Martín Redrado.
Ahora faltan las llamadas del público y decidir la fecha de la salida. Gran Hermano sólo determinará si antes o después de las elecciones produce los cambios. Lo más probable es que se vayan todos juntos.
Dejá tu comentario