La sucesión continua de normas y resoluciones dictadas por el Gobierno a partir de la cuarentena dejó lugar para algunas desprolijidades y una omisión clave: el decreto que habilitó la importación sin pago de aranceles de materiales sanitarios para el combate del coronavirus dejó afuera el barbijo N95, el de uso más frecuente por el personal médico abocado a la primera línea de atención a pacientes contagiados, así como camisolines y batas especiales. La falencia, marcada por asociaciones empresarias y gremiales del rubro al Ejecutivo, debería ser subsanada esta semana con una norma aclaratoria, prometieron funcionarios.
Omiten los N95 en lista sin aranceles
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La omisión data del 2 de abril, fecha de publicación en el Boletín Oficial del decreto 333/2020, firmado el día anterior por Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y los ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. La normativa estableció la fijación de un derecho de importación extrazona de 0 por ciento para un listado de mercaderías destinadas a proteger al personal médico y a equipar a los establecimientos sanitarios. También las eximió del pago de la tasa de estadística.
Esos tributos, explicaron en las empresas de atención médica y de emergencias, representan un sobrecosto de 35% al valor de los productos importados, que además deberían pagar el IVA del 21 por ciento. Otra complicación para la llegada a la Argentina de los barbijos N95 es que el gobierno de Estados Unidos le prohibió a la firma 3M, que los produce, venderlos a otros países para garantizarse una adecuada provisión, por lo que debió requerirse la importación desde China, ampliaron los empresarios. Otros funcionarios, sin embargo, dijeron que el mismo anexo del DNU 333 publicado el 2 de abril incluye la posición arancelaria 6307.90.10, en la que están contempladas las mascarillas N95. Esta semana debería dirimirse la controversia.
Además de ese elemento, el listado de productos eximidos de aranceles y tasas obvió incluir camisolines confeccionados con telas sanitarias y batas de protección para profesionales médicos y de enfermería. Los directivos locales admitieron que varias fábricas argentinas (algunas de ellas recuperadas por sus trabajadores) se pusieron a disposición para proveer de esos elementos pero que incluso con esa alternativa en marcha, el obstáculo central pasa por la falta en la Argentina de telas adecuadas para producir los camisolines con destino sanitario.
La novedad formó parte de las conversaciones constantes entre dueños de clínicas y sanatorios, empresas de urgencias médicas, el sindicato de Sanidad y los funcionarios de Salud y de otras áreas encargadas de cada rubro afectado al combate de la pandemia. En el ministerio que lidera Ginés González García admitieron la omisión y dijeron que desde Economía y Producción les prometieron para esta semana corregirla.
Como informó este diario, la CGT también había puesto el foco en algunas supuestas desinteligencias en la cadena de mandos del Ejecutivo. En su primera reunión virtual de Consejo Directivo, la cúpula de la central citó entre otros ejemplos la demora en la implementación del boleto gratuito en el transporte para personal de salud; la declaración del coronavirus como enfermedad profesional; la agilización de las matrículas habilitantes para médicos recién recibidos, y la implementación de los créditos bancarios a tasa para el pago de salarios por parte de las empresas.
Mariano Martín
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