18 de diciembre 2019 - 00:00

Expectativa y brindis por fin de la grieta entre Gobierno y los jueces

Discurso contemporizador de Losardo con buena recepción. Especulaciones por plan de reforma: fusión de fueros y Comodoro Py "a su suerte". Rafecas, evaluado como buen candidato. Apuran último plenario de Consejo.

Encuentro. El presidente Alberto Fernández se reunió ayer con el juez federal Daniel Rafecas, confirmado como candidato a la Procuración General luego del anuncio de la ministra de Justicia Marcela Losardo.  

Encuentro. El presidente Alberto Fernández se reunió ayer con el juez federal Daniel Rafecas, confirmado como candidato a la Procuración General luego del anuncio de la ministra de Justicia Marcela Losardo.  

La tradicional cena anual de la Asociación de Magistrados fue un buen termómetro para medir el nivel de expectativas en el tipo de relación que una parte relevante del Poder Judicial se plantea y proyecta respecto a la flamante administración de Alberto Fernández. La fuerte presencia oficial en la comida de camaradería despertó el interés de jueces, fiscales y funcionarios judiciales que atiborraron las mesas del Alvear Icon en Puerto Madero, con alrededor de 100 cubiertos más que la concurrencia habitual. El principal atractivo era el debut en un acto social de Marcela Losardo, a quien en la Asociación la asimilan a una par más, invitada siempre a pesar de que no se sospechara que iba a terminar siendo la cabeza de la cartera de Justicia.

La “primera mujer” que ocupa ese cargo, como ella misma dijo al pronunciar su discurso, de los más aplaudidos de la noche. A su lado, estaba el N°2, Juan Martín Mena, que despertaba el mismo interés respecto a saludarlo y pasar su contacto. El interrogante para los magistrados era cuánto pesará en ese tándem el origen político de sus designaciones. De la primera, su filiación albertista es indiscutida. Detrás del segundo, ex “Señor 8” de la AFI, ven la mano de Cristina de Kirchner. De todas formas, sus personalidades les garantizan un buen trato personal, algo que era destacado lo mismo que la invitación de Losardo a un despacho a puertas abiertas.

En el camino, la ministra confirmó el envío del pliego de Daniel Rafecas para la Procuración General, algo que había sido adelantado por Ámbito Financiero y que fue leído en clave positiva por una notable variedad de interlocutores que lo estiman un juez honesto y sin máculas. Pero descuentan que el proceso de su aprobación llevará algunos meses. Es por eso que Eduardo Casal –sentado en la mesa principal- prolongará su interinato antes de volver a ser procurador ante la Corte. Eduardo “Wado” de Pedro y sin nombramiento formal pero con un sillón asegurado por el PEN en el Consejo de la Magistratura, Gerónimo Ustarroz eran los más saludados entre la comitiva oficial. Junto a De Pedro se sentó Julio Conte Grand, procurador bonaerense que por ahora convive con Axel Kicillof. La bienvenida la dio el presidente de la Asociación Marcelo Gallo Tagle con el discurso inaugural y ante un salón colmado.

Horas antes de la comida, que incluía salmón de entrada y una costilla de ternera con salsa de mostaza de principal, la Corte en pleno había recibido a Losardo en su primera visita protocolar. No se tocó allí ningún tema espinoso como el anuncio de Alberto Fernández respecto a la reforma judicial que plantea para el fuero federal penal. Entre los asistentes descontaban que la base de ese proyecto será la fusión de Comodoro Py con el fuero penal económico, algo perfectamente factible y cuyo único movimiento –sumado a una implementación en dos años del sistema acusatorio con multiplicación de fiscales y las investigaciones a su cargo- transformaría la fisonomía de Retiro: de 12 juzgados (hoy con dos vacantes seguras que podrían incorporar una más antes de marzo) pasaría a tener 23, con cuatro salas de Cámara y un total de 12 tribunales orales. Agregarían cargos fiscales ya bajo la gestión de otro procurador. Así, no haría falta siquiera incorporar los juzgados federales del conurbano, prorrogando su jurisdicción, algo que ayer era considerado un engendro difícil de implementar. Como tampoco regresar al modelo de la “ley Béliz”, por el nuevo secretario de Asuntos Estratégicos, respecto a cercenar una porción de la Justicia “ordinaria” de Capital Federal para multiplicar juzgados. “Esa Ley no sale”, apuntaban por lo bajo entre las mesas.

“Solo por algunos la Justicia carga una mochila que no les corresponde”, sostuvo Losardo, con un dardo dirigido hacia Comodoro Py y en tono exculpatorio al resto de los funcionarios que integran el Poder Judicial en un mensaje celebrado. La impresión general respecto a la reforma que encarará el Gobierno es que podrá ser resistida por sus destinatarios en el tercer piso del edificio más político de la Justicia. Pero que esa opinión dejó de tener el peso suficiente como para condicionar humores o generalizar un cierre de filas. Es que hasta la reelección de Martín Irurzun –que no estuvo presente- al frente de la Cámara Federal tuvo una lectura interna: más que un respaldo respecto a la dureza con la que le apuntó Cristina, fue evitar propinarle una estocada que lo hubiese mostrado como el principal derrotado del nuevo contexto.

Tanto Carlos Rosenkrantz como Elena Highton de Nolasco hicieron uso de la palabra. El primero en clave institucional respecto al rol de los jueces. La vicepresidenta de la Corte, para reivindicar que la funcionaria “es su polla”. Losardo había recordado a Carmen Argibay en un pasaje de su alocución. “La independencia judicial se mantiene, pero voy a brindar para que haya una confraternidad verdadera entre el Poder Ejecutivo y el Judicial”, disparó Highton en un breve saludo al momento de levantar la copa de espumante. ¿Un llamado al fin de la grieta entre Gobierno y jueces? Hubo voces más audaces que propugnaban que la verdadera solución a un diagnóstico compartido es que el Presidente no acepte renuncias a jueces cuestionados, sino que tengan que recorrer un proceso disciplinario en el Consejo. Antes de fin de año se espera que haya un último plenario donde se definan autoridades. Quedarán sobre la mesa las cartas (y la fuerza) del nuevo bloque oficialista.

Dejá tu comentario

Te puede interesar