1 de junio 2007 - 00:00

La UCR porteña-Lista 3 perdió la categoría

Este domingo se despedirá una buena parte de la tradición electoral del país. Por primera vez, los votantes no encontrarán en el cuarto oscuro ninguna lista con el ya mítico número 3 que utilizaron históricamente los radicales, ni con el 2 del peronismo. Dos realidades confluyeron para que ese bipartidismo desapareciera, al menos por ahora, de las urnas: el armado de intrincadas alianzas, donde la UCR y el PJ desaparecieron divididos en cada una de las listas que van a competir; y la falta de vocación de unidad -más correctamente podría denominarse oportunismo electoral- que llevó a esos partidos a disgregarse en mil pedazos.

El escenario puede repetirseen las elecciones de octubre, aunque allí la novedad la puede dar la ausencia de la lista oficial del PJ, ya que el radicalismo no definió aún cómo irán al cuarto oscuro las boletas para elegir senadores y diputados nacionales en cada distrito.

En realidad, además de no llevar la lista 3, el radicalismo como sello partidario no participa de estas elecciones. En origen había sido incluido dentro de uno de los dos conglomerados partidarios que apoyaban a Telerman: Más por Buenos Aires y Buenos Aires por Más.

Esta última estaba integrada por el socialismo, el Frente Progresista por Buenos Aires, Corriente Patria Libre y la Unión Cívica Radical. Pero al acordar el apoyo de la Coalición Cívica, Elisa Carrió exigió que no hubiera tres listas en apoyo a Telerman.

El propio jefe de Gobierno porteño propuso unificar listas, pero no hubo acuerdo. Quedó afuera de la elección entonces la alianza que contenía al radicalismo.

De todas formas, la UCR llevó a su única candidata a legisladora porteña, Marcela Larrosa, en el séptimo lugar de la lista Más por Buenos Aires.

Esa historia casi travestida de la participación de la UCR en la elección porteña resulta vergonzante para la militancia local. Fuera de la dirigencia que armó el acuerdo con Telerman, liderada por Jesús Rodríguez como presidente del Comité Capital, pocos son los punteros barriales que sostendrán el domingo esa candidatura, que de por sí fue cuestionada por responder a una promesa que Enrique Nosiglia le hizo «Beto» Larrosa, padre de Marcela y cuestionado dirigente -por los militantes y la Justicia-del sur porteño.

  • Increíble

    Resulta increíble este camino que tomó la UCR para llegar a las elecciones después de haber liderado la política local por más de 40 años y hasta dominar en casi todos los cargos electivos, tanto en la Legislatura como en el Congreso nacional.

    Ahora, la participación oficial del radicalismo se resume a una lista que finalmente quedó archivada en el Tribunal Superior de Justicia Porteña dentro de una alianza que finalmente no se presentó a la votación.

    En octubre puede haber otro ejemplo de esta disgregación, aunque con efectos mucho menos nefastos para el partido que el casi gracioso armado con que llega a este domingo. En la última elección presidencial, donde en primera vuelta ganó Carlos Menem contra Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner y que luego abandonó, la UCR participó con un fórmula para «salvar el honor de la camiseta», integrada por Leopoldo Moreau y Mario Losada. Obtuvieron sólo 2% de los votos, pero la lista tres participó en los comicios. De acuerdo con cómo negocie ahora Gerardo Morales, presidente de la UCR con Roberto Lavagna, ésa podría haber sido la última vez que el partido participara oficialmente en comicios nacionales.
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