Kirchner intentó con Clinton lo que ya había hecho Menem
Todo se recicla en política. El trato que le dispensó en estos días Bill Clinton al matrimonio Kirchner parece casi una sombra de la amistad que en los 90 tejió el demócrata con Carlos Menem. El riojano y Clinton se encontraron en Buenos Aires -en una extensa visita oficial que incluyó Bariloche para descansary también en Washington,-donde le brindó un lujoso agasajo en la Casa Blanca, incluyendo hasta baile con Hillary. El trato llegó a una familiaridad inusual en 2002 cuando Menem viajó a EE.UU. como candidato y Clinton lo recibió en su propia casa, junto a la troupe menemista que lo acompañaba.
Viejos y
nuevos
amigos.
Carlos
Menem, en
su época
de presidente,
disfrutaba
fotografiándose
con
Bill y Hillary
Clinton en
la Casa
Blanca. El
gusto lo
adquirieron
ahora
Néstor
Kirchner y
su esposa
Cristina,
pero en
Nueva York.
Nada cambia. La familiaridad con que Néstor y Cristina Kirchner aparecieron en las últimas horas junto a Bill Clinton no es una novedad para la clase política en la Argentina. De hecho, otros presidentes argentinos consiguieron no sólo la foto que pretendió la actual candidata presidencial, sino hasta una intimidad más verdadera, o por lo menos la que se puede pretender con un presidente o ex presidente de los EE.UU. Lo probó Carlos Menem primero con George Bush (padre), con el que hasta pasó unos días en su casa de fin de semana cuando realizó una visita de campaña en junio de 2002 como candidato presidencial. Fue precisamente en ese mismo viaje que Clinton recibió a Menem, no en el hotel Sheraton, como hizo el miércoles con los Kirchner, sino en su propia residencia.
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Aún no existía la Iniciativa Global Clinton, esa asociación de megamillonarios que produce-su cumbre en estos días, pero el ex presidente norteamericano hasta llegó a dejar de lado una costumbre de ex colegas de su país: cobrar honorarios por la reunión. Casi un mes antes del viaje, Clinton le hizo saber a Menem que como ex mandatario y amigo no le cobraría la visita. Dicen que ahora no hace lo mismo: claro, está en campaña para su esposa.
La intimidad de la casa de los Clinton sirvió no sólo para la reunión con Menem sino para que toda la delegación que lo acompañaba se deleitara sacándose la foto con el estadounidense, como la mendocina Ana María Mosso o Claudio Sebastiani, junto a los asistentes del riojano y otros menemistas a quienes el duhaldismo calificaba en esos días como innombrables. Los empresarios neoyorquinos tampoco son demasiado originales. Como le sucedió esta semana a Cristina de Kirchner, en ese mismo viaje, el Menem candidato habló ante el Consejo de las Américas, pero en su sede de Park Avenue. Fue Henry Kissinger quien se encargó de ese armado, a quien todos recuerdan caminando solo por la vereda del Waldorf Astoria para subir a visitar a Menem en su suite.
De hecho, el estudio de abogados que encabezan Kissinger y Tom Mac Larthy, amigo personal de Clinton al que se le imputaron todo tipo de negocios cuestionados ante la Justicia -una especie de Emir Yoma de Menem-y que fue su enviado personal para América latina en su gobierno, participó también en el enlace para cerrar la entrevista con Clinton. Lo mismo hizo ayer con Kirchner y Cristina.
Las similitudes en el trato a los presidenciables argentinos no terminan allí. No hay candidatoque no haya pasado por alguna universidad en Nueva York a dar alguna conferencia. Cristina lo hizo en la New York University, a Menem le tocó la menos progresista Universidad de los Jesuitas en el Alto Manhattan.
También la Reserva Federal es terreno conocido. Menem ya la había visitado como presidente y lo repitió en esa ocasión, donde fue recibido por el presidente de ese organismo, tal como hará hoy Cristina de Kirchner, donde se encontrará también, no es casualidad, con Kissinger.
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