La negativa de Mauricio Macri a debatir con Daniel Filmus no hizo más que ratificar un hábito político que han practicado dirigentes de todos los colores partidarios: cuando puntean en las preferencias rechazan prestarse a un cruce cara a cara.
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«El que gana no debate» es una regla no escrita de los campañólogos. Lo hizo Carlos Menem en 1989 cuando evadió a Eduardo Angeloz; también Fernando de la Rúa en el 99 al sacarle el cuerpo a Eduardo Duhalde; y Cristina Fernández en 2005 a todos sus adversarios, entre ellos Chiche Duhalde.
Ayer, la oficialista agencia «Télam» creyó ocurrente comparar a Macri con Menem y De la Rúa por negarse a debatir. No menciona, claro, a la primera dama que no sólo no quiso debatir cuando fue candidata a senadora en 2005 sino que no acepta prácticamente diálogo con la prensa.
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